El Gobierno ruso puso en libertad sin cargos al periodista de investigación Iván Golunov, antes de que este miércoles miles de moscovitas saliesen a la calle para protestar contra su detención. Inicialmente se esperaban unos 25.000 manifestantes en el centro de Moscú, pero ante a liberación de Golunov el martes, la cifra de asistentes fue finalmente muy inferior, según la policía
La Policía rusa detuvo este miércoles a más de 400 personas, entre ellos el líder opositor Alexéi Navalni, en una marcha no autorizada para denunciar casos fabricados para acallar a voces críticas, como el que sufrió el periodista de investigación Iván Golunov, finalmente liberado el martes por falta de pruebas.

La campaña de solidaridad que ciudadanos y compañeros de profesión lanzaron en los últimos días en apoyo de Golunov -conocido por sus reportajes sobre la corrupción entre los altos funcionarios moscovitas- se trasladó este miércoles a las calles de Moscú, donde expresaron su hartazgo unas 1.200 personas, según la policía.

Las autoridades desplegaron un importante dispositivo policial antidisturbios, que detuvo a lo largo de la jornada a más de 400 personas, según el portal informativo OVD, especializado en el seguimiento de las detenciones.
La policía ha reconocido por ahora más de 200 arrestos.
Entre los detenidos figuran varios periodistas, tanto rusos como extranjeros, e incluso algunos menores, según diferentes testigos.

También fue arrestado el líder opositor Alexéi Navalni, quien ha sido acusado de violar las leyes que regulan los eventos públicos y que puede enfrentarse a hasta 30 días de arresto.
Las autoridades «me atribuyen haber organizado la marcha no permitida», escribió en Twitter, donde aseguró que las «detenciones masivas» son resultado del «temor terrible» del Gobierno a la «fantástica y unánime expresión de solidaridad en el caso Golunov».

Golunov, de 36 años, fue detenido en Moscú el 6 de junio, después de que la policía supuestamente hallara drogas en su mochila y su vivienda. Dos días después, un tribunal moscovita decretó arresto domiciliario para el informador, que tras su detención denunció haber recibido una paliza y permaneció 16 horas incomunicado.

Los investigadores no hallaron sin embargo las huellas del periodista en las pruebas recabadas en su vivienda y tampoco se pudo demostrar la presencia de estupefacientes en los análisis de orina y de las uñas realizados a Golunov, quien acusó a los agentes de haberle colocado la droga por sus investigaciones periodísticas.