Los sectores indígenas temen por el retroceso de los espacios conquistados en los años de gestión de Morales.
Desde la zona de El Alto, uno de los bastiones electorales del movimiento que llevó a Evo Morales a la Presidencia, se observan movilizaciones hacia la capital para defender la gestión del líder indígena.
Así lo refleja un cable de la agencia de AFP, que también señala que en las zonas de respaldo al MAS y Morales. existe la preocupación de perder las mejoras logradas con la administración del ahora ex presidente.
Refiere la agencia de noticias que en Desaguadero, ciudad boliviana en la frontera con Perú, las tiendas están cerradas y alrededor de una fogata encendida sobre el asfalto, unos pobladores charlan.
«Estoy preparado para defender a Evo», dice Wilfredo, alterado por el fantasma de la violencia que ya sacude a La Paz, tras la renuncia de Evo Morales.
«No renunció, fue un golpe de Estado. Eso está clarísimo», asegura Wilfredo, de 18 años, un bigote incipiente y que prefiere no dar su verdadero nombre.
Al caer la noche glacial, la ciudad fronteriza ubicada a unos cien kilómetros al oeste de La Paz, está en calma. Pero la renuncia de Morales el domingo no es aceptada. Como «Evo», la mayoría de los habitantes son indígenas Aymara. Esta región del altiplano andino, a unos 3.500 metros de altura, es uno de sus bastiones.
Wilfredo y su grupo de amigos están armados con barrotes de hierro. «Vienen tipos de allá, de La Paz, para destruir todo. Todos los edificios bonitos, las escuelas que nos construyó Evo. Nos vamos a defender», afirma, sin precisar quiénes son estos «tipos».