El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, despidió este jueves en Montevideo al expresidente uruguayo José Mujica con un mensaje cargado de emoción y simbolismo. “Espero que, junto al papa Francisco, el Pepe no deje de mirarnos desde el cielo, para que la humanidad sea mejor”, dijo Lula al culminar su paso por el velatorio realizado en el Palacio Legislativo de Uruguay.
Duelo compartido
Lula aterrizó en Montevideo tras un vuelo de 25 horas desde Pekín, donde participaba en un foro entre la Celac y China. Llegó a las 14:00 hora local al edificio legislativo, donde permaneció por 45 minutos junto a su esposa, Janja da Silva, acompañando a la exvicepresidenta Lucía Topolansky y al actual mandatario uruguayo, Yamandú Orsi.
“Salgo de aquí con mucha tristeza porque en los últimos 15 días tuvimos dos pérdidas irreparables: el papa Francisco, un ser humano profundamente generoso, y ahora el Pepe Mujica lo acompaña”, expresó el jefe de estado brasileño en una breve declaración a la prensa.
Un llamado a la política fraterna
Lula apeló a la figura de ambos líderes para reivindicar un modelo de política basado en la dignidad y la solidaridad. “Espero que los dos, donde estén, sigan velando por nosotros. Que nos bendigan para que la humanidad sea más fraterna, más generosa, y para que la política se haga con respeto, con decencia y con el alma puesta al servicio de los pueblos”, concluyó.
La ceremonia de despedida de Mujica se convirtió en un acto de reconocimiento regional al legado del exmandatario uruguayo, símbolo de la austeridad, el compromiso social y la coherencia política en América Latina.