El expresidente de Brasil, Jair Bolsonaro, podría testificar este martes o el próximo miércoles ante el Supremo Tribunal Federal (STF), tras las investigaciones de la Policía Federal sobre un plan golpista que pretendía subvertir el resultado de las elecciones de 2022. «El lunes, martes y miércoles estaré en directo en el Tribunal Supremo para hablar sobre lo ocurrido durante mi mandato y el 8 de enero [de 2023]», anunció Bolsonaro el pasado viernes.
La confabulación golpista fracasó por falta de apoyo de los mandos militares, pero el político ultraderechista y otros siete implicados podrían enfrentar penas de hasta 43 años de prisión, en caso de determinarse su culpabilidad en los delitos de intento de abolición violenta del estado de derecho y golpe de Estado.
El pasado lunes, comenzaron los interrogatorios de los acusados y el primero fue el teniente coronel Mauro Cid, exayudante de órdenes de Bolsonaro, quien confirmó que su exjefe leyó y editó un acta golpista para impedir la toma de posesión del recién electo presidente Luiz Inácio Lula da Silva en 2023.
Según Cid, el exgobernante observó y editó personalmente el borrador de un decreto que proponía anular las justas comiciales de 2022, y frenar la toma de mando de Lula. Según el militar, Bolsonaro eliminó del documento varias órdenes de detención, y dejó solamente al juez federal, Alexandre de Moraes, del STF, como eventual arrestado.
«Él limpió el documento, quitó las prisiones. Solo usted [De Moraes] quedaría preso», declaró el oficial de alto rango ante el magistrado, quien es ponente del caso en el Supremo. Relató que se realizaron al menos dos o tres reuniones en el Palacio de la Alvorada, residencia oficial de los presidentes en Brasilia, donde se discutieron versiones de la minuta con Bolsonaro presente.
En esas citas participaron el exasesor presidencial Felipe Martins y un jurista no identificado. También Cid describió presiones sobre comandantes de las Fuerzas Armadas para que se sumaran al golpe. «Había presiones para que, si el general [Marco Antonio] Freire Gomes [entonces comandante del Ejército] no tomaba ninguna medida [a favor de una intervención militar contra la investidura de Lula], se asignaría personal militar al mando que pudiera tomar medidas», reveló el teniente coronel ante De Moraes.
Precisó que Bolsonaro presionó al entonces ministro de Defensa, Paulo Sérgio Nogueira, con respecto a un informe sobre la imparcialidad del proceso de votación electrónica. Al ser inquirido por el relator, admitió que el excapitán del Ejército quería un documento duro contra las urnas. «No sé si fue por teléfono o por conversación privada, pero esta presión realmente existió», subrayó.