No se puede acusar a la derecha de fascista «porque el fascismo es un concepto muy particular: es una ideología y una praxis política muy particular», razona el politólogo y analista internacional
Lo que sucedió en Berlín el 8 de mayo de 1945 no fue cualquier cosa: el régimen nazi, que gobernaría por mil años, se veía obligado a aceptar la derrota. Un día antes, en la localidad francesa de Reims, el general Alfred Jodl firmó la rendición simultánea. El 8 de mayo se firmó el el tratado definitivo. Y el 9 de mayo la fecha es festejada por Rusia.
Jesús Mazzei, politólogo y diplomático, recuerda que se firmaron dos rendiciones: el siete y el ocho de mayo. El siete se firmó en Reims, con oficiales norteamericanos y británicos y con la presencia de oficiales franceses. «Rusia tuvo un papel importante, pero no podemos olvidar que en Elba se consiguieron los dos ejércitos aliados, el norteamericano y el ruso, ya en territorio alemán en su ruta hacia Berlín», explica. Los norteamericanos «pudieron haber llegado primero a Berlín, pero Eisenhower no quiso un enfrentamiento con los altos mandos soviéticos de la época».

Sin dejar de reconocer el rol de Rusia, Mazzei plantea una mirada más amplia. «La victoria no es solamente atribuible a Rusia, sino a la gran alianza. Y la guerra no se va a acabar oficialmente sino en agosto de 1945, cuando Japón se rinde después del lanzamiento de las bombas atómicas».
Alemania, la perdedora, «no conmemora el fin de la Segunda Guerra Mundial», refiere el analista.
En estos 80 años, destaca, «se ha establecido un orden que ha traído estabilidad, prosperidad al mundo, reglas multilaterales desde el punto de vista político, la seguridad y la paz. Un orden económico que estuvo primero marcado por una Guerra Fría entre Estados Unidos y la Unión Soviética, con los polos occidental y orienta. Y, por supuesto, la gran noticia, en 1991, del desmembramiento del imperio comunista».
Lo que se puede entender del presente «es que se trata de edificar un mundo multipolar imperfecto, no todavía cuajado, y estamos en ese periodo de transición histórica».
Mazzei evalúa que la izquierda «ha utilizado el concepto de fascismo para tildar a toda la derecha de fascista, y eso es completamente falso. Los regímenes fascistas existieron en Alemania y en Italia. El primer régimen fascista fue en Italia con Benito Mussolini. Cuando gana las elecciones parlamentarias, comienza poco a poco a socavar el régimen parlamentario italiano de la época, con la anuencia de las élites italianas, empresariales, políticas, religiosas, hasta que se concluye en un régimen corporativo con gran influencia».

No se puede acusar a la derecha de fascista «porque el fascismo es un concepto muy particular: es una ideología y una praxis política muy particular», razona. «No emplearía el concepto fascista para los partidos de derecha; son iliberales, pero no fascistas».
Como lo expone, «el fascismo es, también, un régimen anticapitalista destructor de la democracia liberal, autoritario». Es «un Estado totalitario, que trata de copar el funcionamiento de la sociedad» y ejerce «un gran control político, ideológico y social sobre la sociedad». Hoy «no podemos hablar de los partidos de derecha como los partidos fascistas. Desde el estricto punto de vista de la ciencia política es un concepto erróneo y muy manipulable que tratan de utilizar los partidos de izquierda».
Mas dice que el mundo debe tener cuidado porque, ocho décadas después, «el fascismo pudiese denominarse la alternativa para Alemania, está surgiendo con fuerza en Alemania y hoy es la segunda fuerza política en el Parlamento. Hay que tener mucho cuidado».