El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha defendido la reciente imposición de un arancel del 25% a los países que compren petróleo o gas de Venezuela, afirmando que la medida ha tenido un «fuerte impacto» en la economía venezolana y en sus relaciones comerciales internacionales.
Esta acción busca presionar al gobierno de Nicolás Maduro, al que Trump acusa de hostilidad hacia Estados Unidos y de enviar deliberadamente criminales a territorio estadounidense, incluyendo miembros de la banda Tren de Aragua, recientemente designada como organización terrorista.
La medida afecta a países como China, principal comprador del crudo venezolano, así como a España, India y otros que mantienen relaciones comerciales en el sector energético con Venezuela. Estos países enfrentan ahora la disyuntiva de continuar sus importaciones y asumir el arancel o buscar fuentes alternativas de energía.
En respuesta, el gobierno venezolano ha declarado estar preparado para mantener sus operaciones petroleras con empresas extranjeras, a pesar de las sanciones impuestas por Estados Unidos. Delcy Rodríguez, vicepresidenta ejecutiva y ministra de Hidrocarburos, afirmó que las compañías afectadas han sido notificadas y que Venezuela no reconoce la jurisdicción extraterritorial de otros gobiernos.
Analistas señalan que esta medida podría reconfigurar el mercado energético internacional y aumentar las tensiones diplomáticas entre Estados Unidos y los países afectados. La efectividad y las consecuencias a largo plazo de este arancel en la economía venezolana y en la política internacional aún están por verse.