El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, declaró el pasado martes que Rusia busca ganar tiempo para proseguir la guerra en Ucrania, tras la llamada telefónica de dos horas entre el presidente ruso, Vladímir Putin, y su homólogo estadounidense, Donald Trump.
Zelenski afirmó que, pese a las conversaciones, Moscú no aceptó un cese total e incondicional del fuego, sino que insistió en negociar un “memorando para un posible tratado de paz futuro” que, a su juicio, carece de plazos y condiciones claras. Según el mandatario ucraniano, esas propuestas “imposibles” incluyen la retirada de las tropas ucranianas de territorios que Rusia nunca ha controlado por completo.
El dirigente ucraniano destacó en un mensaje en X (antes Twitter) que está coordinando con sus socios internacionales nuevas sanciones destinadas a forzar un cambio de postura en Moscú. Subrayó que Kiev está listo para participar en cualquier formato de negociación eficaz, pero advirtió que, de persistir las exigencias irrealizables de Rusia, deberán imponerse “consecuencias más duras”.
La intervención de Zelenski coincidió con el anuncio, el mismo 20 de mayo, de un nuevo paquete de sanciones de la Unión Europea y del Reino Unido, que incluyen medidas contra buques del “mercado fantasma”, entidades que facilitan eludir gravámenes y actores vinculados al sector militar de Rusia, así como operativos de desinformación y jueces implicados en casos contra la oposición rusa.
Por su parte, el presidente Trump aseguró en su plataforma Truth Social que no contempla nuevas sanciones contra Rusia para no entorpecer los esfuerzos de paz, lo que desató las críticas de varios aliados europeos que exigían una estrategia conjunta más contundente.