La oposición a su nombramiento se extendía entre buena parte de los republicanos
Matt Gaetz ha anunciado este jueves que retira su nombre como candidato del presidente electo Donald Trump para fiscal general de Estados Unidos. “Aunque el impulso era fuerte, está claro que mi confirmación se estaba convirtiendo injustamente en una distracción para el trabajo crítico de la Transición Trump/Vance”, ha indicado el excongresista republicano por Florida a través de la red social X. La candidatura de Gaetz se ha visto erosionada por sus escándalos sexuales con menores y las acusaciones de consumo ilegal de drogas, entre otras. Este mismo jueves habían trascendido alegaciones contra él de que tuvo relaciones sexuales en una segunda ocasión con una menor.
Varios nombramientos de Trump han sido una especie de órdago al sistema, pero ninguno era tan polémico como el de Gaetz, en el que se combinaba la falta de preparación técnica y de experiencia profesional adecuada con una catadura moral impropia del cargo. Suponía pasar de estar investigado por el Departamento de Justicia a dirigirlo. Su nombre suscitaba un fuerte rechazo, incluso entre los republicanos. El propio presidente electo y el que será su vicepresidente, J. D. Vance, han estado intentando convencer a los senadores para que lo apoyasen, pero las posibilidades de fracaso en el necesario voto de confirmación en el Senado eran muy altas.
Gaetz es uno de los personajes más odiados, por parte de los congresistas republicanos. Su animadversión contra él aumentó cuando presentó la moción de censura que supuso la destitución de Kevin McCarthy como presidente de la Cámara de Representantes. “No hay tiempo que perder en una refriega innecesariamente prolongada en Washington, por lo tanto, retiraré mi nombre de la consideración para servir como fiscal general”, ha explicado el candidato. Evita pasar así por el trago de tener que dar humillantes explicaciones públicas sobre su conducta al ser examinado por el Senado.
Trump ha agradecido a Gaetz su retirada. “Aprecio enormemente los recientes esfuerzos de Matt Gaetz por conseguir la aprobación para ser fiscal general. Lo estaba haciendo muy bien, pero, al mismo tiempo, no quería ser una distracción para la Administración, por la que tiene mucho respeto. Matt tiene un futuro maravilloso, ¡y estoy deseando ver todas las grandes cosas que hará!”, ha tuiteado el presidente electo en Truth Social.
Para el presidente electo, la dimisión de Gaetz supone cierto fracaso. Trump comprueba que ni siquiera en su propio grupo están dispuestos a comulgar con todas las ruedas de molino en su segundo mandato, aunque su influencia sobre el Partido Republicano sea muy alta. El rechazo ha sido tan amplio que ni siquiera la opción de aprovechar un receso para nombrarle parecía aceptable para los congresistas. El nombramiento de Gaetz, por otra parte, ha distraído algo la atención de otros también muy cuestionables.
Entre ellos está el de Tulsi Gabbard como jefa de los servicios de inteligencia, pese a que ha mostrado simpatía por Rusia, Siria, Irán y China. La exembajadora de Estados Unidos en la ONU, Nikki Haley, ha arremetido contra esa propuesta. También son polémicos el del presentador de televisión Pete Hegseth para secretario de Defensa o el del antivacunas Robert F. Kennedy como secretario de Salud. Aparte de la discutible idoneidad de ambos para el cargo, Hegseth ha sido acusado de agresión sexual, que él niega, mientras que Kennedy fue acusado de abusar de una niñera de la familia, cosa que él dice que no recuerda haber hecho.
Trump tiene que designar ahora un nuevo candidato a fiscal general. Para número dos del Departamento de Justicia había propuesto inicialmente a su propio abogado personal, Todd Blanche, otra designación cargada de polémica. Blanche figura ahora en las quinielas para fiscal general. Quien ocupe ese puesto tendrá como misión liberar a Trump de sus imputaciones en los casos federales en los que está investigado. También tendrá que tramitar las medidas de gracia al millar de procesados y condenados por el asalto al Capitolio.
Caído por los escándalos
Gaetz dimitió de su escaño en la Cámara de Representantes en cuanto Trump propuso su nombre para ser fiscal general. Era una maniobra para que la Comisión de Ética de la Cámara baja no divulgase un informe con los hallazgos de una investigación sobre él. Este miércoles, ese comité se reunió, pero sin llegar a un acuerdo para publicar el informe por la oposición de los republicanos.
En esa investigación figura, según ha trascendido, la declaración de una mujer que asegura que mantuvo relaciones sexuales con el diputado a cambio de dinero cuando tenía 17 años y la de otra mujer que ha jurado que presenció el encuentro. También aparece el rastro de los pagos por sexo realizados por el entonces congresista.
La mujer que asegura que tuvo relaciones sexuales cuando era menor de edad con el entonces representante Matt Gaetz dijo al Comité de Ética de la Cámara que tuvo dos encuentros sexuales con él en una fiesta en 2017, según han señalado a la CNN fuentes familiarizadas con su testimonio. La mujer, que tenía 17 años en ese momento, testificó que el segundo encuentro sexual, del que no se había informado previamente, incluyó a otra mujer adulta. La mujer también testificó sobre ambos encuentros sexuales en una deposición civil como parte de una demanda relacionada.
Gaetz ha sido reelegido congresista en las elecciones del 5 de noviembre. Está por ver si toma posesión de su escaño en enero, cuando comience la nueva legislatura y si, en ese caso, se difunde la investigación sobre su conducta, también en lo relacionado con consumo de drogas y posible desvío de fondos. En principio, cuando presentó su dimisión, aseguró que no pretendía jurar el cargo de representante en el nuevo Congreso, pero entonces aún contaba con ser fiscal general.
Trump ganó las elecciones presidenciales del 5 de noviembre con una amplia mayoría de 312 a 226 compromisarios en el Colegio Electoral, el sistema indirecto de elección, pero con la menor diferencia en el voto popular frente a la candidatura rival desde las elecciones de 2000. Sacó una ventaja de unos 2,5 millones de votos, menos de dos puntos, a Kamala Harris. En cuanto al Congreso, los republicanos tendrán en la nueva legislatura 53 de los 100 senadores. En la Cámara de Representantes, más de dos semanas después de la fecha de la votación, está pendiente de completarse el escrutinio de tres distritos. Los republicanos se han adjudicado 219 de los 435 escaños, mientras que los demócratas suman 213. La mayoría es estrecha y si varios de los congresistas republicanos dejan sus cargos por los nombramientos de Trump, el margen se reducirá aún más.