«No puedo pensar en otro momento en la memoria reciente en el que hayamos visto este tipo de ataque a la libertad de expresión y prensa», dijo a EFE Craig Aaron, codirector ejecutivo de Free Press
En sus primeras seis semanas en la Casa Blanca, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha delineado una estrategia para controlar lo que publican los medios sobre él mediante listas negras, demandas, investigaciones gubernamentales y el apoyo de los multimillonarios dueños de periódicos y redes sociales.
«No puedo pensar en otro momento en la memoria reciente en el que hayamos visto este tipo de ataque a la libertad de expresión y prensa», dijo a EFE Craig Aaron, codirector ejecutivo de Free Press, una organización sin fines de lucro que examina la libertad de prensa.
De acuerdo con el experto, la Primera Enmienda de la Constitución de los Estados Unidos -que protege la libertad de expresión y prensa- está diseñada para proteger a las personas de las intrusiones del gobierno, pero «esta administración la está utilizando como arma para perseguir las coberturas que no les gustan».
Demandas a título personal e investigaciones gubernamentales
Trump, que en su primer mandato (2017-2021) popularizó el término de ‘fake news’ (noticias falsas) para desacreditar las informaciones que no le convenían, ha ampliado ahora su abanico de medidas contra lo que él considera una cobertura incompetente y de izquierdas.
Y como hace ocho años, la Casa Blanca justifica esa campaña con el argumento de que hay que dar cabida a nuevas voces y medios, en su gran mayoría afines a Trump.
El magnate republicano ha presentado a título personal muchas demandas contra empresas de medios de comunicación y redes sociales, que en varios casos han conseguido frenar esos procesos a golpe de talonario.
Así, la cadena ABC pagó 15 millones de dólares a Trump como parte del acuerdo para contener una demanda por difamación; Meta acordó pagarle 25 millones para archivar otra demanda de 2021 por las suspensiones de sus cuentas en Facebook e Instagram tras el asalto al Capitolio, y X (antes Twitter) aceptó pagar unos 10 millones en un caso similar.
Ahora todos los ojos están puestos en Paramount Global, el propietario de CBS News, después de que Trump pusiese una demanda por 10.000 millones de dólares por la «edición selectiva» en el programa ’60 Minutes’ de una entrevista con la candidata demócrata a la Casa Blanca, Kamala Harris, durante la campaña electoral del año pasado.
La Comisión Federal de Comunicaciones (FCC), dirigida por Brendan Carr -quien ha sido designado por Trump- también está investigando dicha entrevista, pero la cadena CBS ha negado cualquier negligencia en la edición de esa entrevista.
El factor que complica la situación es que Paramount necesita la aprobación de la FCC para fusionarse con Skydance Media.
«Aquí es donde vemos el verdadero abuso de poder, (de) un actor gubernamental que lo usa para perseguir a una empresa que el presidente tiene en la mira», anotó Aaron.
Las listas negras
En la última campaña electoral, Trump dio la espalda a los medios tradicionales que no le eran afines y se decantó por dar entrevistas en pódcasts -como el exitoso programa de Joe Rogan- o hacer vídeos con ‘influencers’ paras las redes.
Una vez en el poder, Trump prohibió a la agencia AP entrar al Despacho Oval y al avión presidencial, Air Force One, por usar el término ‘Golfo de México’ en lugar de ‘Golfo de América’ después de que él decretara el cambio del nombre.
La Casa Blanca anunció esta semana que se han establecido nuevas reglas para los medios y ahora será el propio Gobierno el que decidirá qué periodistas pueden hacer preguntas a Trump en los actos oficiales, una tarea que hasta ahora correspondía exclusivamente a la Asociación de Corresponsales de la Casa Blanca (WHCA).
«Esta medida no devuelve el poder a la gente, se lo da a la Casa Blanca», lamentó Jacqui Heinrich, que cubre a Trump para la cadena conservadora Fox News, en un mensaje en la red social X.
El poder de los multimillonarios
La intervención de millonarios que han mostrado su apoyo a Trump también preocupa a las organizaciones encargadas de velar por la libertad de prensa.
«Elon Musk, aliado de Trump, desmanteló las escasas garantías de confianza y seguridad existentes cuando tomó control de Twitter (ahora X) y prohibió arbitrariamente el acceso a la plataforma a periodistas que lo criticaban», anota en un comunicado Reporteros sin Fronteras.
Por su parte, Aaron, el experto que habló con EFE, critica la intervención de Jeff Bezos, ahora aliado de Trump, en el Washington Post, el periódico del que es propietario desde 2013.
El fundador de Amazon acaba de imponer la aparición en el diario de artículos de opinión «favorables a las libertades personales y al libre mercado» y decretar que las opiniones de otras corrientes políticas deberán publicarse en «otros medios», lo que ha provocado la dimisión del editor de esa sección, David Shipley.