El Gobierno de Corea del Sur propuso compensar a granjeros y trabajadores de la industria de la carne canina por cada perro que tienen enjaulado, si optan por cerrar el negocio y no matar a los animales. El Ministerio de Agricultura anunció que las recompensas oscilarán entre 225.000 wones (170 dólares) a 600.000 wones (450 dólares) por perro.
Sin embargo, la asociación de granjeros surcoreanos están en desacuerdo con la resolución gubernamental, pues considera que las sumas ofrecidas son demasiado bajas. Previamente, insistían en compensaciones de 2 millones de wones (1.505 dólares) por perro.
Esta práctica será ilegal a partir de 2027 en Corea del Sur, después que en enero se aprobará en el Parlamento el respectivo proyecto de ley, que prohíbe la matanza y crianza de los perros, así como la posterior venta de su carne, con castigos entre dos y tres años de cárcel. Sin embargo, las autoridades surcoreanas intentan acelerar el cierre de esos negocios mientras dura el período de gracia antes de que la legislación entre en vigor.
Los representantes de la industria afirman que la futura prohibición del lucrativo negocio viola su derecho a elegir su oficio y tendrá consecuencias económicas. La asociación de granjeros, que esta misma semana solicitó extender el período de gracia y aumentar las recompensas, prometió que seguirán luchando incluso si acaban entre rejas.
El plan de recompensas propuesto por el Gobierno tampoco ha sido del agrado de los defensores de los derechos de los animales. Sangkyung Lee, de la sede surcoreana de Humane Society International, puntualizó que, si bien el anuncio es «un hito importante en esta prohibición histórica», que «permitirá llevarla a cabo y poner fin a la era de la carne de perro» en el país, los pagos por cada animal pueden «fomentar la crianza para obtener más dinero del esquema«, de tal forma que más cachorros nacerían «en sufrimiento», de acuerdo con la agencia AP.






