El Ministerio de Comercio chino informó el pasado viernes que está “evaluando” la oferta de Estados Unidos para celebrar conversaciones sobre los aranceles impuestos por la administración Trump, al tiempo que advirtió de que “usar las negociaciones como pretexto para la coerción y la extorsión no funcionará”.
En un comunicado, destacó que “EEUU ha tomado la iniciativa en varias ocasiones para transmitir información a China, esperando dialogar”, y que Pekín está estudiando esa solicitud. Sin embargo, subrayó que no aceptará “acuerdos desfavorables” bajo presión.
El secretario del Tesoro de EEUU, Scott Bessent, declaró el jueves que «confía en que China querrá cerrar un acuerdo» y que el proceso incluirá primero una desescalada de tensiones, seguida de negociaciones sobre un pacto comercial más amplio.
El presidente Trump anunció el mes pasado aranceles globales que alcanzaron el 145 % sobre las importaciones chinas, mientras Pekín respondió con gravámenes del 125 % sobre productos estadounidenses, aunque recientemente eximió del arancel a un conjunto de bienes de origen norteamericano.
Estos intercambios tienen lugar en un contexto de creciente fricción comercial y debates sobre el orden económico internacional. En una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU el 23 de abril, el embajador chino Fu Cong acusó a Washington de “subvertir el sistema económico y comercial existente” mediante aranceles y prácticas unilaterales.
La portavoz del Departamento de Estado estadounidense calificó aquel encuentro de “pérdida de tiempo” y sostuvo que China utiliza el multilateralismo para respaldar sus propios intereses económicos y de seguridad.