El gobierno chino instó formalmente a sus principales farmacéuticas a estudiar vías para reducir la dependencia del país en medicamentos importados, en particular aquellos provenientes de Estados Unidos y otras potencias occidentales, reseñaron agencias internacionales.
Las directrices fueron emitida por el Ministerio de Industria y Tecnología de la Información, en conjunto con la Administración Nacional de Productos Médicos, como parte de un plan integral para garantizar la seguridad sanitaria nacional.
Según medios estatales, las autoridades chinas pidieron a las empresas del sector farmacéutico que aceleren la investigación y el desarrollo (I+D) de alternativas nacionales a medicamentos críticos que actualmente se importan, incluidos tratamientos oncológicos, vacunas de última generación, medicamentos cardiovasculares y ciertos antibióticos especializados.
El movimiento se enmarca en la creciente tensión geopolítica entre China y Estados Unidos, así como en los esfuerzos del gobierno de Xi Jinping por fortalecer la resiliencia interna ante posibles sanciones o interrupciones en la cadena global de suministros.
“Debemos estar preparados para escenarios extremos y garantizar que nuestra población no dependa de recursos externos para acceder a medicamentos esenciales”, declaró un portavoz del Ministerio de Salud citado por la agencia Xinhua.
Las autoridades también señalaron que se priorizará la colaboración entre laboratorios estatales, universidades y empresas privadas para fomentar la innovación farmacéutica nacional, además de ofrecer incentivos fiscales y acceso preferencial al mercado para quienes desarrollen sustitutos efectivos a los productos importados.
Expertos internacionales advierten que este tipo de medidas podrían tener implicaciones comerciales y regulatorias a nivel global, especialmente si se traducen en nuevas barreras para la entrada de medicamentos extranjeros en el mercado chino, el segundo más grande del mundo.
Estados Unidos, por su parte, aún no ha emitido una respuesta oficial a la decisión china, aunque analistas coinciden en que este es un nuevo capítulo de la rivalidad tecnológica y económica que ambas potencias mantienen desde hace varios años.
Para los expertos, China, que ha hecho de la autosuficiencia tecnológica un eje clave de su política nacional, parece ahora decidida a replicar esa estrategia en el ámbito de la salud. Con esta decisión, el país da un paso más hacia una economía menos expuesta a presiones externas, aunque el camino para sustituir completamente los medicamentos importados podría tomar años y requerir una fuerte inversión en capacidades científicas e industriales.