La dimisión del primer ministro civil, Abdalla Hamdok, es el último episodio de la pugna entre quienes se levantaron en diciembre de 2018 y un ejército que no quiere renunciar al poder.
Sudán pidió hoy, en una reunión extraordinaria de la Liga Árabe para abordar la situación en el país africano, inmerso en un conflicto entre el Ejército y el grupo paramilitar Fuerzas de Apoyo Rápido, que no haya «interferencia internacional» y que «se deje el asunto a los sudaneses».
«Recomendamos que se deje el asunto a los sudaneses para que completen el arreglo entre ellos, lejos de la interferencia internacional», dijo el representante permanente de Sudán en la Liga Árabe, Al Sadiq Omar Abdalá, durante una reunión extraordinaria del organismo panárabe convocada de urgencia por Egipto y Arabia Saudí.
El también embajador apuntó que «lo que está sucediendo en Sudán es un asunto interno», y por ello pidió al resto de países árabes que hagan llamamientos a la desescalada para «ayudar a calmar la situación en el país», azotado por combates que han dejado más de 50 muertos y 600 heridos hasta el momento.
Abdalá insistió en que el conflicto fue iniciado ayer por las FAR al lanzar un ataque «contra la residencia del presidente del Consejo Soberano», el líder militar Abdelfatah al Burhan, en la comandancia general del Ejército, donde se tenía que llevar a cabo una reunión para aliviar la tensión antes de que las partes tomaran las armas.
Asimismo, indicó que el Consejo Soberano «disolvió las FAR y las declaró una fuerza rebelde que debe ser tratada como tal».
Los combates entre el Ejército y los paramilitares continuaron este domingo por segundo día consecutivo en Jartum y se han extendido en varias zonas del norte y el oeste del país.