Los militares acordonaron las carreteras alrededor de la capital con tropas armadas, camiones y vehículos blindados de transporte mientras los helicópteros militares sobrevolaban la ciudad
El ejército de Birmania dio un golpe de Estado este lunes, 1 de febrero, y detuvo a la jefa del gobierno civil, Aung San Suu Kyi, quien pidió «no aceptarlo», y proclamó el estado de emergencia por un año.
El golpe, sin violencia, es necesario para preservar la «estabilidad», afirmaron los militares, quienes prometieron, en un comunicado en Facebook, celebrar elecciones «libres y justas», al término del estado de emergencia.
Los militares acusan a la comisión electoral de no haber subsanado las «enormes irregularidades» que se produjeron, según ellos, durante las elecciones legislativas de noviembre, que ganó por amplia mayoría el partido de Aung San Suu Kyi, la Liga Nacional para la Democracia, en el poder desde el 2015.
Aung San Suu Kyi así como el presidente de la República, Win Myint, y otros responsables del partido fueron detenidos en Naypyidaw, la capital, dijo Myo Nyunt, portavoz de la formación.
El ejército declaró, a través de su propio canal de televisión, el estado de emergencia durante un año y anunció que el exgeneral Myint Swe sería el presidente en funciones durante el próximo año.
Los militares justificaron el golpe alegando «enormes irregularidades» en los comicios de noviembre, que la comisión electoral no había resuelto.
Más tarde, el ejército se comprometió a celebrar nuevas elecciones tras el estado de excepción, que debe durar un año.
Por su parte, y antes de su detención, Aung San Suu Kyi, instó en un mensaje a la población a «no aceptar el golpe de Estado», según una carta publicada en Facebook por su partido.
Los militares actuaron rápidamente para reprimir la disidencia, restringiendo las comunicaciones por internet y por teléfono móvil en todo el país.






