No hay condiciones para las clases presenciales, sostiene el presidente de la Asociación de Profesores de la USB
La vida de los profesores universitarios venezolanos se ha precarizado tanto que no pueden dar una entrevista por zoom porque se va la luz de su casa; no pueden comer en la calle porque a duras penas se alimentan en su hogar y no pueden impartir clases porque el sueldo no les alcanza para pagar el pasaje. William Anseume, presidente de la Asociación de Profesores de la Universidad Simón Bolívar (Apusb), no es la excepción. Sin embargo, nadie que converse a Anseume pensaría que es un hombre derrotado. Al contrario.
«A los universitarios no han podido doblegarnos», afirma en conversación con contrapunto.com. Durante entrevista, realizada antes de que se conocieran las tablas salariales para el sector universitario, Anseume reitera su denuncia cardinal: hay un plan para acabar con las universidades tal como se conocen.
«A los profesores universitarios les cambió toda la vida», señala. «Antes teníamos una vida y ahora no la tenemos». Lo que sucede era impensable hace 20 años. «Desaparecieron todas las alternativas de protección social para los universitarios y nos cambió la vida», e incluso, «un profesor universitario no tiene el valor que tenía ante la sociedad». Está afectado el profesor y su familia, pero también la institución, porque no hay cómo investigar, no hay acceso a la tecnología, enumera.
-¿Qué cambió entre el antes, que no era bueno, y el ahora?
-Hay una búsqueda ideológica de la toma de las universidades que se está terminando de concretar y en la que se ha venido avanzando. Es la lesión mayor a la institucionalidad universitaria, tiene que ver con el choque contra la autonomía, el giro que se da al concepto de autonomía, la vulneración de ese concepto y la necesidad, al parecer imperiosa, del régimen de Nicolás Maduro, de penetrar la universidad ideológicamente y hacer un cambio no solo en la universidad, sino en la educación. Hay una intención económica general de la nación que se ha enfocado en doblegar al ciudadano en función del régimen para controlarlo y manipular. Las bolsas CLAP: comes porque te lo permiten, existes porque te permito que existas; es una situación lamentable, despreciable. Es una intención macabra contar la ciudadanía en general y que ha afectado a las universidades.
¿Se ha diseñado la destrucción de las universidades? «No tengo duda. Eso está pensado, está elaborado hace mucho tiempo», sostiene. «Hay un ataque sistemático y muy elaborado, no sé si dentro o fuera de Venezuela, porque no tengo las pruebas, pero seguramente tiene asesoría internacional; puedo señalar a Cuba por la penetración ideológica de la educación en Venezuela. No ha contado con el avance previsto hace 15 años, porque ha habido una resistencia enorme en las instituciones. Es más fácil penetrar en un colegio, que en una universidad, donde el pensamiento crítico es mucho más fuerte que en una escuela o un liceo.
-¿Cómo encaja el bajo salario en el plan?
-Lo hemos estado viendo estos años. Vemos que hay un plan de dominación general, de dominación del ciudadano venezolano a través de la alimentación, de la salud, para hacerte ver que sin el manejo del gobierno no puedes comer ni atender tu salud. Es muy paternalista esa visión, llevada al máximo: existes porque te permito que existas. Esa visión ha sido trasladada a la universidad para miserabilizar a los universitarios, para lograr el control ideológico, la prosternación ideológica del universitario, que no han podido conseguir. Y no importa destruir la industria, la empresa privada, el aparato productivo, porque interesa lograr la dominación. Una dominación no inmediata, sino perpetua: permanecer en el poder indefinidamente logrando doblegar al ciudadano. Unos han tomado la reacción de irse del país, otros lo han enfrentado, y otros han cedido a esos intereses.
-¿Han encontrado resistencia?
-La resistencia de las universidades está en las clases. Con estos planes no han podido llegar a la libertad académica absoluta, que es la del profesor con su alumno. No han podido doblegar la libertad de cátedra; allí está el núcleo de esa resistencia: soy yo con mi alumno, y a eso no han podido llegar, como sí han podido llegar en el colegio. En los colegios sí esta la penetración ideológica, pero en las universidades no lo han podido hacer, no en gran magnitud. Sabemos que hay profesores afectos al régimen, y como se trata de una universidad es lógico que así sea, pero no han podido con el universo de las universidades. También hay una resistencia más allá de la libertad de cátedra y la bidireccionalidad estudiante-profesor. No han podido doblegarnos, es parte de la resistencia y del malestar de quienes manejan el poder. De allí que hayan evitado las elecciones universitarias; para ellos es importante el control, y piensan que dejando morir a las autoridades sin cambio, dejando permanecer en el poder a las autoridades, podrían tener un control ideológico de las mismas. La resistencia está allí. Hay autoridades que no han renunciado, que no han cedido al poder.
-¿Cuál es la fase final de ese plan en las universidades?
-La fase final viene a través de instrumento jurídico, que han usado y que implica una amenaza. Es una amenaza al sector, han logrado alcanzar algunos objetivos poniendo presos a los profesores, como el caso de un profesor de la Universidad de Carabobo, la amenaza al Consejo Universitario de la UCV. El manejo tiene que ver con el brazo jurídico del régimen. El TSJ ha buscado amedrentar a los universitarios, pero no nos hemos dejado. Estas órdenes que emanan del TSJ, que son emitidas por el régimen a través de su brazo ejecutor jurídico, no han logrado doblegar a los universitarios porque no se han cumplido. Hay sentencias que obligaban a hacer elecciones como ellos pautaban, buscando doblegar la autonomía universitaria. Buscaban impedir la renovación de las comisiones electorales. La resistencia ha sido fuerte. En la asociación de profesores, cuando nos impusieron una autoridad desde el CNU, hicimos un llamado a rebelarnos con el artículo 350. Ha habido una resistencia feroz desde la universidad, que se puede vislumbra en varios aspectos y en varias circunstancias. No solo la universidad, sino gremios, estudiantes y la resistencia de profesores.
-¿Quién va a ganar?
-Es difícil vislumbrar quién va a ganar. El pugilato es muy difícil entre uno y otro. La universidad ha ganado siempre. Quien tiene posibilidad de ganar es la universidad, porque no se dejó amedrentar pro otros regímenes autoritarios. La universidad se rebeló contra Pérez Jiménez, contra Gómez. Siempre está la UCV rebelándose contra los regímenes despóticos y autoritarios.
-¿El aumento salarial?
-El problema del aumento del salario hay que verlo en su conjunto. No es el golpe de efecto que quieren causar quienes manejan el poder, que puede generar la idea de que Venezuela se arregló. No es así, y por varios motivos: el salario en Venezuela, desde hace muchos años, no se discute con gremios y sindicatos; no hay reuniones que permitan establecer esa conversación social que debe haber con los entes partícipes de la situación laboral y que permitan llegar a acuerdos. No hay acuerdos; es una imposición.
-Pero hay organizaciones que participan.
-Son sindicatos creados por el mismo régimen. La misma OIT señala que debe ser prohibido crear sindicatos por parte de quienes manejan el gobierno. Deben ser sindicatos libres, independientes, electos por su comunidad. No es lo que se está dando. Es una imposición desde el poder. No se discute, las autoridades no están al tanto de los aumentos. Los sindicatos, quienes representamos a las comunidades de las instituciones, no hemos sido convocados para evaluar la situación real. Ya se incumplen compromisos internacionales con la OIT, con los derechos humanos y la propia Constitución. Es mentira que este medio petro alcanza para suplir siquiera las necesidades básicas en Venezuela.
Antes de que se conocieran las tablas -difundidas el pasado martes 22 de marzo- Anseume pronosticó que el gobierno de Maduro «aplicará medidas lesivas» al sector universitario. «La expectativa es difícil que sea positiva, sobre todo en la universidad, que ha sufrido tantas agresiones. Nos estamos preparando para un hecho permanente: esquilmar los derechos laborales de los trabajadores y de las universidades, como incumplen con los derechos humanos».
-¿Cómo debería ser el salario para los profesores universitarios?
-No es solo el salario, es la protección social en general y el salario es un componente de esa visión conjunta que ha perdido espacio, especialmente con Nicolás Maduro; es la protección social de los trabajadores, y en particular, de los universidades. No puede ser que un trabajador en Venezuela tenga que acudir a redes sociales para solicitar una atención médica mínima, funeraria. Causa dolor enorme ver a un profesor solicitando atención médica, solicitando estas peticiones que hacen de manera pública para una atención suya o de sus familiares.
-¿Qué es lo que debe ser?
-Está pautado por instrumentos nacionales e internacionales, los derechos humanos y la Constitución. Debe ser la protección del ser humano, del trabajador y su familia, y si no puede hacerlo el Estado, debe acudir a la ayuda internacional. Las tasas de suicidio están aumentando, la violencia ha aumentado, la diáspora sigue aumentando. El deber ser es un salario suficiente, que alcance para la vida; un sistema social; pero las cajas de ahorro desaparecieron, desaparecieron los fondos para salud. No tenemos ni siquiera derecho a la recreación, a la vestimenta. La OIT considera que debe haber trabajo decente y eso se perdió. Se solicita un sueldo que alcance para la vida, y una protección social. Eso no está cubierto.
-¿Cuánto debe ganar un profesor universitario?
-Un docente en América Latina está entre 2 mil y 5 mil dólares mensuales. Puede sonar desmesurado en lo que se aplica como sueldo en Venezuela, pero eso es lo que se ganaba antes. Estamos hablando de un profesional, con formación de alto rango, solicitado por otros países. Son investigadores, son productores de conocimiento; no es servir un refresco. Es procurar la producción del conocimiento, lo que requiere estudio, alcanzar rangos académicos. No es solo dar clases. Es producir el conocimiento y compartir el conocimiento en las clases y en la difusión a la comunidad. Son 25 o 30 años de formación que se pierden cuando un profesor emigra del país. Es un desangramiento económico.
-¿5 mil dólares?
-Sin contar la protección social, caja de ahorros, protección en salud, seguros funerarios, seguros de vida para las familias. Son varios aspectos los que se perdieron.
Es difícil estimar cuántos profesores se han marchado del país, pero Anseume recuerda que se habla de 30% a 40%. Eso puede haber aumentado, y seguramente cuando se decida la presencialidad absoluta se va a comprobar que puede ser mucho mayor. La USB tenía entre 1.500 y 2 mil profesores, activos y jubilados. Eso ha venido mermando. Y se mantiene la dificultad inmensa de captar personal; le dices a un profesional recién graduado «ven a trabajar, vas a tener recursos, vas a tener investigación, vas a publicar, vas a hacer extensión, y te voy a pagar 40 dólares».
El gobierno llegó a la USB con el plan de recuperación. «Llegaron en condiciones muy arbitrarias, en flagrante violación de la autonomía. El consejo directivo no conoce el plan, el monto, a qué van a atender, de qué modo lo van a atender. Han despreciado los conocimientos de quienes están allí. En la USB hay arquitectos, hay un departamento de urbanismo, hay obreros, hay técnicos. Ellos vienen con su gente, sus obreros, sus técnicos. No solo es la violación de la autonomía universitaria, pasar por encima del vicerrectorado administrativo. No sé con qué fortaleza un vicerrector administrativo puede soportar que le pasen por encima de este modo. Todo está vulnerado», condena.
El consejo directivo de la USB «no conoce las cifras, las empresas, si se hizo una licitación», remarcó. Anseume también llamó la atención sobre los nombres que se repiten en estas reparaciones: figuras políticas y empresariales nacionales en el anonimato. «Ni siquiera hay un cartel que diga quién es el ingeniero residente. No hay claridad en el conocimiento de estos planes. No se conoce más nada. Es una intervención directa, física y administrativa de las universidades. Te esquilman el presupuesto, invierten una desmesurada cantidad de dinero que rebasa el presupuesto. Algo no está funcionando en la lógica, y hay elementos que pudieran hacer sospechar que hay corrupción». Llegan «a troche y moche a hacer reparaciones, a pintar. La intervención es directa».
-¿Cuáles son las condiciones para las clases presenciales?
-No hay condiciones para la presencialidad.
-¿No es la pandemia?
-La pandemia es una de las condiciones que había, pero no es la definitiva. Causó sus estragos, pero no es la condición. Para una presencialidad absoluta en la USB no hay transporte, a veces no hay agua. ¿Cómo se llega a las sedes de la USB sin transporte? Más de 40% de la población de la USB no vive en Caracas, vive en Guarenas, Guatire, Macaracuay.
-¿Qué impide la presencialidad?
-Los servicios y las condiciones sociales. No es solo llegar a la universidad, es cómo nos alimentamos, son muchos los impedimentos. Y luego, la destrucción física que ha habido, la falta de materiales, los laboratorios. No es solo llegar y dar clases; es cómo las vas a dar y con quién.
-Entonces no va a haber presencialidad nunca
-No sé si nunca, pero por lo pronto, no. Una universidad como la UCV, que tiene 40 millones de dólares para pintarla y refaccionarla, tienen que pensar en los seres humanos. Y encima viene el proceso de desvirtuar las condiciones humanas de los seres humanos que están en ese espacio.
-¿Si los obligan?
-¿Cómo será eso? ¿Que suspenden los contratos, los sueldos? Ese sería un mecanismo abyecto. Ya nos han quitado la comida.
-¿Con el aumento?
-Mejoraría la situación, pero no es lo único. Una universidad sin transporte, sin servicios… Tiene que mejorar eso. Lo he dicho en el consejo directivo: no pueden exigir la presencialidad sin resolver el transporte. Es muy costoso el transporte.
