Militantes y no militantes podrán participar en un proceso que comenzará este miércoles, que consta de tres etapas y que concluirá con la implementación de políticas públicas en los espacios en los que PJ sea gobierno
Varias mujeres «tomaron el poder» en Primero Justicia (PJ). Una de ellas es Paola Bautista de Alemán. Autora de varios libros, como «El fin de las democracias pactadas», Bautista es la vicepresidenta nacional de formación y programas de PJ. Sobre sus hombros recae el segundo congreso programático del partido amarillo y negro, cuya primera actividad se realizará este miércoles 1 de marzo.
Veintitrés años ha sobrevivido PJ en una Venezuela convulsa. «Es un partido que ha nacido y ha crecido en la crispación y en la dictadura, en un contexto no democrático, y eso imprime un espíritu particular. Un espíritu de lucha, como el de todas las organizaciones políticas que nacen en contextos hostiles», comenta en conversación con contrapunto.com. Nace, de hecho, «en un momento en que los partidos estaban en muy mal estado», e incluso surge como movimiento. «En ninguna empresa humana que busca el bien común desde ideas compartidas hay un error de origen. Nosotros somos una organización que surgió en una coyuntura crítica de la democracia, cuando la democracia estaba en el ocaso».
En este momento, recuerda, «no tenemos colores, no tenemos tarjeta». «Uno de los beneficios de no existir formalmente es que no te pueden destruir formalmente. Nosotros no dependemos de lo que diga la dictadura». A la generación fundadora le reconoce muchas cosas; entre otras, el que un grupo de jóvenes universitarios se haya reunido para dar respuesta a los problemas desde el mundo civil, y que después de muchas historias haya dado paso a las reformas internas. «Aquí estamos, 23 años después, con dolor a cuestas, porque nos han matado gente, nos han metido gente presa», rememora, y cita la muerte de Fernando Albán bajo custodia del Estado, los presos políticos, los dirigentes que tuvieron que marcharse de Venezuela.
En 2022 hubo cambios en la estructura nacional de PJ. El partido lo preside, ahora, una mujer: María Beatriz Martínez. De acuerdo con datos de julio pasado son, al menos, 103 mil militantes: «Nuestra militancia es una militancia sencilla, de pueblo, con dependencia estatal a veces, viven donde se vive el terror del Estado a razón del CLAP y a razón de grupos armados urbanos y rurales», ilustra Bautista.
«Terminó el proceso institucional, de reformas y de adaptación al momento político, y nos encontramos en la necesidad de buscar un espacio para la regeneración de la política. No podemos fingir demencia frente al proceso de desconexión o antipolítica que poco a poco va reinando en el país».
El país, en su visión, retrocedió a 1999, al momento en que el historiador y ensayista Luis Castro Leiva dijo que la sociedad se alejaba de lo público por el desencanto y apostaba por opciones políticas que querían «manducarse la república». En este periodo «a la república se la manducaron y aquí estamos nosotros, casi 25 años después, como una institución política que nació en esa coyuntura, de la república manducada; y ahora, con la república procesada, venimos a un proceso de regeneración de lo público, con el ánimo de establecer vínculos con la ciudadanía y con la sociedad».
El congreso programático, en ese contexto, «es un espacio de reflexión, un espacio de reconexión, un espacio de regeneración de la política en los momentos turbios y complejos que vivimos», describe. PJ «sale a la calle, y sale al encuentro de esas realidades».
Para una mujer e intelectual formada en ciencias políticas -es el caso de Bautista- un congreso como el que se proponen adelantar es como colocarle a una muñeca el traje largamente confeccionado. Como parte de la preparación «nos reunimos con la CDU en Alemania» y con el PAN de México, expone.
El congreso programático se desarrollará en tres fases:
-Fase 1: Entre marzo y junio de este año. «Es un periodo de escucha» de todo el país. «Es un proceso de escuchar el país», en el cual PJ «se abre al país para escucharlo, para comprenderlo». Un eje de trabajo territorial (con 1.000 congresos parroquiales, 300 congresos municipales, 25 congresos regionales que incluyen el estado «diáspora» y un congreso nacional) se une a un eje temático (seguridad ciudadana, derechos humanos, familia, gremial, agraria, educación, participación ciudadana) y a otros ejes temáticos (como economía con José Guerra al frente, estado de derecho con Juan Miguel Matheus a la cabeza, políticas públicas con el liderazgo de Jesús Armas y Pedro Méndez). «La idea también es validar nuestras estructuras políticas de cara a los procesos electorales, una forma de ver cómo está la maquinaria».
El documento que recoge todo lo escuchado aportará «las líneas gruesas en las que se basará la segunda fase del congreso programático». Todo esto es importante, resalta, «porque nos pone a pensar, y pone a pensar al país», aunque en una situación como la venezolana «se castra hasta la capacidad de soñar».
Los equipos de PJ se prepararán para escuchar mejor, y también, para un trabajo arduo, porque tendrán que sistematizar más de 1.300 informes. La prueba piloto la hicieron en el estado Aragua. «Esta fase la estamos asumiendo con mucha ilusión en medio de lo vertiginoso de la política nacional».
En las parroquias hay actividad y crítica «que no se acaba con plomo ni con plata» y que «está buscando cauces de acción». Visto así, el congreso programático se podrá convertir «en un espacio de encuentro, un espacio de discusión, un espacio de esperanza».
-Fase 2: Entre 2023 y 2024. «Primero Justicia propone». Bautista resalta que la idea del partido «es que el candidato sea de Primero Justicia y que nosotros gobernemos. Por eso estamos en política: Porque tenemos vocación de poder».
-Fase 3: Entre 2024 y 2025. «Primero Justicia gobierna», con la implementación de las políticas políticas públicas en los espacios donde gobiernen.
El resultado de estas discusiones, convertido en un proyecto de gobierno, «está al servicio de la unidad, está al servicio del país», adelanta Bautista.
No se han planteado cambios políticos e ideológicos, ni modificaciones de nombre, apunta. El cuerpo doctrinal se mantiene, y PJ seguirá siendo un partido centrohumanista. En la política venezolana, en un contexto que obliga a relaciones muy estrechas, «puede ocurrir que la gente piense que todos somos lo mismo, y la verdad es que en la oferta política de Venezuela no todo es lo mismo. Primero Justicia es un partido centrohumanista porque el centro de la acción política es la persona».
-¿Cómo se regenera la política en Venezuela?
-Haciendo buena política. La degradación de la política es una enfermedad del alma muy fea. Es una enfermedad que contagia. El gran desafío que tenemos en Primero Justicia es regenerar la política con buena política. ¿Qué es la buena política? Una política basada en la honestidad, basada en el trabajo, en el esfuerzo. Primero Justicia puede hacer mil congresos parroquiales un mismo día porque hay un montón de gente echándole pichón y trabajando.
La buena política «es una política humana», que «sabe escuchar», que acompaña. «A veces frente a las injusticias somos impotentes». Cita un hecho relacionado con el papa Francisco: su encuentro con una niña que no pudo ni hablar sino llorar, y su reflexión sobre los momentos en la vida en los que las palabras sobran. «La buena política sabe cuáles son los límites humanos, tiene sentido trascendente y acompaña con paciencia hasta que puede ofrecer soluciones reales y verdaderas».
-¿Hay líderes en PJ que deban rendir cuentas por sus actuaciones?
-Primero Justicia es un partido que, cuando ha habido necesidad de darle vuelta al timón, quizá con errores de comunicación también asociados con el contexto autoritario que vivimos, quizá con formas que pueden ser distintas, ha tenido la valentía para hacer ese cambio de timón y ha tenido la fortaleza para asumir las consecuencias. Eso ha pasado muchas veces: Años 2005, 2024, 2017, 2022. Hay gente, dentro del partido, que dice que tenemos vocación de mártir, que dice por qué nosotros. Me esfuerzo mucho por escuchar, porque sin duda alguna tenemos muchas cosas que mejorar. Estoy en política por eso. Primero Justicia tiene vocación reformista, es un partido que da cambios de timón y tiene fortaleza para asumir las consecuencias.
