“Ahí en la calle hay 75% del país que no quiere a Maduro”, afirma Stalin González y a partir de esta cifra, surgida del análisis de los resultados de las últimas elecciones, se atreve a asegurar que el oficialismo se vende como un gobierno grande, invencible, «que al final es minoría”.
El diputado electo a la Asamblea Nacional que comenzará su gestión en 2026, llega puntual a cita acorada en la redacción y, después de un café sin azúcar, comienza su conversación con Contrapunto.com sobre el escenario político que se le presenta al país.
-Hubo una abstención altísima dentro en las elecciones a gobernadores, consejos legislativos y diputados a la Asamblea Nacional. ¿Por qué eso tendría que cambiar en las elecciones municipales?
-Creo que no va a ser una participación masiva como en otros procesos, porque evidentemente hay cosas que pasaron el 28 julio del año pasado y eso nos ha marcado. Todos sabemos lo que pasó. Todos sufrimos lo que pasó y nosotros lo que vemos es que escondemos, rendirnos no es el camino. Esta elección del 27 de julio pone alguna a una parte, no a la mayoría, pero sí a una parte de la gente no votó a reflexionar sobre la idea de no regalar los espacios.
El dirigente de Un Nuevo Tiempo señala que las elecciones municipales debaten el destino “de tu localidad. Es tu comunidad, es el es el funcionario público que está más cerca de ti y creo que hay una parte de la gente que empieza a darse cuenta de que es posible que en municipios, donde nunca ha estado, el madurismo pueda llegar”.
“Eso le pone una alerta a la gente, porque hay que ver este momento como un proceso de resistencia, de trinchera y de lucha para defender por la democracia”, sentencia y agrega que no comparten la teoría de esconderse, rendirse “y de entregarle todo al régimen”.
González se pregunta: “¿Cómo luchamos contra eso? ¿Cómo hacemos que las cosas cambien? Estoy absolutamente seguro que no es escondiéndonos”.
– ¿Piensa que hay una percepción de mayor cercanía con el tema municipal que la que hubo con gobernaciones y con diputados?
-Primero está esa cercanía y segundo la gente vio también lo que pasó el 25 de mayo.
-Me explica mejor lo segundo.
-Por ejemplo, mucha gente se comió el cuento de algunos amigos intransigentes, de que había un acuerdo con el Gobierno para esa elección. Eso no fue así. Se perdieron espacios conquistados y se perdieron espacios que se podrían haber conquistado. El Gobierno está demasiado sobre representado por no haber luchado el 25 de mayo. Yo estoy convencido de que ahora la participación va a aumentar.
– ¿Cuánto?
-No estoy diciendo que vamos a llegar a porcentajes altísimos de participación, pero sí va a ser un poco más alta que la del 25 de mayo, y creo que esa mayor participación va a lograr que algunos sitios, donde parecía que se iba a perder, se puedan mantener.
– ¿De verdad creen que se puedan mantener? Qué le responde al elector decepcionado que vive diciendo: “Está bien, nosotros votamos, ganamos. ¿Y si nos roban otra vez?”
-La única manera de decir que eso ocurrió, es que pase. Si no participas y no luchas, le estás entregando hasta eso. Si no te roban, no puede decir que te robaron. Entonces tienes que luchar. Tienes que estar ahí y tienes que ver cómo resistimos. Estamos en un proceso muy difícil.
Stalin González hace referencia a lo que llama “las viejas categorías de la izquierda” y apoyado en ese análisis indica que “todos sabríamos cuál es la caracterización del régimen. Tenemos un gobierno, para decirlo de una manera ‘políticamente correcta’, que se va alejando de la democracia occidental como la conocemos. Se va alejando de respetar la soberanía popular que se expresa a través del voto como lo consagra nuestra Constitución”.
“¿Cómo hacemos hoy?”, vuelve a preguntarse, y luego afirma: “Lo que está en juego hoy no es una alcaldía, no es un concejal. Eso no es lo que está en juego. Hay que mantener esos espacios, como espacios de resistencia, de lucha, porque lo que está en juego es la democracia como el modelo que conocemos”.
Agrega que “la Constitución describe un modelo de democracia con una forma de participación del ciudadano. ¿Cómo hacemos para defenderla? Solo escribiendo por redes sociales no lo vamos a hacer. Hay que activarse y no hay cosa que movilice más gente que el votar”.
En su discurso reitera que “entiende” lo que “todos pasamos por lo sucedido el 28 de julio” y luego aclara: “No estoy diciendo que pasemos páginas ni que nos olvidemos de eso, pero ya vamos por un año. Lo que ha ido pasando es que el régimen ha ido recobrando espacio en términos de posiciones políticas, no de apoyo de la gente, porque ese es el problema del Gobierno. Su gran preocupación es que no tiene el apoyo de la gente”.
MIRAR LOS RESULTADOS
Stalin González vuelve la mirada hacia los resultados del 25 de mayo y señala que las cifras que se conocen dicen que el oficialismo sacó 25% del registro electoral.
“Eso fue lo que sacó. Entonces, siendo una franca minoría el Gobierno tiene unas posiciones dentro del parlamento y en gobernaciones que no debería tener”, sentencia.
-Vistas las últimas elecciones hay dos grandes electores: el oficialismo y María Corina Machado y sus aliados. Los demás partidos se ven en minoría. Está la variable abstención que lleva agua al molino de los dos grandes electores. ¿Cómo morder en el mundo de los decepcionados y los que se abstienen para mejorar su representación? Los votos están es allí.
-Según el Registro Electoral (RE) alrededor de 24% o 25% del país está con el madurismo, por la razón que sea. El RE es la referencia, más allá de los problemas que tiene con la cantidad de venezolanos que están fuera. Luego tienes otra parte que ronda un poquito más, casi llegando al 30%. Esa está claramente en la oposición militante. Pero en el medio tienes casi 40% del país, que no está con Maduro, pero que se siente defraudado por las decisiones de la oposición. Así es como está el país. Maduro no es mayoría.
-Sí eso es verdad… ¿por qué no lo han logrado cambiar?
-Tenemos que entender que hemos cometido errores desde la oposición. Tratar de esconderlo y decir que nada más con frases vamos a resolver esto es mentira. Aquí el problema está desde antes. Si caracterizamos al régimen, sabíamos que era antidemocrático, que no le gusta la democracia occidental como la conocemos. Ese es el modelo. Teníamos que haber hecho un plan distinto desde hace un par de años. El plan que se desarrolló que se basaba en eso de ir a una elección sin tener un acuerdo previo, pareciera que no funcionó. Ese plan de la máxima presión y utilizar a la comunidad internacional como un elemento de la máxima presión contra el régimen, porque eso iba a hacer que el régimen saliera, se partiera en dos, no funcionó.
– ¿Y qué van a hacer ahora?
-Nos toca reorganizar y reconstruir a la oposición en Venezuela. Se quiere sentar la opinión de que los opositores solo están en Miami y en Madrid. Eso lo dice el gobierno y ‘algunos amigos’ de la oposición. Ahí en la calle hay 75% del país que no quiere a Maduro, y está en Venezuela.
En este momento de la conversación González se detiene, busca en las gavetas de su formación política y vuelve a los números.
“Usemos dos cifras. Según el INE (Instituto Nacional de Estadística), en su último censo de 2011, la proyección para el 2025 decía que tendríamos 35 millones de habitantes. La Encuesta de Condiciones de Vida (ENCOVI), de la Universidad Católica Andrés Bello del año 2024, dice que en Venezuela hay casi 30 millones de venezolanos. Se parecen más o menos los números que se dice que están afuera. Eso quiere decir que más allá de que sean 28, 29, 30 millones, en cualquier caso, hay más venezolanos en Venezuela que afuera. Entonces, la lucha tiene que ser como reconstruir, reorganizar al país que quiere cambio, que está en Venezuela”, señala con vehemencia el diputado electo al parlamento nacional.
-Sin embargo, ese es un factor que existe y no puede ser discriminado.
-Aquí viene una discusión dentro de la oposición. ¿Cuál es el rol de los que están afuera y cuál es el rol de los que estamos adentro? Porque yo sí creo que la lucha es adentro, es en el terreno y la lucha está en no regalarle espacio al Gobierno y por eso creemos en la manera de participar, aun con las reglas que existen. Debemos ver cómo, utilizando esas reglas, se generan espacios y vamos reorganizando. Yo creo que el deseo de cambio de los venezolanos está intacto. Ellos se venden como un gobierno grande, invencible, pero es un gobierno que al final es minoría.
-Pero ahí está, gobernando.
-El Gobierno es muy bueno para mantenerse en el poder, pero muy malo en las políticas públicas. El Gobierno sabe que perdió el apoyo del pueblo. Tenemos un país con un poder adquisitivo muy bajo. El valor del trabajo, el salario no cubre las necesidades y eso hace que sea un gobierno impopular y que no se le quiera. Ese es un problema que está ahí. La búsqueda no es cómo capitalizar eso, sino cómo reorganizar todo ese descontento y tener dentro de Venezuela una opción real de poder, que no sea una lucha que le plantee un dilema existencial al madurismo.

-El autoritarismo está de moda. Lo vive el planeta y Venezuela es buena para las modas. La narrativa del diálogo no es sexy y se impone en la opinión pública un discurso que lanza petardos y confronta. ¿Qué hacer para cautivar a la gente que aplaude ese discurso alejado del diálogo y de la política?
-Ahí tenemos que hacer un esfuerzo nosotros. Hablar más de los resultados de esas políticas. Veamos las cosas que se lograron el 2022, 2023 y 2024. Todas las cosas que se lograron a través de un acuerdo político y cuántas se lograron con ese discurso de la confrontación.
-Aun así, no es popular el camino de la negociación.
-Es verdad que ese discurso hoy no es el más popular. Pero aquí el problema no es de popularidad y eso es parte de nuestra discusión. Aquí se cree que el problema es de popularidad y aquí el problema es de política, de ejercicio de la política y no hay manera de hacer ejercicio de la política sin buscar un acuerdo y sin hablar. La política ha cambiado demasiado durante los últimos cinco siglos. Del siglo XX para acá, se trata de que la política sea primero buscar acuerdo y dejar la guerra. La confrontación debe quedar atrás.
-Pero eso no está convenciendo a la gente.
-Al final vamos a los resultados. ¿Qué te da que ese guerrerismo, esa confrontación, ese discurso? ¿Cuál es el resultado que te dio?
– ¿Y cómo le haces entender eso a la gente? Eso es lo que preocupa. ¿En qué ha fallado el discurso de los políticos que apuestan por la política que ha hecho que esta sea fastidiosa y genere desconfianza en las masas?
-A ver… yo creo que nosotros hemos cometido el error de, en ánimos de la unidad, no confrontar públicamente esas posiciones, porque al final el campo de la batalla ya ha estado en la opinión pública, o en el de la opinión publicada, mejor dicho.
Stalin González detiene su discurso. Y en su cara se refleja que vuelve a revisar las gavetas de su mente buscando, rápidamente, cómo razonar con altura su respuesta.
Parece que lo logra y señala con aire autocrítico: “Nosotros no hemos dado esa batalla en lo público, insisto, en ánimo de la unidad y de no confrontar a parte del liderazgo. Eso no ha sido recíproco, porque ellos de allá para acá nos dicen de todo y nosotros lo que hemos hecho es estar callados”.
“Tenemos que hablar más, organizar más. No hablar más en los medios, hablar más con la gente. Buscar hablar con los gremios, con los sindicatos, con la sociedad civil que no se no se reduce solo a las Organizaciones No Gubernamentales (ONG). Hay que ir al movimiento estudiantil, que es parte de la sociedad civil. Las academias, las universidades, las asociaciones de vecinos”, señala en tono reflexivo el dirigente de Un Nuevo Tiempo.
Luego de esa enumeración reitera la necesidad del contacto en las bases de la sociedad “porque es parte del ejercicio de la política. Así como es parte de la política hablar con tu contraparte y tratar de buscar un acuerdo, también es parte de la política hablar con los tuyos y yo creo que esa parte nosotros la abandonamos un poco por no confrontar en lo público”
LO ELECTORAL
– ¿De cara a lo electoral el trabajo va en línea con esa reflexión?
-Los candidatos a alcaldes y a concejales han estado buscando a las asociaciones de vecinos, a los vecinos, a su comunidad, justamente por la característica de la elección. Le toca a quienes hayan quedado electos en esa nueva fracción parlamentaria y a la dirigencia política que está en Venezuela, reconstruir sus lazos y sus redes con la sociedad y con cada uno de sus sectores.
-Había una especie de acuerdo tácito de apoyar a los alcaldes en ejercicio que se lanzaran a la reelección. Eso no se está produciendo. A Un Nuevo Tiempo le ha pasado, a otros partidos también. ¿Qué ha sucedido allí?
-Nosotros hicimos un esfuerzo. Fue una decisión tácita sin discutirla. Creo que todo el mundo estaba de acuerdo en eso después del resultado del 25 de mayo, porque, más allá de cualquier consideración, todo el que votó en esas tarjetas es considerado opositor. Sin embargo, hay que saber que la gente votó dispersa. Entonces, la gente no distingue entre quién tiene hoy esas tarjetas, porque el gobierno hizo muy bien su plan para confundir con el tema de las tarjetas.
– ¿Qué pasa en los municipios que Un Nuevo Tiempo no apoya a los alcaldes en ejercicio?
-Nosotros dejamos un poco la libertad en cada uno de los municipios y en las comunidades para que lograran tejer las alianzas que pudieran construirse. Creo que son un par de casos, máximo tres, donde no se ha cumplido. Seguimos trabajando en el esfuerzo de unificar el voto opositor y la fuerza para mantener esa trinchera. Lo que pasa es que también está el ejercicio de la descentralización. Eso se le dejó a cada uno de los estados y municipios y nosotros tenemos que hacer el esfuerzo porque esas reglas se cumplan.
– ¿Más allá de la directriz nacional?
-Seguimos una directriz nacional, pero también hay realidades locales. Hay realidades locales que se consiguieron unas tarjetas que a lo mejor no sean las que más nos gusten y también hay unos liderazgos locales y gestiones que funcionaron. Nosotros tenemos que hacer un esfuerzo mayor por buscar ese ese acuerdo y se logre unificar el voto opositor en esos sitios para que se mantenga esa trinchera de lucha.