El director del CENDAS-FVM detalló que la nacionalización del petróleo y control del negocio e ingresos energéticos por parte del gobierno, el cambio del sistema monetario internacional, los niveles de deuda y la caída en los precios del petróleo, crearon un panorama propicio para el malestar social
No solo serían las medidas económicas anunciadas en 1989, las que generaron el desarrollo del estallido social conocido como el Caracazo, pues, se trata de una serie de acontecimientos que llevaron al gobierno de turno a tomar decisiones que no cumplieron con las expectativas de los venezolanos que habían dado su voto para que Acción Democrática volviera al poder, así lo precisa el director de Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros (CENDAS-FVM), Óscar Meza.
Para dar un contexto de la situación, Meza recordó que entre los años 1951 y 1971, la economía venezolana había evidenciado un manejo coherente, marcado por una inflación anual promediada en 1,5% y una tasa de desempleo del 4%, “que es prácticamente empleo pleno”, además de un crecimiento económico del 2,7%. En este mismo período, las empresas de hidrocarburos “se encargaban del negocio petrolero” y el Estado únicamente recibía los impuestos correspondientes a la operatividad de las compañías en el territorio venezolano.
Todas estas condiciones tenían preparado un terreno positivo para la llegada de Carlos Andrés Pérez al poder, durante su primer mandato, cuando impulsa la nacionalización del petróleo venezolano y el hierro: «Luego, por supuesto, viene todo el proceso primero de aumento de los precios del petróleo como consecuencia de la reacción de Arabia Saudita frente a los países occidentales por la guerra de Yom Kipur y eso disparó los precios, incluso cuando ya prácticamente estaba de salida el presidente Carlos Andrés», detalló en entrevista para Contrapunto.
Con ello, su primera experiencia como regente nacional resultó exitosa, dejando satisfechos a los ciudadanos que le darían su voto de confianza en los comicios presidenciales de 1988: “Carlos Andrés Pérez permitió que la gente creyera que (con su segundo mandato) se iba a volver a la bonanza de su primer período”, pero para entonces el panorama habría dado un giro dramático.
“En 1983 se quiebra lo que quizás era la piedra más importante del sistema económico nuestro, y es que no se pudo sostener el tipo de cambio en Bs.4,30, es cuando ocurre el famoso 18 de febrero de 1983 (el viernes negro)”, esto sería producto de errores de política interior, pero también estaría impulsado por un evento inesperado “y es que en 1971 el presidente estadounidense Richard Nixon, cambia las reglas del juego del sistema monetario internacional” e incluye el dólar como parte del actual régimen basado en monedas fiat (y a su vez fiduciarias) de libre flotación, reemplazando de facto al sistema de Bretton Woods por otras monedas globales. Esto generó una fluctuación general de las monedas a partir de 1973.
“Venezuela aguantó 10 años con una moneda anclada a un tipo de cambio fijo y ya eso era imposible (…) también es verdad que hubo problemas internos” que permitieron que se acumulara una deuda externa cuyo monto era desconocido hasta la intervención de los acreedores “que sacaron la cuenta”, y posteriormente estalló en 1983 un caso de deudas adquiridas con México.
“Si empiezas a sumar, la nacionalización del petróleo y control del negocio e ingresos petroleros por parte del gobierno, los resultados de las decisiones monetarias a nivel internacional, el tema de la deuda y luego también la baja en los precios del petróleo, por tratarse de un proceso cíclico y así como había momentos de opulencia, también había de escasez; se creaba una situación de malestar en la población”, ilustró.
Precisó que históricamente uno de los problemas más importantes del sistema económico venezolano reside en la dependencia de la producción petrolera, por tratarse de un producto volátil para los mercados internacionales: “Lo que no supieron nuestros políticos fue explicar a la población que aunque existen beneficios en este sistema, también posee importantes desventajas”.
Cada uno de estos factores “fue acumulándose” y aunque Carlos Andrés Pérez conocía el panorama económico del país, que para entonces no contaba con reservas internacionales, por lo que era imposible cumplir con el pago de deudas, no había cómo importar y, por lo tanto, sería el país que recibiría, permitió que su campaña presidencial se construyera sobre la base de sus éxitos del pasado.
Durante su “pomposa” toma de posesión, Pérez se sinceró y comunicó a la Nación la realidad del país que recibía y las medidas que se debían tomar para ajustar el sistema económico nacional, razón por la que el pueblo dejó ver su descontento y poco después salió a las calles.
El malestar social y las protestas
En palabras de Meza, Carlos Andrés Pérez fue uno de los políticos más carismáticos que ha tenido Venezuela, “pero no es lo mismo ser un líder carismático con dinero que sin dinero”.
A raíz de su “modelo de análisis y medición de malestar social”, funcional para revisar la situación de cualquier país, Meza generó un cálculo para conocer los niveles de descontento en la población en 1989, y este sería de 0,17 en una escala del 0 al 5. Sin embargo, aprovechó la oportunidad para comparar la situación con la actualidad, cuando la medición arrojó que para enero de 2024 el malestar social era de 24,12: “142 veces más que el nivel de malestar social que había el 27 de febrero de 1989”.
No obstante, pese a contar con niveles de malestar claramente más elevados en 2024 frente a 1989, y las marcadas diferencias en materia económica entre ambos períodos, el Director en CENDAS-FVM precisa que para entonces, la democracia reinaba en el país.
Detalla que aunque el Caracazo realmente inició como una reacción muy puntual que ocurrió en Guarenas y Guatire, estado Miranda, por causa de un aumento “abusivo” del pasaje por parte los prestadores del servicio de transporte, basados en el anuncio del aumento salarial, que aún no se había materializado. Sin embargo, sostiene que se trató de un evento que pudo verse potenciado por un pensamiento inculcado durante años por “grupos de izquierda” que aprovechaban el malestar social para “impulsar un estallido como este” en centros de estudios en los barrios del país.
A su juicio, el “grave error” de Carlos Andrés Pérez en esta etapa fue que “él confió en su liderazgo para imponer este programa de ajuste, que era necesario, pero su propio partido Acción Democrática no lo respaldó, y tampoco lo hizo la CTV (Confederación de Trabajadores de Venezuela)”.