La expresidenta de Consecomercio y excandidata a la Asamblea Nacional suscribió un documento en defensa del voto y de la ruta electoral. «Sentarse a conversar, a evaluar opciones con quien piensa diferente de ti es el camino a través del cual se logran los objetivos y se solucionan los conflictos», defiende. Sobre las elecciones regionales, asevera: «Siempre debemos participar. Cada espacio ganado es un espacio desde donde podemos dar la lucha de mejor manera»
María Carolina Uzcátegui fue presidenta de Consecomercio, pero es mucho más que eso. Decidió participar como candidata a la Asamblea Nacional (AN) en las elecciones del pasado 6 de diciembre y comenzó el año 2021 como firmante de un manifiesto en defensa del voto en Venezuela, al cual define como una invitación para que el bloque que se opone al oficialismo se siente a diseñar una estrategia electoral común.
Apedreado, vapuleado, vilipendiado, el voto se ha convertido en algo de lo que solo se habla mal y que no vale la pena ejercer. Uzcátegui no comparte esta visión. «Siempre va a tener sentido votar, expresar tu opinión en cualquier espacio en que sea posible hacerlo», subraya en entrevista con Contrapunto.com.
Su defensa del voto no es nueva. Pero cada vez saca más argumentos a favor. Recuerda, por ejemplo, que cuando la oposición no participó en las elecciones parlamentarias de 2005 decidió «entregar por completo el control del país a quienes todavía están en Miraflores». Destaca la derrota de la reforma constitucional propuesta por el presidente Chávez, en 2007. Reivindica otros procesos comiciales, como las parlamentarias de 2010: «Logramos una representación importante en la AN que permitió que una persona como María Corina Machado le dijera en su cara a Hugo Rafael Chávez, presidente de la República, que expropiar era lo mismo que robar».
Refiere lo sucedido en 2012, las presidenciales de 2013 y los resultados de las parlamentarias de 2015, ganadas ampliamente por la oposición. «Fíjate que el compromiso con la institución del voto, la participación democrática» dan sus frutos. Uzcátegui enfatiza que los procesos electorales logran «organizarnos, unificarnos en torno a un solo objetivo, y cuando lo hacemos de esa manera, cuando logramos ponernos todos de acuerdo con un solo candidato, con un solo propósito, saltando todos los intereses» y diferencias «podemos lograr lo que nos proponemos».
Más de 80% de los venezolanos exigen un cambio político, reitera Uzcátegui: «Imagínate que le hagamos una propuesta seria» a la gente… «Por supuesto que podemos empezar a sumar esas voluntades. Ya lo hemos hecho».
-¿A qué se debe la pérdida de fe en el voto?
-Luego de 2015 pensamos que esos largos procesos, a pesar de que habíamos logrado los objetivos planteados, como que se nos acabó la paciencia. Volvimos a aquellas posiciones inmediatistas, vamos a salir de esto en seis meses, el abandono del cargo, la partida de nacimiento. «Es ya que lo vamos a lograr». Y no es así. Nos debimos haber preparado. Cada uno de esos diputados y gobernadores debieron haberse preparado para conquistar más espacios, y estar en 2018 absolutamente listos. Nunca hemos tenido las condiciones. Al contrario, en cada proceso electoral que hemos participado las condiciones han sido peores. No me vas a decir que la gente confiaba más en Tibisay Lucena de lo que ahora confía en Indira Alfonzo. El CNE como organismo nunca ha contado con todo el respaldo y toda la credibilidad de la oposición. Pero, ¿qué está faltando? ¿Por qué abandonamos la ruta electoral que pudiera habernos ofrecido esa gran solución? Porque incursionamos en el camino del inmediatismo, llegó un señor diciendo «todas las opciones están sobre la mesa, yo soy el gran mesías» y lamentablemente ese cuento se le compró y abandonamos lo que sí sabemos hacer, que es la lucha democrática, la defensa de nuestros derechos, la organización y el entendimiento de que juntos podemos lograrlo.
-¿Qué implica el rescate del voto en 2021? ¿Hay una agenda?
-No hay una agenda. Estamos saliendo a la calle con un documento. Otro grupo de venezolanos muy prestigioso se ha organizado en torno a una propuesta similar. Todos entendiendo que solo podemos lograr los objetivos que nos hemos propuesto, el verdadero cambio en el país, siempre y cuando nos organicemos, tomemos la vía democrática como una única vía de solución de nuestros problemas. Lo decía Henrique Capriles: debemos pensar en sentarnos a conversar con el oficialismo. Todos, absolutamente todos los conflictos de la humanidad se han resuelto por la vía de la negociación. Sentarse a conversar, a evaluar opciones con quien piensa diferente de ti es el camino a través del cual se logran los objetivos y se solucionan los conflictos. En Venezuela lo hemos vivido. Pérez Jiménez no se montó solo en La Vaca Sagrada para irse por la Carlota; él tuvo que haberse sentado a negociar con las fuerzas armadas y llegar a acuerdos que le permitieron salir del país. Como eso, hay miles de ejemplos en la historia. Claro, tienes que tener qué ofrecer y estar dispuesto a ceder en algunas cosas. A Pinochet le entregaron el Ministerio de la Defensa para que permitiera que la Concertación accediera al poder en Chile.
No avala la propuesta de megaelecciones que hizo la dirigencia de Acción Democrática, por considerar que son complejas. Al preguntarle sobre su participación en los comicios regionales previstos para este año, responde que la idea del documento era abrir el debate. «Eso urge, porque hay que entender que en el campo de juego hay otra parte, hay otros jugadores que están tomando decisiones. No podemos esperar a que florezcan las amapolas».
-¿Es partidaria de que la oposición participe en las regionales?
-Siempre debemos participar. Cada espacio ganado es un espacio desde donde podemos dar la lucha de mejor manera.
María Carolina Uzcátegui considera que «la gran condición electoral que debemos exigir es la observación internacional. La UE planteaba, para los comicios de diciembre de 2020, que para ellos una observación internacional confiable tomaba seis meses. En seis meses se auditan los procesos, se revisa el Registro Electoral; todos los elementos que se requiere revisar y auditar».
A su juicio, «ese es el verdadero apoyo que requerimos de la comunidad internacional». Insiste en que «el reconocimiento que realmente necesitamos del mundo entero es que Venezuela necesita ayuda para solventar la grave crisis que atraviesa», que «nos ayuden a presionar para que en Venezuela se hagan procesos electorales creíbles y en condiciones aceptables para todas las partes».
-¿Con observación no importa cuál sea el CNE?
-Sí. En mi opinión el CNE pasa a un segundo plano si cuenta con la supervisión adecuada. La estructura interna del CNE ya tiene una vasta experiencia en el manejo de procesos electorales. He sido testigo de mesa, observadora, todos los cargos que te puedas imaginar, y de la máquina hacia allá es poca la probabilidad de que haya algún tipo de error, a menos que ocurra algo evidente como en el estado Bolívar. Algo como eso, con una observación internacional, no se hubiese podido cometer. En República Dominicana y en Bolivia con observación internacional se pudieron revertir procesos que iban por el camino del fraude. Tenemos dos ejemplos cercanos de que la observación internacional garantiza la credibilidad en los procesos.