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viernes, 05 diciembre, 2025
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Lila Vega: La sociedad organizada alrededor de los vecinos fue determinante para ganar en Baruta

Pediatra, activista social y ahora integrante del Concejo Municipal de Baruta, insiste en la necesidad del reconocimiento entre los actores que hacen vida en la sociedad, para conseguirle un rumbo al país / José Gregorio Yépez

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No le alcanzaron los votos para llegar al parlamento nacional, la abstención la dejó muy lejos, pero no se amilanó y al recibir la invitación para integrar la lista de los candidatos a concejales por el municipio Baruta, volvió a dar el sí.

Se llama Lila Vega. Es pediatra, activista social y afirma que “la sociedad organizada, las asociaciones de vecinos, los consejos comunales, han establecido una relación con la alcaldía, que valoran mucho”.

Considera que esa relación fue determinante para que la oposición, esta vez en unidad, pudiera ganar Baruta.

-Después de la experiencia en las elecciones al parlamento en la que no fue electa… ¿Por qué insistir?

-Porque el voto es fundamental. Lo que me movió la primera vez fue la desesperanza. La sensación de toda la población de que no había nada que hacer para lograr un cambio. Y no había opciones, había mucho desánimo y hay gente que se levanta más rápido. Nosotros lo hicimos. En mayo logramos romper la inercia y esta vez, aunque no fue nacional, no fue en todas partes, logramos en algunos sectores influir suficientemente para que la gente se animara y se pusiera a luchar por las cosas que cree que son importantes.

-¿Qué fue distinto en julio en comparación con mayo?

-Uno: había mucha frustración sobre la cual no se había actuado, es decir, no se había hecho la rabieta. Asumir estoy bravo, indignado y listo. Voy a hacer esto así porque me provoca hacerlo así. Creo que romper eso, dar esa oportunidad de drenaje para algunas personas fue significativo y les permitió una segunda mirada.

-¿El 25 de mayo permitió una segunda mirada?

-Yo creo que sí, porque ya hiciste de la rabieta justificada con la frustración que, como buena parte de las rabietas, drena la emoción, pero no resuelve el problema. Y la oportunidad de drenar la emoción y de ver, “bueno, esto no me llevó a ninguna parte”. Ahora voy a pensar y ver. Es decir, era como romper la inercia y dar la oportunidad de descargar. Pero en segundo lugar: el espacio vecinal es muy cercano. Yo todavía me acuerdo en los 80 haciendo caravanas para defender la figura de tener un municipio con concejales electos, con nombre y apellido. Buscábamos un alcalde y un gobernador electo por la gente. Esa pelea la dimos nosotros. Es decir, los ciudadanos dijeron: «Tenemos que dejar de votar por una tarjeta grande y una tarjeta pequeña». Recuerdas que era la tarjeta de presidente y la pequeña para todo lo demás. ¡No vale! en mi municipio yo no quiero a todo el mundo, yo quiero a este y quiero a aquel, y quiero a unos que me representen. Eso lo luchamos los ciudadanos. Y yo creo que esa cercanía del municipio nos ha protegido por mucho tiempo.

Para reafirmar esta “cercanía” con la gerencia del municipio, Lila Vega señala que “para muchos vecinos es importante porque tienen el teléfono del concejal que se ocupa de cosas específicas. Yo tengo el teléfono de la persona de la dirección de infraestructura que resuelve el tema de los muros que se nos van a caer atrás de las casa. Hay una cercanía, hay una responsabilidad, responden a mi demanda”.

-¿Eso lo valoró la gente?

-Sí. Tenía gente muy brava y me lo dijo: “Mira, te quiero mucho, te admiro mucho, eres una maravilla, pero yo no voté por ti. Yo no fui a votar. No fui a votar el 25 de mayo porque estoy muy brava. Pero voy a ir a votar a regañadientes por la alcaldía”. Era una afirmación que buscaba decir “sigo bravo, pero esto es lo razonable”. Eso implica un proceso, porque se tiene el derecho a estar bravo, pero no te puedes quedar en estar bravo. Debes buscar el ¿cómo resolvemos?

Lila Vega se detiene solo un instante, solo para hacer hincapié en una afirmación: “El otro elemento que en Baruta contribuyó fue la unidad. Nos lo habían reclamado en la oportunidad anterior y en esta, aunque no se logró en todos los municipios, se logró en algunos y en algunos casos fue la diferencia”.

-¿Fueron los partidos los que trabajaron? ¿Fue la sociedad civil que se activó? Porque si es verdad que el municipio es lo más cercano… ¿cómo se articuló esto en Baruta?

-Creo que la sociedad civil tuvo un rol muy importante. Primero había una alianza entre partidos, aquí todo el mundo, independientemente del partido venía a hacer su aporte. Y había algunas caras frescas, había unas caras nuevas que apelaron a una parte de la población. Luego estaban las estructuras formadas, que tenían también su público, es decir, el que tuviéramos variedad en esa unidad aumentó la audiencia. Pero además, la sociedad organizada alrededor de los vecinos, las asociaciones de vecinos, los consejos comunales, han establecido una relación con la alcaldía, que valoran mucho. Las asociaciones de vecinos se encargaron de decir: «Mira, tenemos mucho que perder si no salimos a votar”. Creo que esa instancia de organización ciudadana contribuyó de forma significativa.

-¿Por qué eso no sucedió el 25 de mayo?

-Porque las asociaciones de vecinos tienen un vínculo directo con la alcaldía. Si tú ves que no hay una conformidad de uso en el terreno de al lado, o si están haciendo ruido esos vecinos que hacen una fiesta hasta tal hora, tú llamas a tu alcalde. Nunca llamas al gobernador. Porque no es su competencia.

-Que además está en Los Teques.

-Está lejos. No te conoce. En cambio, aquí sí. Lo que es doloroso en las elecciones de gobernadores es que las áreas rurales son las que más necesitan, son las que tienen municipios más pobres y dependen más de la gobernación, pero somos nosotros en los grandes municipios, que tenemos mucho más poder electoral, quienes terminamos decidiendo sobre la escogencia del gobernador que va a servir a esas poblaciones rurales. Eso es una contradicción de alguna manera. El 25 de mayo no nos conectamos, no tuvimos la suficiente empatía con nuestros conciudadanos más necesitados de ofrecerles un gobernador que les pudiera servir.

-La experiencia de llamar al voto… ¿Cómo fue? Activarse el día de la elección. No veo a una pediatra en esa tarea. ¿Cómo fue el trabajo? ¿Fue distinto en julio a mayo?

-Eso fue muy chévere, pero ahora que lo mencionas, sí tuve una experiencia semejante en el ámbito médico. Cuando tuvimos la pandemia de COVID, yo tuve el trabajo de cuidar a grupos poblacionales. Mi trabajo era que me llamaran y me dijeran: «Tengo síntomas”. Yo decía quédate en tu casa, vamos a hacerte una prueba, ¿quiénes son tus contactos? y llamar por teléfono. ¿Te quedaste en tu casa, qué hiciste? Es decir, ese monitoreo, esa experiencia la tuve con escuelas que necesitaban ese acompañamiento. Entonces tampoco, ahorita que lo pienso, tampoco soy muy ajena a hacerle seguimiento a algo.

-¿En la política nunca?

-Nunca, nunca lo había hecho en política, porque nunca había participado en política Y fue así. Hola, ¿cómo estás? ¿Estás interesado en votar? ¿Quieres votar? Voy a anotar tu nombre, tu cédula, ¿dónde votas? Para hacerte tu recordatorio. ¿Estás de acuerdo? Luego el recordatorio. Luego las llamadas. ¿Ya fuiste a votar? Te respondían: “Oye, vale, es que aquí en mi casa me dicen que mejor no voy a votar”. Entonces uno respondía estás segura. Eran las 5:30 de la tarde y todavía logré convencer a una señora de que fuera a votar.

-Fue un trabajo hecho a pulso.

-De verdad fue a puro pulso. No fue como como yo recuerdo en cualquier otra elección en la que uno estaba autoconvencido de que tenía que votar e iba a votar. Aquí hubo que llevar a la gente, acompañarla, uno a uno. Entiendo, por la gente que llevaba la estadística de eso, que así fue más de la mitad de los votos que se obtuvieron en Baruta. Más de la mitad de los votos fueron trabajados con nombre y apellido.

-¿Qué se puede hacer desde el concejo municipal para tratar de cambiar el país? Se podría decir: ¿Qué va a ser una concejala de Baruta frente a los problemas tan grandes que tiene Venezuela?

-Lo que se puede hacer es tejer, construir tejido social. Reconectarnos. Una de las cosas más graves que nos ha pasado en los últimos años es que nos desmovilizamos. En el último año en particular y perdimos la confianza. La confianza en el vecino, la confianza en el otro. Entonces, desde el Concejo Municipal podemos volver a tejer redes, comunicación, contacto, confianza unos con otros.

-¿Qué le dice a esa gente que no fue a votar? No solo en Baruta.

-Creo que el mensaje tiene que discriminar la razón por la cual la gente no votó.

-¿A qué se refiere?

-Hay gente que simplemente está disgustada, molesta. A esas personas hay que ayudarlas a procesar ese malestar. Ese malestar no ayuda para nada. No ayuda ni al país y mucho menos a la persona que lo siente. Es validarlo, pero no te puedes quedar ahí. Es como cuando uno pierde un ser querido. Nadie va a borrar ese dolor, pero tienes que seguir viviendo, tienes que ver cómo haces. A esa gente que no votó por dolor, por desesperanza, hay que ayudarlos a procesar esas emociones.

-¿Quiénes son los otros?

-Hay otro grupo que está metido tal vez en otra racionalización de lo que pasó, de la pérdida de confianza en el voto. Ese está más difícil, ellos tienen que procesar su cosa por su cuenta. Yo no tengo argumentos que presentarles porque que creo que no se trata de argumentos, están estancados en una posición y es un proceso personal. Es un proceso personal.

-¿Es posible? Se lo pregunto como médico, como ciudadana, como pediatra, como mujer que ahora está en la política, como activista social. ¿Es posible que esto sea un parteaguas hacia la recuperación de la credibilidad del voto?

-Yo quisiera creer que sí. Yo creo que a partir de esto podemos construir otra vez. Una señora, a la que convencí, se ‘desconvenció’, y la volví a convencer. Fue al acto de proclamación y me dijo: “Lila, gracias por hacerme votar, gracias por convencerme”. Ahora está convencida de que tiene que empezar a trabajar en este camino. Es decir, no fue fácil convencer a la gente, de hecho no convencimos a todo el mundo. Pero la gente que se convenció va a empezar a trabajar en ese sentido.

-Usted habla siempre de reencontrarnos. ¿Cómo construir ese reencuentro? La asistencia al Consejo Federal de Gobierno convocado por Maduro… ¿Cómo la termina viendo?

-Creo que la asistencia a ese Consejo Federal es fundamental, es decir, todos los espacios que tengamos para influir son valiosos y necesarios. Son oportunidades para reiterar la agenda que tiene la ciudadanía que se planteó el 28 de julio inclusive, pero no solo esa, sino la de sus necesidades diarias. Cuando hacíamos recorridos con el alcalde Darwin González, el tema fundamental era el agua, era el tema de la electricidad, los servicios, que no son potestades de la alcaldía, pero se lo reclaman a él, porque es a él a quien ven. Entonces nos toca a nosotros ir a llevar esos reclamos de la ciudadanía.

Nuevamente se detiene en su discurso solo para poner acento en una idea y nos dice: “No podemos renunciar a eso, a cualquiera, al mínimo espacio que tengamos para poder decir lo que creemos. Y sí, creo en el reconocimiento. En algún momento estuvimos polarizados y creo que ahora estamos más atomizados. Hay múltiples reconocimientos que hacer. Hay que reconocer al oficialismo; tienes que reconocer a los opositores que no comparten tu estrategia y ellos te tienen que reconocer a ti. Es decir, creo que hay múltiples reconocimientos aquí”.

– En mayo la llamaron casi al cierre de las inscripciones. Esta vez… ¿Cómo fue?

-Uno de los concejales que me ayudó a mí me dice: «Lila, quiero que seas mi suplente». Un muchachito de 26 años. ¿Qué le voy a decir? ¿Qué no? Lo que le respondí fue: ¿cómo te ayudo? ¿Cómo te apoyo? Nosotros tenemos una responsabilidad, me refiero a mi generación. En mi generación floreció la antipolítica, asco por la política, “la gente buena no se mete en eso, eso es un ámbito de puros pillos”. Quedó un vacío y no le podemos ‘echar ese muerto’ a nuestros jóvenes que no han tenido otra oportunidad. Yo creo que nosotros, en mi generación, tenemos una responsabilidad de acompañar podemos estar frustrados -lo que nos dé la gana-, pero yo creo que tenemos la responsabilidad de acompañarlos.

Lila Vega llegó a la política: Una decepción, un triunfo. ¿Cuál es el balance que hace de la llegada a este mundo?

-¿Sabes lo que más me gusta de la política?

-¿Dígamelo usted?

El encuentro con la gente. Y eso es muy afín a mi profesión y a lo que yo hago. Descubrí tardíamente esta vocación, aunque como ciudadana lo hacía, pero me parece, que en este momento es valiosa.

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