«Aquí lo que ha habido es capitalismo del más salvaje, y seguirá existiendo un rato más. Eso obliga a los trabajadores a unirse, a levantar un nuevo liderazgo, a que las organizaciones sindicales se sienten a discutir una política y una propuesta programática que resuelva los problemas de los trabajadores», subraya el coordinador del Frente para la Defensa del Empleo, el Salario y el Sindicato (Fadess)
¿Puede hacer más la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en la crisis venezolana? ¿Tiene otros mecanismos para obligar al gobierno del mandatario Nicolás Maduro a llegar a otros acuerdos? «No tiene otros mecanismos. Solo el diálogo, la discusión, buscar el compromiso de que el gobierno cumpla los convenios que la República ha suscrito con la OIT. Hasta allí llega la presión que puede ejercer», subraya Dick Guanique, coordinador del Frente para la Defensa del Empleo, el Salario y el Sindicato (Fadess).
«Siempre he creído que ese tipo de acuerdos, de diálogo, de conversaciones, de acuerdos, si no hay presión social, si no hay participación de los sectores involucrados, el gobierno no se siente presionado para el cumplimiento», sostiene.
«El gran beneficiario de la presencia de la OIT en Venezuela es el régimen de Nicolás Maduro, en razón de que ellos tienen una política de hacer aparecer que en el país hemos regresado a la normalidad», señala. «Este impulso de dialogar con sectores sociales ayuda a crear un clima de que en realidad estamos regresando a la institucionalidad, pero sin llegar a ella».
Guanique considera que el gobierno «al final no va a cumplir ninguno de los acuerdos a que pueda llegar; esa es la historia conocida en la práctica del régimen».
A su juicio, el otro sector beneficiado es «el de los empresarios, que están buscando un entendimiento con el gobierno en el tema de las inversiones, en ver cómo participan en el reparto de la venta que viene de las empresas del Estado; fundamentalmente la empresa petrolera y el Arco Minero».
En el caso de los trabajadores solo hay «puros compromisos», acusa. «Que si van a discutir contratos colectivos, que van a discutir el establecimiento del salario mínimo; que van, que van, que van, pero eso quedó allí».
Sin embargo, enfatiza que la presencia de la OIT «abre un espacio para que discutamos; si acaso, la libertad de Eudis Girot, o de Rodney Álvarez pudiera ser el logro más significativo».
Pero, apunta, «no hubo avances en recuperar los beneficios de los trabajadores», ya que ahora «vamos a un proceso, que no sabemos cuándo va a terminar». Como se limitó a los tres convenios de la Comisión de Encuestas «se reduce la discusión sobre los problemas que viven hoy los trabajadores, porque, por ejemplo, no se trata de discutir solamente el salario mínimo; aquí hay una política de Estado, de bonificación del salario, que no tiene efecto en las prestaciones sociales».
Hay un problema de seguridad social de los trabajadores «que tampoco se discute, que tampoco se toma en cuenta; además de que, en el convenio 26 (salario mínimo) tampoco se estableció nada; lo que queda es un compromiso, que vamos a sentarnos a discutir sobre el salario mínimo. Pero Maduro salió estableciendo un bono para los jubilados y pensionados excluyente, que incluye solo a los jubilados de 2018 a 2021; eso no beneficia al conjunto de los jubilados y pensionados y tampoco resuelve el problema del salario; queda una cantidad de cosas fuera del debate, como la reactivación del aparato productivo para generar empleo decente».
Cree que el gobierno «seguirá estableciendo el salario mínimo a su antojo, cuando lo considere; y si no está la OIT, y si no hay nadie que lo obligue, ellos seguirán decretando los aumentos salariales».
En cuanto al llamado a discutir contratos colectivos que hizo Maduro el pasado 1 de mayo, Guanique recuerda que la mayoría de los de la administración pública «están vencidos» y afirma que el gobierno está conversando «para una normativa en el sector salud y una normativa en el sector educación. Aquí no hay discusión del contrato colectivo».
El convenio 98 de la OIT «es desconocido por el gobierno; aquí no se discuten los contratos colectivos de la administración pública, de las empresas del Estado, de los institutos autónomos. El gobierno remite a la discusión algunas cláusulas de las contrataciones colectivas y termina eso siendo un mamotreto de contrato colectivo. El resto de cláusulas queda igual y, ante la situación de crisis, eso no sirve para resolver la calidad de vida de los trabajadores venezolanos».
Es revelador, a criterio de Guanique, que el gobierno violente las tablas salariales que ya acordó: «Las redujo a la mitad», lo que es «una violación al contrato colectivo anterior. El gobierno no está en la voluntad de discutir los contratos colectivos».
¿En qué deben ceder los trabajadores? La respuesta del dirigente sindical es tajante: «Toda la crisis de estos 20 años y de los 10 o 12 anteriores, los trabajadores llevamos 40 años de crisis en Venezuela, y sobre sus hombros ha estado el peso de la crisis. La parte más grave la hemos pasado los trabajadores, hasta el punto de que nuestro salario ha llegado a dos dólares: el salario más bajo del continente. Es decir, ya no tenemos más nada que dar, más nada que ofrecer».
Reitera que «si todo el peso de la crisis lo han pagado los trabajadores, ¿qué más se nos puede exigir a los trabajadores venezolanos? Si nos estamos muriendo de hambre, ¿qué más vamos a dar?
Como dirigente sindical sigue apostando por el diálogo y por acciones concretas. «Hay que resolver la reactivación del aparato productivo. En el país hay que generar nuevos empleos. Hay que reactivar la agricultura y la agroindustria. Hay que invertir en las industrias básicas, en la reactivación de la industria petrolera. Hay que resolver el tema de la deuda externa. Hay que eliminar el IVA, hay que eliminar el impuesto a las transacciones en dólar. Hay que cambiar toda la política tributaria. Hay que producir un cambio muy profundo en la política económica que se ha llevado hasta ahora».
Si eso ocurre «entonces sí habrá perspectivas para los trabajadores», asevera. Pero se pregunta: «¿Ese es el compromiso de los empresarios? ¿Del gobierno? ¿Están en la voluntad de cambiar la política económica? Yo creo que no. Aquí tenemos neoliberalismo pa’ rato, capitalismo del más salvaje que no se parece en nada al socialismo. Aquí lo que ha habido es capitalismo del más salvaje, y seguirá existiendo un rato más. Eso obliga a los trabajadores a unirse, a levantar un nuevo liderazgo, a que las organizaciones sindicales se sienten a discutir una política y una propuesta programática que resuelva los problemas de los trabajadores. Hay que elaborar un plan de acción, un plan de lucha, un plan de calle que obligue al gobierno a sentarse y a producir cambios en la política económica».