El analista señala que existen más de 10.000 millones de dólares a los que Venezuela puede acceder de inmediato, si hay un acuerdo político. Destaca que no ve viable que los actores actuales tengan la voluntad de hacerlo
Francisco Rodríguez es un economista que ha estado en más de una discusión sobre lo que debe hacerse en el país. Sus propuestas han formado parte del debate polarizado de los jugadores del tablero de la política.
Egresado de la UCAB, actualmente profesor en la Universidad de Denver y creador de la Fundación Petróleo para Venezuela llegó al país y, casi que al bajarse del avión, visitó Contrapunto.
No había café en la redacción así que los saludos fueron al seco, pero siempre con la amabilidad que caracteriza a este caraqueño de 54 años que hace la propuesta de un pacto que ayude a solventar los problemas de la gente.
Sostiene que los venezolanos más vulnerables “no pueden esperar” a que los acuerdos políticos se concreten para resolver sus necesidades vitales.
-Usted propone “un pacto para salvar el futuro”. ¿En qué consistiría ese pacto? ¿Entre quiénes?
-El pacto tiene que ser -principalmente- entre quienes no están negociando. Hasta ahora hemos tenido un proceso de diálogo en Barbados que esencialmente está muerto. Recientemente hemos visto otro intento de tener una reunión, tener unas negociaciones, pero en realidad en el proceso de Barbados lo único que se ha discutido es el tema electoral. Te digo con sinceridad… discutir el tema electoral entre las partes que están sentadas en Barbados es algo un poco absurdo. Todo el mundo sabe que nunca se van a poner de acuerdo en el tema electoral, por una razón muy sencilla: En un país con un sistema político donde el ganador se lo lleva todo; discutir el tema electoral es como discutir quién tiene derecho de cortarle la cabeza al otro, nunca va a haber un acuerdo.
-¿Cuáles son los temas importantes entonces?
-Los temas importantes para los venezolanos no están en la discusión de Barbados. ¿Dónde está, por ejemplo, el tema del Fondo Social de los 3.000 millones de dólares? Ese es un acuerdo al que se llegó en México, ni siquiera en Barbados. ¿Qué ha pasado con eso? Absolutamente nada. Ese dinero no se ha movilizado. Ese dinero se podría haber utilizado para atender las necesidades de los venezolanos. ¿Dónde está la discusión sobre los otros recursos? ¿Dónde está Citgo? Hubo discusiones en Barbados para salvar a Citgo, que es el principal activo de Venezuela exterior, y tampoco se ha avanzado en eso.
Rodríguez sostiene que la discusión que debería darse en Venezuela es “cómo logramos recuperar la economía, cómo aumentar el poder adquisitivo de los venezolanos, cómo logramos atender los problemas urgentes de hambre y la inseguridad alimentaria, de pobreza extrema que siguen existiendo en el país”.
“Eso no tiene espacio en la discusión. Esos temas no se hablan en Barbados, ni se hablaron en México porque esta no es una discusión que está centrada sobre los problemas de la gente. Esto es una discusión que está centrada sobre el problema de los políticos. Un problema electoral, que es importante y me parece que es muy importante, pero lamentablemente es una discusión que no está llegando a nada”, sostiene Rodríguez.
-Hay quienes aseguran que el problema económico, el problema social, en fin, la solución de los problemas de la gente pasa por resolver el problema político y el problema político puede ser electoral.
-Llevo 25 años oyendo eso.
-Somos dos y seguro muchos más.
-Exactamente. La gente que dice eso en el fondo no están pensando en la urgencia verdadera de los problemas de la gente. Cómo se la va a decir a los venezolanos que tienen un salario que no alcanza para alimentar ni remotamente a una familia; donde seguimos viviendo con una economía de altísimos niveles inflación; donde hemos vivido la contracción económica de mayor magnitud en la historia de la humanidad en un país que no ha atravesado una guerra; donde la pobreza en los últimos 10 años se ha triplicado; donde sufrimos la tercera hiperinflación más larga de la historia de la humanidad; donde vimos un éxodo de una quinta parte de la población venezolana y que sigue produciéndose porque la gente sigue dejando nuestro país en busca de mejores oportunidades… ¿Cómo se les va a decir que esperen a que se resuelva el problema político? ¿Se le va a decir que esperen que una de las partes se imponga en el conflicto político para resolver sus problemas?
Rodríguez se detiene en su argumentación y parece que su pensamiento mastica la próxima afirmación y luego suelta: “Justamente creo que más bien es al revés. Lo que nosotros hemos tenido, desde hace mucho tiempo, es un conflicto político que está produciendo la destrucción de la economía del país y en la cual ambas partes del conflicto político, no parecieran tener ningún problema con hacerle daño al país, bien sea para mantenerse o para tratar de imponerse sobre el otro.
“La idea de subordinar todas las decisiones económicas, las consideraciones políticas es algo que nosotros hemos visto desde tiempos de Chávez. Si fue grave en ese tiempo, se comienza a exacerbar con Maduro”, afirma el economista.
Para ilustrar este proceso pide recordar el “Dakazo” y señala que a la gente se le ordenó “esencialmente el saqueo de tiendas de electrodomésticos para ganar una elección”.
“Allí se dijo no me importa el daño que yo hago a la economía del país si eso me sirve políticamente y eso mismo lo comienza a hacer la oposición”, sostiene el profesor de la Universidad de Denver.
-¿Venezuela vive atrapada en una tormenta perfecta?
-Venezuela vive atrapada entre un grupo que no le importa destruir la economía para quedarse en el poder y otro grupo que no le importa destruir la economía para llegar al poder. Aquí es necesario rebasar a esos dos grupos a través de un pacto que no venga de los políticos. Un pacto que venga de una discusión entre los venezolanos sobre cuál es el país que nosotros queremos”.
-Si no son los que están negociando… ¿Quiénes pactan?
-Las organizaciones sindicales. Las organizaciones empresariales. Las organizaciones no gubernamentales. Nosotros necesitamos una discusión amplia que abarque a todos los sectores del país. Que esté enfocada en definir una agenda común de reformas económicas, de reformas estructurales e institucionales para poder llevar este país hacia el crecimiento con equidad. Nosotros deberíamos pasar menos tiempo discutiendo quién está en el poder y más tiempo discutiendo qué es lo que se debe hacer con ese poder.
Francisco Rodríguez levanta su mano con amabilidad antes de que le interrumpa y se apresura a decir: “Y tú me vas a decir que si la gente que tiene el poder no está en esa discusión, entonces esa discusión va a ser irrelevante. ¡Y fíjate! Yo creo que no. Creo que lo que nosotros necesitamos es generar una propuesta robusta, que venga de la sociedad civil y que las partes del conflicto político tengan la oportunidad, por supuesto, si tuviesen la responsabilidad de hacerlo, de sumarse a esta iniciativa”.
El economista se acomoda en su silla y pregunta: “¿Qué es lo que me gustaría ver como venezolano? Que nosotros pudiésemos tener una discusión sobre un acuerdo de gobernabilidad. Venezuela en las actuales condiciones no es gobernable. No es gobernable ni bajo el chavismo, ni es gobernable bajo la oposición tradicional agrupada en la Plataforma Unitaria”.
-¿Por qué dice eso?
-Porque estos dos grupos le plantean al país, ambos, que vamos a hacia una batalla final y que cuando uno de ellos gane la batalla final, y se imponga, entonces ahí dicen que se van a solucionar los problemas. La realidad es que ninguno de ellos puede.
-¿Estamos en lo que llaman un empate catastrófico?
-La realidad de la que estamos hablando es que ninguno de ellos gana la batalla final. Ninguno de ellos es capaz de imponerse sobre el otro. Aquí tenemos que revivir una palabra que ha sido denigrada, enlodada, vilipendiada, pero creo que tiene que estar en el centro de nuestro pensamiento: cohabitación. Lo que hay que hacer en Venezuela es lograr la coexistencia entre los venezolanos que pensamos distinto. Lo que hay que lograr en Venezuela es entender que lo que nos une, nos junta como país, lo que nos hace venezolanos es mucho más importante y mucho más fuertes que cualquier diferencia y cualquier color político.
-¿Por dónde se empieza esto?
-Mi planteamiento es comenzar a crear un movimiento desde la sociedad civil, no político, que incluya a los sindicatos, los empresarios, organizaciones no gubernamentales. Que incluya discusiones que lleguen hasta las asambleas de vecinos, hasta los consejos comunales y se discuta sobre las reformas económicas que tenemos que hacer como país.
-¿Quién articula todo eso? Eso suena muy bonito, pero suena “comeflor”, por decir lo menos. Suena hippie, o a sueños de los muchachos de izquierda de los años 80.
-¡Qué bueno que me digas muchacho! (Risas)
“Desde la fundación que dirijo, la Fundación Petróleo por Venezuela, publicamos hace unos meses un volumen extenso llamado: Respuestas cooperativas a la crisis venezolana. En ese volumen se detalla cuáles son las distintas iniciativas que se podrían tomar dentro de la idea de propiciar los acuerdos que involucren a los distintos actores políticos pero que también vayan más allá de los factores políticos”, señala Rodríguez.
En su argumentación sostiene que la flexibilización de sanciones abre la puerta para hacer un planteamiento ante la comunidad internacional y decirle que, en medio de la flexibilización, vamos a crear la institucionalidad para asegurar que los recursos que le entren al país “vayan a atender las necesidades urgentes de la gente”.
“Lamentablemente aquí se dio una flexibilización en sanciones, pero no ha habido una discusión sobre o más esencial que es: ¿Qué vamos a hacer con ese dinero?” , interroga Rodríguez.
Vuelve a detenerse un momento solo para hacer hincapié en esta afirmación: “Si esa discusión se la dejas a los políticos no la vamos a tener nunca. Desde la sociedad civil tenemos que comenzar a exigirle a las partes del acuerdo de Barbados, exigirle al gobierno y exigirle a las partes que están ahora protagonizando esta nueva interacción del conflicto político, que ahora se dirima a nivel electoral, que nosotros queremos saber qué se está haciendo con el dinero y qué se piensa hacer con el dinero.
“Nosotros queremos dar una discusión para lograr una serie de acuerdos básicos de gobernabilidad. ¡Sí ya se sé! Me vas a preguntar que eso lo tiene que convocar el Gobierno. ¿Y por qué?”, señala con vehemencia el economista.
-Si esperamos que en este momento lo convoque… nos quedaremos esperando.
-A lo mejor lo hace, pero será una convocatoria para tomarse una foto en Miraflores y decir que están dialogando. Esa historia ya es vieja y ya la conocemos. Y por cierto… la oposición hace lo mismo. Los hemos visto llamando a la ONG y organizaciones civiles vinculadas al tema humanitario que les sirve para tomarse una foto.
“Hay que entender que el cambio político no necesariamente viene por los políticos, porque los políticos están enfrascados en su lucha por el poder. El cambio político viene a través de la sociedad civil. De la creación de un movimiento robusto capaz de plantear los temas necesarios y demandar ante la comunidad internacional”, sostiene Rodríguez.
A estas alturas de la conversación el economista parece que vio dibujado en nuestro rostro la incredulidad y se esmeró en “aterrizar” su planteamiento y dijo: “Voy a concretar la idea porque entiendo tu punto sobre la abstracción”.
“En este momento, entre los distintos recursos en el exterior a los cuales el país podría tener acceso, hay por lo menos 7.000 sino 14.000 millones de dólares”, señala.
-¿En dónde están? ¿Habla de los Derechos Especiales de Giro (DEG) del Fondo Monetario Internacional?
-Sí. Estoy hablando de 5.000 millones de dólares en DEG en el FMI. Estoy hablando de 2.000 millones de dólares en el Banco de Inglaterra, que por cierto, ya no existe el gobierno interino, pero de todos modos hay una disputa legal en la se gastan millones de dólares en abogados en cortes inglesas que tienen especificada como una disputa entre BCV de Maduro y el Banco Central de Guaidó. Ya no existe gobierno interino, Guaidó no existe, pero tiene un banco central que se está gastando el dinero en el debate legal, además del que gasta el de Maduro. Si nos descuidamos vamos a quedar debiendo (señala con sorna).
-¿Qué otros recursos hay?
-Hay 7.000 millones de dólares a los que Venezuela tiene acceso mediante lo que se llama instrumentos de financiamiento rápido del FMI, que son préstamos que se utilizan para emergencias y que no tienen condicionamiento, es decir que no se tiene que entrar en un programa del FMI.
-¿Son distintos a los Derechos Especiales de Giro?
-Sí. Son adicionales. Pero no solo eso. Te hablé de las cosas a las que Venezuela tendría acceso automático. Pero aquí, con el apoyo de la comunidad internacional, se podría conseguir una cantidad mucho más significativa de recursos para poder echar a andar a la economía de Venezuela.
-¿Qué hay que plantearle a la comunidad internacional?
-Un planteamiento que esté centrado en resolver los problemas de la gente. En resolver los problemas de los venezolanos. Estoy convencido, porque conozco estas instituciones, porque he interactuado con los principales tomadores decisiones de estas instituciones, que aquí habría disposición de la comunidad internacional para apoyar un plan económico de recuperación que surgiese a un acuerdo político que sea apoyado por las partes.
“La discusión que deberían estar dando en este momento las partes del conflicto político sería la de comprometerse a llegar a acuerdos sobre una serie de reformas mínimas que se le pueda plantear a la comunidad internacional un: ‘Nosotros vamos a hacer esto independientemente de quién gane las elecciones’”.
-¿Cuáles serían esos consenso básicos?
-Hay que reinsertar a Venezuela en los mercados petroleros y en los mercados financieros internacionales.
-¿Cómo se come eso? Para eso se necesita que…
-Se necesita para eso la flexibilización genuina de las sanciones. Se necesita el reconocimiento del Estado venezolano. Hay algo que muchas veces se ignora cuando la gente hace análisis de la flexibilización. Estados Unidos emitió una Licencia General 44 que autoriza a PDVSA a vender petróleo en Estados Unidos, pero PDVSA no ha vendido un barril de petróleo en Estados Unidos porque el control de las cuentas de PDVSA en territorio estadounidense la lleva la PDVSA ad hoc nombrada por el extinto gobierno interino y que ahora depende de la Asamblea Nacional de 2015. Entonces la industria petrolera no tiene la autoridad legal para hacer valer la Licencia General 44. Entonces lo primero es la reinserción de Venezuela en los mercados financieros y petroleros internacionales.
Indica que no solo es un problema de sanciones sino de la creación de una institucionalidad dentro del país que sea creíble, es decir una industria petrolera y un banco central con los que las instituciones financieras estén dispuestas a hacer transacciones y a negociar con ellos.
“Por ejemplo, hacer un consenso en torno al nombramiento de un directorio del Banco Central que esté integrado por personas con credenciales suficientes y que representen a todo el país y no a una parcialidad política”, indica el economista.
Destaca además explica que el BCV “es una entidad clave en este tema, porque el Banco Central es lo que se llama el agente fiscal del país ante el FMI. Eso quiere decir que cuando el FMI desembolsa al país los DEG los deposita en la cuenta del BCV”.
“Aquí ni siquiera hay que resolver ese problema que todavía tenemos de reconocimiento de Gobierno, lo que hay que resolver es el reconocimiento del Banco Central”.
-¿Eso no lo tienen que hacer formalmente el Gobierno y la oposición?
-Sí y no. Lo que hemos aprendido de Barbados es que un acuerdo en este sentido han sido incapaces de hacerlo. Lo que creo es que nosotros debemos tener una iniciativa que venga de sectores más amplios para la conformación, por ejemplo, de una Junta Administradora de Activos que sea capaz de administrar PDVSA en el exterior. Una junta profesional del Banco Central que sea capaz de interactuar con el Fondo Monetario Internacional y presentarle a la comunidad internacional y al sector financiero estas instancias, que son instancias que funcionen con suficiente transparencia para que digan: «Con esa gente si tratamos y estamos dispuestos a apoyar mediante el Fondo Monetario Internacional, mediante el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo».
Por otro lado, habla de reestructurar la deuda venezolana que tiene 150.000 millones de dólares de deuda que llevan desde 2017 en default.
“Venezuela no tiene acceso a crédito internacional, no tiene acceso al sistema financiero internacional y un país en estas condiciones no puede desarrollarse. La industria petrolera no puede entrar en las transacciones básicas si no pueden interactuar con las entidades financieras que tienen acceso al crédito”, explica Rodríguez.
-¿Qué hacer con los acreedores?
-Hay que tener una discusión con los acreedores como parte de ese debate. Se podría dar una estrategia para tratar de salvar CITGO. Se tiene que hablar con los acreedores para decirles: miren nosotros podemos pagarles con los ingresos del país que a lo largo del tiempo puede derivar de sus exportaciones petroleras. Aquellos que fueron expropiados injustamente, aquí hay los recursos para que si quieren venir a invertir en el país se le puede pagar con inversión en Venezuela, entre ellas con algunos de los activos que se les expropiaron.
Por otra parte, habla de la políticas sociales y hace referencia a los CLAPS “que tiene muchos problemas, pero que de forma irregular toca al 90% de la población”.
“Estos no son datos oficiales. Estoy citando datos de la Encuesta de Condiciones de Vida de la Universidad Católica Andrés Bello. Son datos de encuestadoras privadas tales como Datanálisis y hay datos también del Sistema de Naciones Unidas”, indica Rodríguez.
Agrega que existe una expansión de los CLAPS, pero “es un programa que se maneja con criterios políticos. Hay que reformar ese sistema para mantener lo bueno que en una crisis como esta se atienda a los sectores más vulnerables”.
“Podríamos usar los recursos que tenemos fuera para ayudar a estos planes que implican 800 millones de dólares y las ganancias de CITGO alcanzan 2.8000 millones de dólares de ganancias”, señaló finalmente e economista.