«La gente tiene razón en decir que María Corina es la más indicada para derrotar a Maduro, pero si del pueblo, igual que hay una furia bolivariana, surge una furia democrática, que fue lo que ocurrió en Barinas, de nada le valdría al gobierno si el pueblo está dispuesto a votar por el que María Corina señale», subraya el coordinador del Movimiento Independientes por Venezuela
No tenía una bola de cristal para anticipar la ratificación de la inhabilitación de la dirigente María Corina Machado por parte del TSJ, pero sí, para analizar sus consecuencias. Horas antes de que ocurriera, Eustoquio Contreras, coordinador del Movimiento Independientes por Venezuela, veía venir varios escenarios complicados. Como avezado político, auguraba tiempos de tormenta.
Según su evaluación, la campaña electoral ya comenzó: para la oposición, desde la primaria; y para el gobierno, al darle respuesta a esa iniciativa con el referéndum sobre el Esequibo, que «no fue de la nación, sino del gobierno, del PSUV».
Barbados es un drama para el gobierno, sostiene. El gobierno «no haya qué hacer con el pacto de Barbados. Si quiere mantenerlo, tendrá que rehabilitar los derechos políticos de María Corina Machado, y eso implica entregar Miraflores. El gobierno mide. Si esas son las consecuencias de darles libertad a los candidatos de oposición, ¿cuál sería el costo político de no permitirlo? Para el gobierno lo idea sería poder evitar el riesgo de que María Corina habilitada les quite el poder, sin salirse del pacto».
-¿No habilitar a María Corina y seguir en Barbados?
-Así es. Pero ese es un hecho imposible de conciliar. Mantener el pacto de Barbados es igual a habilitar a María Corina, y habilitar a María Corina es igual a entregarle Miraflores.
Contreras especula que Maduro podría estar «negociando el gobierno, pero salvar parte del resto del poder».
-¿Cuál es el precio que tendría el gobierno al no habilitar a Machado?
-El precio de una derrota mayor, tipo Barinas. La gente tiene razón en decir que María Corina es la más indicada para derrotar a Maduro, pero si del pueblo, igual que hay una furia bolivariana, surge una furia democrática, que fue lo que ocurrió en Barinas, de nada le valdría al gobierno si el pueblo está dispuesto a votar por el que María Corina señale.
-¿Esa furia democrática se va a activar?
-Es una posibilidad.
Si se mata Barbados, afirma Contreras, el gobierno «entraría en una impunidad política extraordinaria, con visos de violación de derechos humanos y muerte de lo que queda de imagen de institucionalidad y de separación de poderes. La comunidad internacional se activaría, con Estados Unidos a la cabeza, y lamentablemente se fortalecerían las visiones según las cuales Maduro no sale por la vía electoral y todas las opciones volverían a estar sobre la mesa. Sería una catástrofe, porque nosotros solo concebimos la vía institucional, electoral y democrática». Pero, advierte, «de nada vale lo que tú quieras, porque cuando se mata la vía democrática se deja abierta la autopista a la violencia».
-¿Otros espacios de negociación?
-Es de suponer que hay muchas negociaciones. Es más: aquí no se sabe todo lo que se está negociando. No sabes los escenarios de conversación que hay. Lo más conocido es lo que se ha instiucionalizado, como Barbados. Ahora se dan a conocer cosas (sobre el Esequibo), pero deja mucho que desear. Nosotros esperamos una postura más enérgica de Venezuela, y no la hemos visto.
¿Qué escenarios observa Contreras? «Se mantiene el pacto de Barbados con María Corina como candidata; eso luciría como una entrega de Miraflores, o una negociación para entregar Miraflores y salvar el poder. Puede ocurrir, también, que si el costo es muy alto, les den largas a las elecciones, que venza el tiempo de 2024 y después replantear la negociación en otros términos y con otros actores. No creo que Estados Unidos, a estas alturas, van a sacrificar a María Corina y acordarse con Maduro para que lo dejen seguir usufructuando el poder», describe.
-¿Qué puede alterar esos escenarios?
-Una gran movilización nacional pidiendo la vigencia y el cumplimiento del pacto de Barbados, que implique ponerles fecha a las elecciones y el cumplimiento de un calendario electoral. Lo deseable sería una gran veeduría de venezolanos para ver el comportamiento de las partes en el desarrollo del pacto de Barbados. De no haber elecciones esa gran movilización debería ocuparse de la conducción política del proceso venezolano. En un proceso electoral se buscan resultados electorales, pero también se buscan resultados políticos cuando lo electoral no arroje eficiencia. Cualquiera que sea la maniobra del gobierno el apetito de cambio no va a cesar, porque nunca habíamos visto un país tan decidido, tan necesitado, tan ansioso de que termine el gobierno. Son 10 años de fracasos ininterrumpidos, y 25 años de un proyecto electoral que no llenó las expectativas.
-¿Cuál es la gran movilización?
-Hay dos debilidades que tiene el liderazgo de oposición. No tiene una dirección política, ni hay un proyecto de país en torno al cual convocar al país. Nosotros vemos las cosas al revés de cómo se están haciendo.
Hay «una gran mayoría que quiere cambio, y lo ideal sería que sea en torno a un proyecto de país. ¿Qué es un proyecto de país? Convocar a los productores, convocar a las enfermeras, los maestros, los trabajadores de la producción, los pescadores, para ver qué hacer con el salario; plasmar eso en un proyecto de país y luchar por el poder para plasmarlo allí. Pero aquí se están haciendo las cosas al revés».
A su juicio «no es que no hay proyecto, ni dirección: es que hay muchas direcciones políticas de oposición que caminan paralelamente, y que muchas veces se excluyen».
«Estoy seguro de que este liderazgo del gobierno y este liderazgo de la oposición serían más eficaces, y le darían más al país en otro ambiente: en un ambiente de reconocimiento mutuo, de respeto, de usar la ciencia y la tecnología para hacer una caracterización de la crisis y elaborar, en un programa de país, las soluciones. Aquí tienen que surgir nuevos liderazgos, porque aquí tiene que estar presente todo el mundo. Van a surgir nuevos liderazgos, se van a derrumbar liderazgos y van a aparecer nuevos rostros. Cuando digo nuevos rostros me refiero a nuevas responsabilidades», apunta.
Como analista, asevera que Machado puede ser conductora de los deseos de cambio de la población, y apunta que la coyuntura la ha puesto en ese rol. «Es la más coherente de la oposición frente al objetivo principal de sacar al actual gobierno de Miraflores, y eso quedó demostrado el 22 de octubre, con las primarias de la oposición. Las barreras ideológicas quedaron derrumbadas, y la disciplina de partidos quedó derrumbada, y eso debe estarle diciendo al gobierno que es un mal negocio gastar real en siglas políticas, que eso debe darle un mal resultado, eso de estar judicializando los partidos políticos, porque lo que ha hecho es una reunión de siglas que son cascarones vacíos, mientras la militancia de esos partidos fue a votar por María Corina».
Se dice convencido de que «vendrán momentos muy duros» ya que «el gobierno está dispuesto a hacer todo lo que tenga que hacer para evitar alternabilidad. Me preocupa cuando dicen ‘no volverán ni por las buenas ni por las malas. Eso, dicho por un alto funcionario, con estructura del Estado en la mano, es demasiado peligroso». Que un jefe de un poder público haya dicho que Machado no sería habilitada le hace mucho daño a la institucionalidad: «Todas esas cosas se van acumulando, y en algún momento se va a hacer explosiva la respuesta». Es decir, aclara, «es un estado de ánimo reprimido, que se va a expresar».
Un año duro «es un año de grandes decisiones», razona Contreras, relacionadas con compromisos adquiridos en el Acuerdo de Barbados, como los comicios en la segunda mitad del año. «En la medida en que nos vayamos acercando al inicio de los seis meses la crisis política va a invadir el estado de ánimo de una dirigencia que se comporta con violencia y pugnacidad».