Un nuevo CNE le haría bien al gobierno y a todo el país, pero incluso con el actual hay que participar en los comicios, subraya el dirigente político e integrante de Unión y Progreso. A su juicio, en la próxima AN es necesario garantizar una fracción parlamentaria unitaria no oficialista
¿Tiene sentido o no tiene sentido participar en elecciones en Venezuela? Cualquier respuesta levanta pasiones, y si algo sabe el dirigente político Enrique Fermín es de pasiones y de lo que causan. Su profesión, cardiólogo intervencionista, le permite conocer como pocos lo que pasa en el sistema circulatorio de las personas; y su capacidad de análisis como integrante de Unión y Progreso le facilita llevar esta metáfora a las organizaciones políticas.
El dirigente político, antes de responder, afirma que hay frustración en muchos venezolanos «porque hasta ahora no se sabe a ciencia cierta qué pasó con los resultados electorales del 28 de julio de 2024, y muchas personas pensarán que no tiene sentido votar».
Sin embargo, Fermín cree que es importante «mantener la calma y entender que la única vía plausible, la mejor vía para lograr un cambio en el país, es la vía pacífica del voto». Por eso, «renunciar a votar, así haya pasado lo que haya sucedido, significa no expresarse; por lo tanto, tu opinión no será tomada en cuenta y no tendrás la posibilidad de llevar representantes a cuerpos deliberantes, como por ejemplo, la Asamblea Nacional; o ganar alcaldías y gobernaciones».
¿Participar en nuevas elecciones con el mismo CNE? «Lo ideal sería cambiar el CNE, un acuerdo político para un nuevo CNE. Eso le haría bien al gobierno y a todo el país, para entender que hay que cambiar los ánimos y darle un poco de confianza al país, enmendar errores que se pueda haber cometido y darle garantía a la población de que un nuevo CNE con otra composición podría garantizar una elección en la que se exprese debidamente la voluntad de la mayoría de la población», responde.
-¿Quiénes deben negociar un nuevo CNE?
-Debería ser entre el gobierno, la llamada oposición oficial que todos conocemos y con la participación de nuevos actores, de actores emergentes en la política. Agrupaciones que no tienen tarjeta, sindicatos, gente de la sociedad civil. Es muy importante la participación de la sociedad civil, para que pueda darle un peso específico a esas negociaciones.
-¿Cuáles deben ser los atributos de un nuevo CNE?
-Nosotros sabemos que, por lo general, eso responde a acuerdos políticos: tantos miembros para el gobierno, tantos miembros para la oposición. Pero de verdad debería ser algo como que el gobierno tenga su representación, una representación mínima de la llamada oposición clásica y que otros miembros sean de ese espectro político amplio que es capaz de poner los intereses del país por debajo de los intereses partidistas. Eso le daría más confianza al país.
-¿Con este CNE sería partidario de ir a elecciones?
-Si queda este mismo CNE hay que participar igualito, porque lo que habría que garantizar es que donde la gente aspire a cambiar, tenga sus testigos. La gente tiene que organizarse. Debemos entender que el voto es una expresión de nuestras aspiraciones; si es así, tenemos que organizarnos en la comunidad para poder tener nuestros testigos y poder pedir a viva voz que se entregue el «chorizo», los resultados de cada mesa. Que haya posibilidad de que haya el escrutinio público previsto en la ley. Así sea este CNE, debemos buscar que se respeten condiciones que existen en la ley para que la gente pueda presenciar el escrutinio en caliente.
-El CNE podría desconocer los resultados. ¿Aún así hay que votar?
-Creo que sí, porque el CNE podría desconocer el resultado. No creo que el CNE, si de verdad fue así, permita que lo hackeen de nuevo. Si no se deja hackear, no tiene por qué no hacer públicos los escrutinios.
-¿Cómo convencer a la gente de que vote de nuevo después de lo que pasó el 28 de julio?
-No hay fórmulas mágicas, pero creo que tenemos que ver aspiraciones concretas de la población. Me voy a referir a Caracas: Es la capital, pero tiene muchísimas carencias, tiene apenas un alcalde y 13 concejales. En cada región debe plantearse una alianza política basada en un programa que interprete esa realidad, con cosas concretas que sirvan para empezar a aliviar el drama socioeconómico que sufre la mayoría de la población. La gente tiene que entender que, para que eso sea sí, debe votar por los representantes que defienden esa propuesta.
Fermín llama a no perder la esperanza, a que las personas no permitan «que su voluntad sea doblegada».
-¿Qué gana la gente si tiene alcaldes, gobernadores, diputados?
-Si quiero un cambio, debo votar por los representantes que representan ese cambio. Si no estoy conforme con una realidad en mi estado, mi municipio, entonces tengo que buscar que estén personas que puedan representar ese anhelo de cambio. Si no, ¿quién nos representa? Si no tenemos representantes que confiemos en ellos, que puedan llevar adelante nuestras aspiraciones…
-Pero podrían decirle a un diputado que se calle. ¿Cómo se sobrepondría?
-Es una práctica lamentable, que se ha hecho común en el Parlamento. El artículo 204 de la Constitución plantea la iniciativa legislativa. Creo que una nueva política parlamentaria de una fracción parlamentaria unitaria no oficialista sería impulsar las leyes necesarias a través de la participación ciudadana, con firmas. Eso obliga a que debe discutirse si va por esa vía, y de no discutirse, debería proponerse como un referéndum. Una fracción parlamentaria no oficialista tendría que ir por ese camino, para evitar componendas tras bastidores.
-¿Llamar a votar en este contexto no es «hacerse el loco»?
-La pregunta debería ser qué hacemos ante o pueda haber sucedido. Lo único que existe es duda, incertidumbre. La pregunta no es para qué votar, la pregunta es qué hacemos. ¿Nos quedamos en nuestra casa? Si nos quedamos, permanecemos en la inacción. Es mejor poner un grano de arena en una parte de la balanza, porque si no, la balanza estará concentrada. Quedaría el oficialismo con todo el poder.
-El oficialismo posiblemente convocará para diciembre. ¿Ve a la oposición preparada para ese escenario?
-En este momento no los veo preparados, pero nunca es tarde. Es necesario que se estructure un centro político en el que participen más allá de los factores tradicionales, no oficialistas. Ponerse de acuerdo en lo que antes llamábamos una política entrista, de unión, sobre la base de acuerdos políticos concretos, y con eso avanzar una propuesta al país para lograr una elección parlamentaria distinta.
-¿Cuáles son los acuerdos que ve que podrían unir una coalición parlamentaria?
-Por ejemplo, una ley de amnistía es muy importante, porque el país necesita paz política. Necesitamos reconciliación nacional, y para eso, una ley de amnistía es muy importante. En la parte económica hay que abordar el salario, es necesario ponerse de acuerdo con eso. El gobierno no puede resolver eso solo; tiene que haber participación de empresarios, trabajadores, distintos sectores; reunir a un grupo de economistas, plantearnos una propuesta que se traduzca en la mejora de las condiciones de vida de la población, que es la que, al final, sufre. La gente siente que el político está en su pelea política mientras no tiene para comprar útiles para el muchacho, tiene al familiar preso. No puede ser que hoy día sea una tragedia enfermarse. Sabemos que al ir a un hospital, más allá de la voluntad de médicos y enfermeras, es imposible ser atendido. Debemos ver cómo se hace para que exista seguridad social, salud, que puedas asistir y ser atendido adecuadamente. Tiene que haber una alianza entre el sector público y el privado. Hay que crear una estructura que facilite la atención en salud a la población.
-¿Si factores políticos llaman a la abstención?
-Creo que es un error. El resultado es cero. No hay nada. Cuando no votaste, no hiciste nada.