Si el salario sube a un millón de bolívares, por ejemplo, esto solo servirá para aumentar la hiperinflación, advierte Oscar Meza, director del Cendas-FVM. Habrá ilusión monetaria por unos días, pero la gente tendrá que seguir buscando más ingresos. Lo que puede venir es un aumento porcentual que en nada resuelve los problemas de los trabajadores, enfatiza Antonio Suárez, presidente de Fedeunep.
Cada día que sube el dólar baja el salario mínimo en Venezuela. El 1 de mayo de este año pasó de 250 mil a 400 mil bolívares al mes, a los que se suma el bono de alimentación. Pero lo que en ese momento ya era el pírrico monto de 2,33 dólare,s ha ido retrocediendo a medida que se devalúa lo que queda del del otrora denominado bolívar fuerte. Al día de hoy el salario mínimo venezolano es de un dólar.
El economista Asdrúbal Oliveros indicó esta semana, en entrevista para Unión Radio, que es casi un hecho que el ejecutivo de Nicolás Maduro aprobará un ajuste del ingreso mínimo.
Pero, ¿qué tanto puede resolver un incremento en el escenario hiperinflacionario que sufre el país?
Un nuevo aumento únicamente potenciará la hiperinflación, porque el gobierno de Maduro solo emite dinero sin sustento en la producción, señala Oscar Meza, director del Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros (Cendas-FVM).
Lo que puede venir es un aumento porcentual que en nada resuelve los problemas de los trabajadores, enfatiza Antonio Suárez, presidente de Fedeunep.
La gente está sobreviviendo con base en sus propias habilidades para ofrecer bienes y servicios, apunta Meza, porque es la única manera que tiene para buscar dólares. Los bonos que entrega el gobierno de Maduro no resuelven nada, y el salario mínimo, menos, deplora.
Si el salario sube a un millón de bolívares, por ejemplo, esto solo servirá para aumentar la hiperinflación, pero así no se resuelve el problema, insiste el analista y autor de indicadores mensuales como la canasta alimentaria familiar y la canasta básica. Habrá ilusión monetaria por unos días, pero la gente seguirá buscando ingresos por donde sea.
Para vivir necesitamos entre 100 y 150 dólares, insiste Suárez. Según su consideración los más vulnerables son los servidores públicos y los jubilados.
Lo que deberían hacer es entregar 100 dólares en efectivo a cada trabajador, porque se necesitan 300 para alimentarse, pero 100 pueden aliviar, especialmente si se comparan con la pensión, que es de un dólar, precisa Meza.
No es realista pensar que van a pagar 300 dólares a cada trabajador, y tampoco es realista esperar que el salario mínimo sea equivalente a la canasta básica aunque lo establezca la Constitución, reflexiona. Pero si el país está en emergencia humanitaria compleja, necesita una ayuda humanitaria equivalente a 100 dólares, medida que se puede asumir en el cortísimo plazo.
La crisis global del salario lleva a retomar el sistema tripartito, reitera Suárez, porque hay decisiones que tomar que dependen del sector privado.