Centenares de personas recorrieron las cuadras del centro de Caracas para hallar un regalo o un estreno
Olvídate de caminar a paso rápido un 24 de diciembre en alguna de las cuadras de La Hoyada: es misión imposible. Casi tan imposible como regresar a casa con las manos vacías. En esta zona del centro de Caracas el día de Navidad es la gota que desborda el vaso de los regalos baratos. Los compradores lo saben; los vendedores, también.
Por eso, a las 12 del mediodía, el grito «sostenes a dos, sostenes a dos» se convirtió en el llamado que atrajo a no menos de cinco mujeres que se acercaron a revolver los sujetadores puestos sobre el mantel. En La Hoyada hay «manteleros», vendedores ambulantes que exhiben su mercancía sobre telas y que están preparados para salir corriendo.
Mas este martes no hizo falta prepararse para huir de la policía, porque La Hoyada es, en estos días, una suerte de «zona de tolerancia» en la que vale todo. Conviven funcionarios policiales con voceadores de los por puestos, las mujeres que gritan «tres pares de lacitos por un dólar, un dólar» y las familias de madres solas con cuatro o cinco muchachos que quieren el perrito de peluche a dos dólares.
En la avenida Bolívar era tal el gentío, que los policías tenían que parar las unidades de transporte público para que los grupos pasaran de un lado a otro.
Por la esquina de La Marrón había ofertas atractivas -como motopatines en 10 dólares- si se pagaba «en divisas» en el comercio ambulante. Algunas tiendas buscaron el «gancho» de las ofertas con mercancía de todo tipo (flores navideñas, gorros de Santa en dos por un dólar), pero en otras prefirieron el vacío a bajar los precios.
Dos franelas por cinco dólares, medias de niña en dos dólares y hasta una extensión eléctrica de 3,5 metros en dos dólares: Estos son algunos de los objetos que confirman que es posible llegar a La Hoyada a comprar con poco y salir con algún detalle para cada miembro de la familia… hasta lo más inesperado, como una bolsita con palosanto para la buena suerte.