«Mi padre me pagó la universidad y todos los gastos. En mis tiempos libre lo acompañaba y aprendí el oficio. En estos momentos esto me genera más dinero que la química. Tan solo por revisar un equipo puedo generar una entrada de 120 a 150 dólares diario», dijo el ingeniero
Jonathan Quintero trabaja en una empresa estatal. Su sueldo es muy bajo. Sin embargo, él espera que las cosas mejoren para que la compañía vuelva a ser lo de antes. Quintero cobra 300 dólares mensuales «y eso porque me incluyen un bono de producción, si no, ni te contara«, dice.
Asegura que más gana matando tigres. «Desde que tengo uso de razón mi papá trabaja reparando aires acondicionado y yo siempre lo he ayudado».
«Él me pagó la universidad y todos los gastos. En mis tiempos libre lo acompañaba y aprendí el oficio. En estos momentos esto me genera más dinero que la química. Tan solo por revisar un equipo puedo generar una entrada de 120 a 150 dólares, dependiendo la capacidad del aire (BTU, la cantidad de calor que una unidad de aire acondicionado puede extraer de una habitación. A medida que la clasificación de BTU aumenta también lo hacen el tamaño, el peso y el costo del aire acondicionado)».
Jonathan se levanta todas las mañanas a las cinco. Tiene un transporte que lo busca en Plaza Venezuela a las siete y lo traslada a Guarenas para una de las sede de la empresa en la que le trabaja. Su amor por la carrera que estudió hace que se atornille emocionalmente a ese puesto, pero él está claro que los gastos los paga realizando mantenimiento preventivo y correctivo a los equipos de aires.
Un compañero de trabajo lo «está seduciendo para registrar una empresa de mantenimiento, reparación e instalación de equipos y ofrecerle sus servicios a la misma estatal a la que trabaja«.
«La idea no está mala, pero voy a tener que dedicarle todo mi tiempo. Conozco los trámites burocráticos como empleado, pero no sé cómo se baraja siendo contratista. La idea no es mala», dice Quintero, quien también da clases a universitarios a través de las plataformas digitales o presenciales de Microsoft Oficce, Matemáticas y Cálculo, Física, Química, Termodinámica, Mecánica de fluido, Simulaciones en Pro II, Metalab y Transferencia de Calor.
Jonathan es Ingeniero Químico graduado en la Universidad Simón Bolívar en 2018, de inmediato consiguió trabajo. Reconoce que en el interior del país las ofertas son mejores en cuanto a su carrera. En algunas ocasiones le han ofrecido alojamiento, pero le gusta trabajar en lo que hace actualmente porque está poniendo en práctica todo lo estudiado. Además, cuenta con un «as bajo la manga» que es ayudar a su padre en el oficio de la refrigeración, que realmente es lo que paga todos los gastos de la casa, pequeñas salidas y otras cosas más».
Además, alega que los sueldos y las tablas propuestas por el Colegio de Ingeniero de Venezuela no se cumplen. Dice que como su caso hay muchos, «algunos de mis compañeros se fueron del país y otros andan en las mismas: matando tigres y dando clases».
Quintero vive con sus padres y tiene 29 años. Ana Sánchez y Alfredo Quintero son las personas que le dieron la vida. Es hijo único, caraqueño, pero con el alma en el oriente del país, pues toda su familia es de Cumaná (Sucre). Cada vez que tiene un rato libre o de ocio no pierde tiempo, busca a Katherine Rodríguez, su novia, y se van al pueblo de su familia. Como dice él, son pequeños lujos que se da gracias a las entradas de dinero extra que genera matando tigres o haciendo «rebusques».
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