El ingenio de las trabajadoras y los trabajadores que este 1 de Mayo marcharon desde Plaza Venezuela se hizo sentir
No necesitaba ponerse el nombre en el pecho para entender de quién se trataba. Vestido con una braga naranja y con un bigote negro y tupido, el trabajador jubilado Roberto Carpio encarnó al mandatario Nicolás Maduro presuntamente juzgado en la Corte Penal Internacional (CPI). Todo ocurrió durante la marcha unitaria de trabajadoras y trabajadores que este 1 de Mayo protestaron en Caracas por un salario digno e indexado. Leida Brito, la «abuela del casco rojo», y el activista Luis Ugas se encargaron de supuestamente entregar al jefe del Estado ante la justicia internacional.
«La abuela me está entregando», bromeó Carpio.
«Los crímenes de lesa humanidad no prescriben y no se negocian», enfatizó Brito.
«Con criminales no se puede dialogar», afirmó Ugas. De poder hablar con Maduro «le diría que debe renunciar», agregó Carpio.
Un poco más adelante la maestra Elsa Castillo, una de las figuras de las protestas que desde hace 2022 recorren Venezuela, improvisó algunos versos con un grupo de músicos que participó en la protesta. Esta fue su versión de «ay, ay, ay, ay, canta y no llores»: «Por allá del PSUV vienen llegando una cuerda de ladrones, que el erario público se van llevando en los pantalones».
Después Castillo bailó y coreó «queremoaumentodesalario».
En la movilización no faltó el enfermero José Antonio Cádiz, quien de nuevo sacó los zapatos rotos y un trozo de bofe. «Hoy estamos en la calle manifestando el descontento que tenemos, la arrechera que llevamos, el hambre que estamos pasando», subrayó Cádiz.