Citas médicas, supermercados, mercados populares, restaurantes, tiendas y servicios, lo que hasta hace unos años parecía inimaginable hoy es un hecho en Venezuela: el dólar circula como si se tratase de la moneda local
La distorsión económica en Venezuela ha llegado a un punto en el que cada día son más los productos y servicios que se pueden pagar en dólares u otra moneda dura.
Según diversos economistas, este fenómeno se conoce como «dolarización de facto», ya que la moneda oficial sigue siendo el bolívar pero cada día es más usual el uso de divisas en las transacciones.
Citas médicas, supermercados, mercados populares, restaurantes, tiendas y servicios, lo que hasta hace unos años parecía inimaginable hoy es un hecho en Venezuela: el dólar circula como si se tratase de la moneda local, seguido del euro que también se ve en la calle pero con menos presencia.
El Ejecutivo mantiene una política de control cambiario aunque mucho más flexible que en años anteriores, pues tras la implementación de las mesas de cambio la cotización de la divisa en el mercado oficial se acerca más a la del mercado paralelo.
Para los agentes económicos, el uso del dólar es una forma de protegerse de la hiperinflación que atraviesa el país y con ello de la fuerte devaluación del bolívar.
«Es una consecuencia del desequilibrio macroeconómico y una decisión que se ha dado de facto y no por diseño», dijo al respecto el economista José Manuel Puente a Evtv.
Para recurrir a un esquema de convertibilidad, el Gobierno ha flexibilizado el uso de las divisas a través de las mesas y casas de cambio, y otras decisiones como indexar la cartera comercial al tipo de cambio, créditos en petro, la posibilidad de facturar en dólares, entre otras medidas en las que se utiliza como referencia el tipo de cambio.
Sin embargo, se mantiene la obligación de reflejar los precios en bolívares y la prohibición de condicionar el pago de un bien o servicio a uso de la moneda extranjera.
El inconveniente con el uso del dólar es que divide a la población en dos grandes grupos: los que tienen dólares y los que no, sostuvo recientemente el economista Francisco Rodríguez.
La dolarización de facto afecta en primer lugar a los trabajadores que devengan únicamente un salario en bolívares, pues no hay manera de que su ingreso se ajuste al costo de bienes y servicios.
Sin embargo, son cada vez más las empresas que pagan remuneraciones en dólares o utilizan la divisa como referencia, y los venezolanos que reciben remeses desde el exterior, calculadas a la tasa del dólar, y a esta población les afecta de un modo particular la dolarización de facto debido a que el dólar ha perdido capacidad de compra por la apreciación del tipo de cambio.
Los economistas reiteran la necesidad de implementar políticas monetarias y fiscales dirigidas a combatir la hiperinflación, problema de fondo en las distorsiones económicas que atraviesa el país.