Los principales compradores de crudo venezolano, incluidos refinadores chinos, están presionando a la estatal PDVSA para obtener mayores descuentos y cambios en los contratos al contado, luego de que Estados Unidos incautara un buque cargado con petróleo del país, informaron operadores y fuentes del sector, reseñó Reuters.
La semana pasada, la Guardia Costera estadounidense interceptó el buque Skipper cerca de las costas venezolanas, en la primera confiscación de un carguero de crudo procedente de la nación sudamericana. Washington también sancionó a seis embarcaciones y a las compañías vinculadas, intensificando la presión sobre el gobierno de Nicolás Maduro.
Descuentos en alza hacia China
El precio del crudo Merey, insignia de Venezuela, destinado a China, se ha desplomado hasta 21 dólares por barril por debajo del Brent, frente a los 14-15 dólares de la semana anterior, según operadores. El incremento responde en gran parte al costo de la llamada “cláusula de guerra”, exigida por navieras para cubrir riesgos de intercepciones o desvíos en el Caribe, donde se mantiene la presencia militar estadounidense.
Desde las sanciones de 2019, que alejaron a los tradicionales clientes del Golfo de EEUU, PDVSA se ha visto obligada a ofrecer fuertes rebajas. Ahora enfrenta una competencia feroz en China, donde refinadores independientes reciben abundante crudo ruso e iraní también bajo sanciones.
Tensiones contractuales
Los clientes reclaman flexibilizar las condiciones de comercio, en especial la exigencia de pago anticipado en moneda digital para autorizar la salida de cargamentos. Otros piden compensaciones por demoras en los puertos. Si PDVSA no modifica sus términos, podría enfrentar devoluciones masivas de cargamentos, advirtió una fuente interna.
La ministra de Petróleo, Delcy Rodríguez, aseguró que las operaciones de la empresa no se verán interrumpidas por las medidas de Washington. Sin embargo, más de 11 millones de barriles permanecen varados en aguas venezolanas mientras se negocian nuevos descuentos. A ello se suma un ciberataque que paralizó sistemas administrativos y obligó a suspender temporalmente las entregas en terminales.
Chevron, la excepción
La estadounidense Chevron, principal socia de PDVSA, continúa exportando sin retrasos. Sus buques operan con normalidad, mientras otros cargueros sancionados navegan en “modo oscuro”, con transpondedores apagados para evitar intercepciones. El Ionic Anax, fletado por Chevron, partió esta semana rumbo a EEUU, y el Minerva Astra se prepara para cargar en el puerto de Bajo Grande.
Dependencia de China
En noviembre, Venezuela exportó 952.000 barriles diarios, de los cuales 778.000 bpd se dirigieron a China, que concentra entre el 55% y 90% de los envíos mensuales de 2025. Analistas advierten que los suministros podrían reducirse en febrero si los buques retenidos no logran zarpar.
Este episodio refleja cómo las sanciones y la presión internacional complican aún más la capacidad de Venezuela para colocar su petróleo en el mercado global, obligando a PDVSA a ofrecer descuentos cada vez más profundos para mantener a sus clientes.






