Ahora el abastecimiento de combustible en Venezuela depende de decisiones surgidas del forcejeo entre potencias militares globales. La incapacidad del parque refinador local de cubrir la demanda interna deja en manos del juego en el tablero global la posibilidad de llenar el tanque de gasolina de los venezolanos
Venezuela está pasando por una crisis de combustible debido a que su parque refinador no está operativo. Las colas para llenar el tanque de los vehículos, habituales en el interior del país llegaron a Caracas y ahora son el pan nuestro de cada día de quienes tienen carro en la capital.
La escasez de gasolina se ha democratizado. La esperanza de quienes pretenden llenar el tanque nuevamente es la llegada de gasolina importada.
La oferta más cercana es una gasolina iraní que viene en camino, pero existe la amenaza de que no pueda pasar
¿Qué pasa?
Las proyecciones extraoficiales indican que hacen falta entre seis y ocho semanas para poner operativo el Complejo Refinador Paraguaná, que en su tiempo fuera el centro de refinación más grande del planeta.
Allí se podrían producir entre cerca 180.000 barriles de gasolina diarios entre las refinerías de Amuay y Cardón. Ese volumen de producción daría para cubrir la demanda interna.
Frente a esta realidad, la única forma forma de resolver la crisis es importando el combustible mientras se pone a andar el parque refinador.
La estrategia que parece adoptar el Gobierno de Maduro, apunta a lo que se hizo durante el Paro Petrolero que sufrió Venezuela entre noviembre de 2002 y febrero de 2003: Llevar los tanqueros con gasolina de los países amigos a las refinerías y puntos de abastecimiento de los llenaderos para comenzar distribuirla.
El inconveniente en este momento para realizar estas operaciones son las sanciones impuestas por los Estados Unidos a las empresas que realicen negocios con Pdvsa.
Esto ha complicado el tránsito de buques hacia Venezuela y lo que ha llegado hasta ahora son buques que han ingresado con combustible desde México.
¿La tensión?
La forma en que se ha planteado resolver el problema el Gobierno venezolano es acudir a uno de sus aliados para conseguir combustible: Irán.
La nación persa también ha sido sancionada por los Estados Unidos, lo que la coloca en una situación “de no tener nada que perder” si ayuda a Venezuela.
Sin embargo, las señales de los Estados Unidos no cesan.
Desde la Casa Blanca, se dijo que evaluaban acciones para “castigar a Irán” por ayudar a Venezuela.
Desde la cancillería de Maduro, Jorge Arreaza denunció que Estados Unidos perseguía “a la ayuda hacia Venezuela”
Los persas respondieron que tomarían las medidas necesarias para cumplir el cometido de llevar los buques hasta Venezuela.
Según lo reseñado por las agencias internacionales de noticias el viceministro de Exteriores iraní, Abbas Araghchi, pidió a la legación suiza, que representa los intereses de Washington en Teherán, a comunicar a la Casa Blanca la «seria advertencia» de Irán.
Araghchi, advirtió cualquier eventual amenaza contra los petroleros persas generaría una «respuesta rápida y decisiva».
Ayer Craig Faller, el jefe del Comando Sur, hizo referencia al tema y se quejó de la intención iraní de ayudar al Gobierno de Nicolás Maduro.
¿Qué viene?
Se habla de cuatro o cinco buques que implicarían por lo menos 1,4 millones de barriles de gasolina.
Se ha dicho que en las dos primeras semanas de cuarentena el consumo nacional bajó de 180.000 barriles diarios a unos 120.000 barriles diarios de gasolina, es decir que con un racionamiento riguroso esos cuatro buques podrían alcanzar para 20 días.
Se estaría a la espera de una carga similar, que tardaría aproximadamente tres semanas en hacer el periplo desde las refinerías iraníes hasta las costas venezolanas.
A la oposición la jugada también le molestó y quien tomó la palabra fue Gustavo Marcano, quien funge como Ministro Consejero de la Embajada de Venezuela ante los EEUU designado por Juan Guaido, a quien Trump reconoce como presidente interino de Venezuela.
Marcano, dice que el ingreso de los buques es ilegal y que debe aprobado por la Asamblea Nacional. Solicita ayuda para que se impida la entrada de estos tanqueros al país.
Al terminar de escribir esta nota, Guaidó no ha dicho nada para desmentirlo ni para apoyarlo.
¿Cuál será el costo político de esta declaración?
Sube la temperatura
A estas alturas cabe preguntarse: ¿La llegada de los buques iraníes podría desatar una crisis como la que se produjo en 1962 entre la Unión Soviética y Estados Unidos por el envío de misiles de mediano alcance hacia Cuba?
En aquel momento se hablaba de ojivas que ponían a tiro objetivos militares estadounidenses y equilibraban las carrera armamentista. La negociación se dio y los soviéticos retiraron su armas nucleares de Cuba y los estadounidenses sus misiles de alcance medio de Turquía y la palabra empeñada de no invadir Cuba.
Este caso es diferente. Se trata de combustible.
La Casa Blanca no ha denunciado que haya armas en esos buques, pero con la vigencia del decreto de Obama en el que Venezuela es una amenaza para la seguridad de los Estados Unidos, la marina estadounidense tendría la justificación de proceder.
¿Puede el caso venezolano detonar una crisis global?
¿La falta de gasolina para el traslado de alimentos, cosechas, medicinas, enfermos en Venezuela puede ser la llave que abra la puerta de un conflicto mayor que involucre a potencias militares del planeta?
¿Cuánto más retrasará este forcejeo la llegada de la gasolina que esperan los desesperados dueños de carros para ponerlos a andar?
Por ahora, resta esperar con los pies planos sobre la tierra porque no tenemos bolas cristal para el ver futuro.
El juego sigue.
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