El gobierno venezolano elevó nuevamente la meta productiva de la industria petrolera nacional, fijándola en 1,5 millones de barriles por día, bajo la afirmación de que al cierre de 2024 superó el millón de b/d. A pesar de esto, fuentes secundarias indican que estas aseveraciones no son del todo ciertas y, en cambio, afirman que en diciembre la producción de crudo se situó en 886 mil b/d.
Este choque de datos despierta las dudas sobre si Venezuela podrá realmente alcanzar la nueva meta planteada la semana pasada por Nicolás Maduro.
De acuerdo con especialistas en la materia consultados por Contrapunto.com, la Nación cuenta, sin duda alguna, con una capacidad instalada que permitiría producir y refinar «1 millón 300 mil barriles de petróleo por día», a juicio del diputado a la AN Francisco Matheus; y hasta «3 millones y medio» de b/d, de accuerdo con el ingeniero Oswaldo Felizzola. Sin embargo, la clara necesidad de inversiones a la industria impiden alcanzar las nuevas metas productivas, un planteamiento con el que difiere el parlamentario William Rodríguez, quien apuesta por un significativo crecimiento de la industria.
«La capacidad instalada la tenemos, y es suficiente para refinar 1 millón 300.000 barriles de petróleo por día, de hecho, a nivel histórico Venezuela ha podido producir hasta casi 4 millones de barriles de petróleo por día, esto durante los años 90″, explicó Matheus, quien es abogado especializado en asuntos corporativos e hidrocarburos.
Y en realidad, «nada físico lo impide, lo que pasa es que aquí (en Venezuela) el tema es entre político y económico», apuntó Felizzola, quien se desempeña como coordinador del Centro Internacional de Energía y Ambiente (CIEA) del Instituto de Estudios Superiores de Administración (IESA).
Sin embargo, para alcanzar dichos niveles productivos, ambos sostienen que es necesario hacer inversiones importantes para alcanzar el máximo potencial de la industria petrolera venezolana, esta serie de medidas que se deben aplicar, recaen sobre los hombros del Estado que «tiene una gran responsabilidad histórica con la economía del país y con el pueblo venezolano, que pueden asumir en conjunto con otras variables geopolíticas que no dependen directamente del gobierno», detalló Matheus.
En este sentido, el jurista considera que estas medidas deben apegarse a la «reforma de la Ley Orgánica de Hidrocarburos» que «le permita a los capitales privados, nacionales e internacionales, poder participar en la exploración, en la producción, refinación, y comercialización de petróleo, porque PDVSA (la estatal Petróleos de Venezuela SA) en este momento no tiene la capacidad financiera de poder levantar proyectos».
El otro punto complementario que resalta, es la necesidad de que el país cuente con un «clima de seguridad jurídica, donde a estos capitales, a estos inversionistas, se les garantice la protección de sus inversiones, así como también, se les garantice que puedan llevar sus ganancias perfectamente realizadas».
Todo ello anclado al desarrollo de una serie de políticas públicas «en el ámbito energético, que deben priorizarse desde el punto de vista de evitar el consumo innecesario de combustibles, sobre todo en el caso de las termoeléctricas que hoy en día se están llevando prácticamente la totalidad de la producción de diésel en nuestro país, algo que fácilmente se puede revertir si se adaptan estas plantas termoeléctricas al consumo exclusivo de gas natural, pues en su gran mayoría tienen esta capacidad, porque son híbridas».
Recursos mal invertidos
Felizzola opinó por su parte que la experiencia en los últimos años indica que «el Gobierno no ha aplicado las inversiones necesarias para poder recuperar la industria», invirtiendo los recursos de excedentes de la industria petrolera «por ejemplo, para mantener la paridad cambiaria del dólar durante la mayor parte del año (2024), llegando a quemar casi 17 dólares por barril, para poder mantener el dólar, siendo un dinero que necesitaba la industria petrolera».
Como resultado de este tipo de decisiones, «tenemos más de tres años con el gobierno tratando de llegar un millón de barriles diarios, hoy en día llegó al millón de barriles, pero según la fuente primaria, como lo indica la OPEP. Es decir, básicamente es PDVSA la que dice que se producen 998.000 b/d; pero si lo vemos por fuentes secundarias, que es el número más sincero, se están registrando apenas 886 mil b/d, es decir, ni siquiera hemos llegado realmente a esa meta de un millón que decía Maduro», señaló.
Ante estas aseveraciones, el profesor del IESA considera que en la actualidad «no hay ningún incentivo para que la industria petrolera pueda alcanzar, el millón y medio de barriles, terminando el 2025, ni en 2026, ni en 2027″, tomando en cuenta la urgencia de inversiones que requiere el sector y que «no se están haciendo», por lo que prevé que se mantengan los niveles productivos alcanzados en 2024 «con suerte».
1,5 millones de b/d: «una meta viable»
Mientras tanto, la visión del diputado a la AN, William Rodríguez, es distinta, al considerar que la meta planteada desde el Gobierno es «válida» y «viable». «Si somos audaces y nos apalancamos en nuestro parque industrial y empresarial nacional, creo que podemos alcanzar esa meta», aseguró.
Sin embargo, aclaró que la meta inicial propuesta por el presidente de la estatal Petróleos de Venezuela SA (PDVSA) durante un evento organizado por la Cámara Petrolera a finales de 2024, fue de 1 millón 320 mil barriles por día, una propuesta que considera «muy conservadora, pero entiendo que el presidente (de Venezuela) siempre exige más«.
El miembro de la Comisión Permanente de Energía y Petróleo de la AN también apuntó que para el año 2025 Venezuela podría pasar de 1 millón 700 mil pies cúbicos de gas a casi 2 millones de pies cúbicos del rubro: «Creo que es una meta que debemos alcanzar, porque necesitamos fortalecer la producción tanto de petróleo, como de gas, para apalancar el crecimiento económico».
El parlamentario oficialista considera que Venezuela debe trabajar en el desarrollo de una nueva estrategia de comercio exterior de petróleo nacional, en el que se plantee nuevamente «ocupar todo el Caribe con nuestros productos refinados, nosotros tenemos una capacidad de refinación de 1,2 millones de b/d. Podemos mandar combustible para todo el Caribe, el sur de Colombia, todo el norte de Brasil e incluso para México, que tiene casi dos millones de barriles de déficit de combustible aún sin poder arrancar a plenitud toda su última refinería».
«Tenemos que redefinir el petróleo de Venezuela con una estrategia de comercio internacional verdaderamente audaz, distinto a lo que estamos haciendo ahora, y, creo que en ese sentido hay que apalancar también todo lo que Venezuela pueda exportar», en lo respectivo a otros rubros.
¿A cuánto ascienden las inversiones que exige la industria?
Rodríguez reconoció que durante años la desinversión en la industria energética venezolana ha sido una constante: «Lo que pasa es que las medidas coercitivas nos hicieron mucho daño, pero también la mentalidad Saudita, ante esa inmensa cantidad de recursos que manejaba PDVSA y que no se invertía en el país».
En este sentido, destacó las potencialidades energéticas que tiene el país «en toda su costa e incluso el centro del país, hasta Guárico, siendo apto para la generación de energía solar (…) Además, tiene posibilidades generar energía eólica especialmente en el Zulia, Falcón y Nueva Esparta; ahora nosotros tenemos un anteproyecto listo de energías alternativas y renovables que puede dar el piso y la confiabilidad jurídica para traer una inversión», aunque no cuentan con una cifra específica emanada de este proyecto, Rodríguez aseguró que la propuesta se encuentra «estandarizada».
Mientras tanto, al ser preguntado sobre una cifra aproximada de lo requerido para recuperar la industria energética venezolana, Matheus respondió que «para ponerlo en términos muy básicos», se necesita «mucho dinero», considerando que Venezuela se encuentra actualmente en una situación de deuda y debe invertir en nuevas tecnologías para garantizar el aprovechamiento de los recursos, «tiene que ver con el gas de venteo, en el estado Monagas, por ejemplo, donde se pierden aproximadamente 2 millones de pies cúbicos diarios en venteo de gas, que fácilmente puede ser aprovechado (…) Sin embargo, este se está quemando».
En el caso del petróleo, detalló que Venezuela dispone de dos mejoradores de crudo, de los cuales solo uno se mantiene operativo: «El mejorador de Petropiar, que es el que está en funcionamiento y es uno de los más grandes del país, tiene un costo aproximado de 18 mil millones de dólares«, sin contar las deudas que tiene el país con proveedores, tanto de servicios como de operadores, juicios que se mantienen abiertos, entre otros elementos.
Felizzola añadió que, aunque no se tienen montos exactos de lo que requiere la industria energética para su recuperación, «se pueden hacer relaciones y entre estimaciones y análisis se ha hablado de probablemente el 400% del Producto Interno Bruto de Venezuela; prácticamente cuatro veces lo que es el actualmente el PIB, para poder recuperar la industria«.
Aclaró que no es un dinero que se debe desembolsar en un solo momento, sino que se puede recibir en un período aproximado de unos cinco años, «pero me gusta utilizar más estos números relativos para dar una idea del tamaño de la bestia a la que se enfrenta el Gobierno y la industria en general», y destacó que la probabilidad de que dichos recursos se desembolsen desde el Estado es prácticamente nula.
Felizzola y Matheus sostuvieron que la industria energética venezolana tiene que abrirse a los capitales extranjeros, porque «para los montos que se tienen ahorita, es perfectamente fácil recuperar la industria petrolera con la entrada de capitales extranjeros, pero dada la situación venezolana, tanto política, como geopolítica y más aún con el Gobierno de Donald Trump, no es un sitio seguro o confiable para hacer inversiones», apuntó Oswaldo Felizzola.
«La industria energética en su conjunto, más allá de la petrolera, realmente necesita del apoyo de la banca internacional, de mecanismos multilaterales como puede serlo el BRICS, a través de su banco de desarrollo y de inversiones; también están los fondos de inversiones de los Países del Golfo, a los que podemos acudir a pesar del mecanismo sancionatorio. No es una tarea fácil, se necesita mucho esfuerzo, mucho capital, pero sobre todo se necesita voluntad política, más que todo lo demás», manifestó Matheus.
En términos de temporalidad, y tras aplicarse las medidas necesarias para su recuperación, estima que Venezuela podría lograr alcanzar su potencial energético entre 1 y 3 años, tomando en cuenta que el país registra uno de los costos de producción más bajos del mundo, además de la disponibilidad de crudo extrapesado y liviano, en campos altamente productivos.
«La experiencia que tenemos también es muy importante, siendo un país petrolero por más de 120 años, y tenemos una posición geográfica y estratégica perfecta, porque estamos muy cerca de los mercados norteamericanos, pero al mismo tiempo estamos cerca del mercado europeo», concluyó.
La respuesta a la pregunta de si Venezuela podrá alcanzar la producción de 1,5 millones de b/d de petróleo en 2025 no es un secreto, pero tampoco es un hecho, bastará observar el desarrollo del año y las decisiones que se tomen tanto a nivel interno, como el externo.
