La fusión de las petroleras estadounidenses Chevron y Hess está un paso más cerca de completarse tras obtener este lunes la luz verde de la Comisión Federal de Comercio (FTC), condicionada al veto del fundador de la empresa absorbida en la nueva junta directiva.
En un comunicado, las petroleras, que acordaron en 2023 una fusión por valor de 53.000 millones de dólares, se felicitaron por aprobar la revisión antimonopolio de la FTC y anunciaron que el consejero delegado de Hess, John Hess, será solo un asesor y no un directivo de la junta de Chevron.
La FTC había condicionado su sí al veto de Hess, a quien acusa de comunicarse con representantes del cartel petrolero de la OPEP -responsable de la mitad de la producción de crudo mundial- y de «alentarlos» a tomar medidas que elevaran los precios del ‘oro negro’ durante años.
Según la denuncia de la FTC, «el historial de comunicaciones» de Hess con la OPEP amenazaba a la competencia si este se integraba en la junta directiva de Chevron, pues «amplificaría» sus mensajes y haría más probable que la firma alineara su producción con las decisiones del cartel «para mantener precios más altos».
No obstante, Chevron y Hess, que no reconocen la acusación y elogian al empresario, indican que John Hess «será asesor de Chevron en relaciones gubernamentales e inversiones sociales en Guyana», entre otras cosas.
La FTC impuso una condición similar en otra gran operación: la compra de la empresa de ‘fracking’ Pioneer Natural Resources por parte de Exxon Mobil por 60.000 millones, donde el máximo ejecutivo de Pioneer quedó fuera de la junta directiva del gigante también por presuntos contactos con la OPEP.
La luz verde de este regulador deja al frente un nuevo obstáculo en la fusión Chevron-Hess: la disputa por los yacimientos de Hess en Guyana que forman parte de un proyecto liderado por Exxon Mobil, la primera petrolera de EE.UU., que ha acudido a un tribunal de arbitraje para resolverlo.
Información de EFE