Analistas estiman que los precios podrían caer aún más este año, tomando en cuenta las previsiones de la AIE, que anticipó una fuerte ralentización en el crecimiento de la demanda de energías fósiles para 2024
Los principales marcadores del crudo a nivel mundial cerraron el 2023 con variaciones negativas, pese a un inicio aparentemente estable en la primera parte del año y mostrando una jornada más favorecedora en septiembre. Sin embargo, tras reavivarse el conflicto armado Israel-Hamás y los nuevos recortes de la OPEP+ empujaron los precios a la baja en los últimos 3 meses del año.
Durante los primeros meses de 2023, los precios mantuvieron una relativa estabilidad y registraron leves variaciones al alza, como una respuesta a la brecha existente entre demandas persistentes del rubro y un suministro deficitario originado a partir de la falta de inversiones en el sector de la producción, además de las presiones ejercidas por las constantes políticas de control de suministro establecidas por la Organización de Países Exportadores de Petróleo y sus países aliados (OPEP+).
Al cierre del primer mes del año, los precios del petróleo West Texas Intermediate (WTI), marcador referencial en Estados Unidos, promediaron un total de 78,12 dólares, mientras que en diciembre el coste final sería de $71,90, presentando una reducción de 6,22 puntos durante el año.
Los precios del Brent, cerraron el mes de enero en $82,50, mientras que en diciembre se ubicaron en $77,76, reduciendo 4,74 unidades en un período 12 meses.
Por su parte, el barril OPEP disminuyó 2,6 puntos en toda la jornada anual, considerando que en enero promedió un total de $81,62 y cerró diciembre con $79,02.
El punto más álgido del mercado se observó en septiembre, cuando los tres marcadores más importantes del sector evidenciaron los números más altos del período anual. Bajo este orden de ideas, el promedio del WTI se elevó hasta los $89,43; el Brent avanzó a $93,72 y el marcador OPEP se ubicó en 94,60 dólares por barril.
No obstante, el mercado se descontroló en octubre, cuando se reavivó la guerra entre Israel y el grupo palestino Hamás. Inicialmente, al conocerse la noticia, los mercados petroleros reaccionaron al alza, pero en la misma semana comenzaron a disminuir los precios del crudo.
El 30 de noviembre la OPEP+ acordó un recorte adicional de 1 millón de barriles diarios, que se suman a la esperada prórroga del recorte voluntario de la producción de Arabia Saudí, pautada para 2024, y considerando que algunos países ya bombeaban por debajo de sus objetivos. Una vez realizado el anuncio, los precios de los principales indicadores se desplomaron.
Según reseñó la agencia de noticias Bloomberg, las perspectivas para el petróleo ya se habían debilitado dos meses antes del último anuncio de la OPEP, debido especialmente a la abundancia de oferta y el empeoramiento de la situación económica mundial.
Es por ello que los precios podrían caer aún más este año, tomando en cuenta las previsiones de especialistas en la materia y de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), que anticipó una fuerte ralentización en el crecimiento de la demanda de energías fósiles para 2024.
Asimismo, algunos pronósticos indicaron que la OPEP se enfrenta a un debilitamiento de la demanda de su crudo en el primer semestre de este nuevo año, justo cuando su cuota de mercado mundial desciende a su nivel más bajo desde la pandemia de Covid-19 por los recortes de producción y la salida de Angola de la organización.
Un sondeo realizado por Reuters, entre 34 economistas y analistas, pronosticó en 2023 que el crudo Brent promediaría 82,56 dólares en 2024, por debajo del consenso de 84,43 dólares de noviembre, ya que predijeron que el débil crecimiento mundial limitaría la demanda, mientras que la tensión geopolítica podría proporcionar apoyo.