«Acabo de recibir un informe de que en Ecuador viven ya más de 500.000 venezolanos», dijo el presidente ecuatoriano, Lenín Moreno, durante la sesión inaugural del encuentro
El pasado martes 16 de julio inició la sexagésima reunión del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) encuentro que sirvió para destacar la necesidad de asistencia para paliar las que consideraron preocupantes afectaciones en términos humanitarios y económicos derivadas de la migración venezolana a países de la región.
Durante la sesión inaugural en la que participaron el presidente de Ecuador, Lenín Moreno; la vicepresidenta de Colombia, Martha Lucía Ramírez; el presidente del BID, Luis Alberto Moreno, y el nuevo presidente de su junta de gobernadores, Richard Martínez; quien además es ministro ecuatoriano de Finanzas.
«Acabo de recibir un informe de que en Ecuador viven ya más de 500.000 venezolanos. Eso tiene para nosotros un costo cercano a los 500 millones de dólares al año», dijo el presidente Moreno durante su discurso.
Una situación que, agregó, «ya está superando la capacidad de acogida» en ese país.
Acotación parecida a la que hizo la vicepresidenta de Colombia, Martha Lucía Ramírez, quien destacó los desafíos que representa la migración venezolana y abogó por proyectos para crear empleo, proveer educación, salud e inclusión.
«Es necesario que hagamos más y mejor, que entre todos recibamos esta migración venezolana para permitirles que se reincorporen realmente a nuestras sociedades y que sus hijos y mujeres, que llegan buscando un sistema de salud, encuentren en nuestros países esa solidaridad», afirmó Ramírez en un discurso en el que aseguró que esta migración ha costado a Colombia «medio punto del PIB».
La Sexagésima Asamblea Anual de Gobernadores del BID se celebra en Guayaquil, Ecuador, después de que en marzo la institución anunciara su cancelación en China por la negativa de este país a conceder un visado al delegado designado del líder opositor venezolano Juan Guaidó.
Retroceso «abismal»
El presidente del BID, Luis Alberto Moreno, insistió durante su discurso oficial de inauguración que la región «tiene urgencias, pero ninguna mayor que poder revertir el deterioro de Venezuela».
«Ese país ha retrocedido de manera abismal, como lo muestra una producción petrolera similar a la que tenía Venezuela a mediados del siglo pasado», recordó Moreno.
Y aseguró que los venezolanos, que «en el año 50 contaban con la mayor renta per cápita de América Latina, hoy sufren un índice de pobreza por ingreso de 94%, y el colapso de la economía, cuyo tamaño hoy es la mitad que hace cinco años».

Aseguró que el BID ha venido preparándose ya hace mucho tiempo para «darle la mano a esta nación hermana» y que «sin minimizar la complejidad ni el alcance de esta responsabilidad, deseamos desplegar en forma oportuna toda nuestra capacidad, ya sea con recursos financieros, apoyo técnico, innovación, coordinación y ejecución».
Su objetivo, apuntó, es que los venezolanos sean «los gestores de su futuro», una misión en la que mostró el «compromiso» del grupo BID para «acompañarlos».




