Diversas hipótesis complementarias entre sí tratan de explicar el origen de los billetes verdes que circulan en la economía venezolana.
Cada vez es más común ver transacciones con dólares. Estas ya no están reservadas a las grandes empresas y a los gerentes de transnacionales que percibían su remuneración en moneda fuerte y buscaban bolívares para sus operaciones locales.
Hoy cualquier cosa se paga en divisas y la pregunta obligada es «¿en cuánto reciben los dólares?».
Buhoneros, supermercados, farmacias, restaurantes de todo nivel y hasta los kioscos, reciben dólares. Las carreras de taxi son calculadas en dólares y pagadas sus equivalente en bolívares, pero en Maracaibo, hasta el transporte público llega a cancelarse con divisas.
¿De dónde salen? Las hipótesis son varias y complementarias y entre ellas destacan algunos economistas que, el mercado negro se ha alimentado con buena parte de los dólares que surgieron de las transacciones irregulares del control de cambio que por su propia opacidad no podían ser bancarizadas.
Esos recursos siempre han estado flotando en el mercado paralelo y son parte de esa liquidez que hace fluir el mercado alternativo.
Por otra parte, también están los dólares que llegan de parte de los venezolanos que desde el exterior envían recursos a sus familiares en el país. Esta es considerada una fuente menor, debido a que regularmente se pactan transacciones en el exterior con gente que solo transfiere bolívares. Son pocos los recursos que se materializan como remesas.
Por otra parte, están las divisas que provienen del contrabando de extracción de combustible que debido a la diferencia abismal de precios entre el mercado colombiano y el venezolano, hace que los niveles de rentabilidad se hagan muy atractivos.
Una gandola de combustible en Venezuela cuesta menos de dos dólares,mientras que en Colombia puede llegar a cotizarse alrededor de los 25.000 dólares, eso significa que buena parte de esa transacción alimenta los divisas que circulan en el país y que son perseguidas por quienes se quieren proteger de la pérdida del valor de la moneda local.
Asimismo, hay quienes aseguran que las exportaciones informales de oro son también una fuente que alimenta el torrente de divisas que caminan en los pasillos de las transacciones de la economía nacional.
Por último, señalan los expertos que la dolarización de facto abre ventanas para que capitales de dudosa procedencia, vinculados con el tráfico de sustancias prohibidas, puedan colarse en el mercado y de esta manera legitimarse.