El economista analiza el impacto de las hostilidades en Ucrania sobre la economía global y hace un zoom en la realidad de venezolana
Las consecuencias de halar el gatillo de la guerra se ven reflejadas hasta en la mesa de personas que viven a miles de kilómetros donde se producen los enfrentamientos entre tanques, drones, misiles dirigidos y soldados que disparan para proteger sus vidas.
Kiev queda a más de 10.000 kilómetros de Caracas y un avión tardaría 16 horas en un vuelo directo. Sin embargo las bombas y los disparos se sienten en la mesa de los venezolanos por otras vías.
El economista Manuel Sutherland, director del Centro de Investigación y Formación Obrera (CIFO), conversó con Contrapunto.com acerca de los impactos sobre la economía global y sobre Venezuela del año de la guerra en Ucrania.
“Hay luces y sombras”, refiere el analista quien destaca que el aumento de los precios del petróleo ha podido ser aprovechado para mejorar las condiciones del país, sin embargo indica que «las cosas se han hecho mal”.
Asimismo señala que el impacto de la guerra sobre el sector materias primas agrícolas ha sido significativo, lo que ha elevado el precio de los alimentos a nivel global, y termina afectando a un país como Venezuela que es un importador neto de alimentos.
Lo global
-¿Cuál ha sido el impacto del conflicto en la economía global?
-El impacto sobre cada país, o tipo de país fue distinto. Los importadores de energía fueron afectados por el aumento de los precios del gas natural, del petróleo y de diversos combustibles. Europa que compraba muchísima energía a Rusia tuvo que buscar nuevos proveedores y pagar los precios la energía a precios mucho más altos. Ha pasado que muchos servicios que estaban relacionados con la energía rusa se han encarecido bastante. La energía que importaba Alemania era rusa por ejemplo.
Sutherland hace un mención especial al gasto militar y con preocupación señala «muchos estados empezaron a gastar en seguridad y defensa, dejando de gastar en educación salud, es decir en cosas mucho más productivas y útiles para sus ciudadanos y la humanidad”, advierte.
Más adelante en su reflexión sobre el impacto global hace mención a un tema geopolítico y destaca que, en medio de la necesidad que tienen los países de asegurarse energía y materias primas, ha “disminuido la crítica a gobiernos autoritarios y déspotas que internacionalmente deberían ser criticados con mucha fuerza. Ese cuestionamiento se ha reducido en aras de suplir con algún otro proveedor la energía que Rusia no puede proveer”.
“Todo eso ha creado presiones inflacionarias también por estados que han gastado un poco más de lo que deberían y de alguna forma han debilitado al euro en contraposición del dólar que ha ido recuperando mucha fuerza, porque los estadounidenses han estado vendiendo bastante gas natural y han intentado suplir de energía mucho más costosa y cara hacia Europa que la barata que salía de Rusia”, explica Sutherland.
Agrega que un dólar fortalecido implica “importaciones más caras, alzas en el tipo de cambio y eso ralentiza el crecimiento y encarece muchas materias primas que están dolarizadas, así como la maquinaria y equipos necesarios para la modernización empresarial de muchos países”.
–¿Hay un reacomodo de los agentes económicos globales?
-Poco a poco se ha ido realineando el mundo. Hay acercamientos más frontales entre gobiernos dictatoriales, de corte despótico y autoritario. Otros bloques regionales buscan fortalecerse a lo interno y hacer contraposición a Rusia y a algunos de sus aliados. Hay intentos de tratar de organizar dentro del mismo bloque inversiones tendientes a solventar a lo interno la mayoría de cosas que se necesitan.
-¿Y China?
-China se ha puesto del lado de Rusia, aunque no de manera frontal, pero importante y eso ha exacerbado roces con Occidente. También ha habido algunas posturas individuales de países de Asia, África y América Latina que están tratando de zafarse del resurgimiento de la guerra fría y optan por alternativas independientes. Eso habla de un bloque multipolar interesante, pero con el componente nefasto del nacionalismo, el patrioterismo y el militarismo que es tan nocivo y reaccionario.
-¿Cuánto ha sufrido producción de alimentos con esta crisis?
-Muchísimo. Ucrania era prácticamente el granero de Europa. Un país agrícola, fundamentalmente, que exportaba muchas materias primas a muy bajo precio que ayudaba a mantener costos bajos para el proceso de elaboración de productos alimenticios. Destacan el aceite de colza (canola) y el trigo que vendían de manera fluida y ahora han visto reducida su exportación. Igual Rusia exportaba materias agrícolas y eso se ha recortado. Muchas empresas han tenido que comprar materias primas a precios más altos elevando los precios. Esto ha generado inflación y deterioro del poder adquisitivo de las clases obreras en cuestión y eso no parece tener una solución temprana.
-¿Las consecuencias económicas de este conflicto para Venezuela?
-Venezuela se ha visto beneficiada porque los precios del petróleo han subido y ese es nuestro principal producto de exportación y es prácticamente el único. Esto es consecuencia de la sobrevaluación grotesca del tipo de cambio que hace exportar sea muy difícil y que encarece la producción interna a niveles insólitos.
Sutherland destaca que también es beneficio “el acercamiento de Estados Unidos y algunos países de Europa para con el Gobierno Nacional, tratando de buscar un aliado o un suplidor de energía alternativo”.
“También se ha visto beneficiada, de alguna manera, por la búsqueda de otros proyectos de energía de gas natural, que tratan de encontrar en Venezuela un país receptor de inversiones. Si hubiera un Gobierno serio, libre de sanciones e internacionalmente insertado positivamente, tendríamos otro boom petrolero y otro auge rentístico importantísimo, pero las cosas se hicieron mal y esto está pasando muy por debajo de la mesa”, sentencia.
Al hacer el arqueo del impacto sobre Venezuela el analista cierra el círculo y señala: “Hay cosas que no nos benefician como el aumento de los precios de productos alimenticios que se han duplicado, aunque eso no se refleja en la estadística actual, pero los precios han subido mucho en las mercancías agrícolas y Venezuela es un importador de alimentos y por allí está gastando más de los que debería”.
“Hay dificultades logísticas derivadas del COVID, pero también por la guerra. También ha perdido un socio como Rusia que era muy importante para que ellos manejasen dinero de exportaciones petroleras. Era un comprador y un corredor de pagos importantísimo y eso se ha perdido, luces y sombras”, culmina señalando Manuel Sutherland.