La economía venezolana durante el año 2025 estará marcada por el entorno político y las decisiones que se puedan tomar tanto de forma interna, como desde el exterior, especialmente en lo relacionado con la nueva gestión del gobierno estadounidense, así lo estiman algunos economistas venezolanos consultados por Contrapunto.com.
Ante este escenario incierto, el economista Luis Crespo considera que todas las proyecciones o análisis económicos para Venezuela deberán realizarse en función a períodos cortos, «porque el dinamismo y la conflictividad política van a marcar el desarrollo de la actividad económica en 2025».
Una vez aclarado el punto, indicó que desde su perspectiva, existen dos escenarios posibles en cuanto al área económica; el primero, consiste en que se lleve a cabo el levantamiento de algunas licencias por parte de Estados Unidos, lo que impactaría significativamente la realidad de la economía venezolana de manera negativa.
Con ello, se podrían generar repercusiones desfavorables en materia de crecimiento económico, la estabilidad de precios, estabilidad del tipo de cambio, así como en términos de pobreza y en los niveles productivos del país y podría revertir la brecha de crecimiento positivo que tenía el Producto Interno Bruto (PIB) nacional: «Esto representaría un escenario muy complejo para la actividad económica venezolana y aunque el Gobierno tiene otros socios comerciales, igualmente se complicaría la economía nacional».
El segundo escenario planteado por Crespo está relacionado con posibles negociaciones entre el gobierno norteamericano y Venezuela, lo que pudiera permitir que la actividad petrolera se mantenga operando con las licencias otorgadas y mantener los niveles de acceso al mercado internacional, dentro de la complejidad geopolítica que está ocurriendo en el mundo y que no impacte de manera significativa la economía venezolana.
Por su parte, el economista Manuel Sutherland, quien coincide con algunas de las aseveraciones de su colega, recordó que la falta de publicación de data oficial por parte del Banco Central de Venezuela desde el año 2019, hace complejo el desarrollo de análisis precisos sobre estatus de la economía nacional.
No obstante, considera que el 2025 inicia con un escenario con más incertidumbres que en 2024, especialmente en lo relacionado con el ámbito político, tras la celebración de las cuestionadas elecciones presidenciales del pasado 28 de julio. En este sentido, el director del Centro de Investigación y Formación Obrera (CIFO), plantea tres posibles escenarios para el desarrollo de este nuevo año:
El primero se relaciona con un panorama positivo en el que se permite una auditoría profunda de las elecciones presidenciales realizadas en 2024 y «todas las partes coinciden en que el resultado es real y está todo el mundo contento». Esto vendría acompañado de una probable «transición pacífica, liberación de presos políticos, garantías, jurídicas (…) la economía podría crecer en dos dígitos y Venezuela sería el milagro económico del siglo».
En el segundo escenario plantea la posibilidad de que Estados Unidos dé continuidad a la política de sanciones, pero llegue a acuerdos para recibir más migrantes, mantener las licencias ya aprobadas, suavizar la represión, manteniendo el status quo con sanciones, pero no tan severas: «En ese escenario, la economía podría crecer entre 1% y 3%. Un crecimiento prácticamente zombi».
Finalmente, la tercera posibilidad planteada por Sutherland expone que el equipo de Donald Trump pudiera imponer «sanciones muy duras, la comunidad internacional le da la espalda al Gobierno venezolano. Dicen que hubo una falsificación en los resultados de las elecciones y arremeten con sanciones, bloqueos muy fuertes que harían que la economía pueda caer entre 8% y 12%. Además, el contexto activaría un círculo vicioso de éxodo, de desinversión, de salida del país masiva de capitales y además eso pudiera venir incluso con la amenaza de operaciones militares no convencionales, con esto incluso la economía podría volver a caer 18% o 20%, siendo ese el peor de los escenarios».
Mientras tanto, José Guerra recordó las declaraciones emitidas por el presidente electo de EEUU, Donald Trump, a mediados de diciembre, cuando indicó que la nación norteamericana no tenía la necesidad de comprar energía a Venezuela: «y eso es verdad», expresó, tomando en cuenta que sus niveles productivos se han elevado en los últimos años y aunque aún se mantienen como importadores de crudo, «el mito de que el petróleo venezolano es fundamental para los Estados Unidos no es verdad, porque sobra petróleo ahorita en el mundo (…) tiene la gran ventaja de la localización geográfica», pero EEUU, puede prescindir de los servicios energéticos de Venezuela «y lo puede conseguir en cualquier otra parte».
En este sentido, el economista indicó que en caso de que la licencia 41, otorgada a Chevron, para producir en Venezuela, sea revocada o vuelve a los niveles de 2021, cuando la compañía producía 50.000 b/d en lugar de los 200.000 b/d que produce actualmente, «claramente el flujo de caja de Pdvsa se va a restringir y la producción petrolera podría caer 20%, que es muchísimo en un año (…) en consecuencia, el flujo de caja, los ingresos que entran por divisas y regalías de otros elementos financieros, también se van a resentir, con lo cual, la situación económica no va a ser la misma de lo que fue el comienzo del 2024, que fue auspicioso y con buenas perspectivas».
Guerra estima, además, que, en caso de que Nicolás Maduro «lograra, por la vía de la fuerza, juramentarse sin ningún plan para resolver la crisis política. Yo creo que está escrito que vamos a tener una economía muchísimo más complicada en el 2025«, respecto al año pasado, no solo por las sanciones, sino también por los niveles de desinversión ante un cuadro tal de inestabilidad.
En cuando a la juramentación presidencial, prevista para este 10 de enero, el economista Andrés Giussepe ve la posibilidad de que se lleve a cabo una toma de posesión paralela: «Lo más seguro es que Nicolás Maduro se juramente desde la Asamblea Nacional, mientras que Edmundo González Urrutia, que ha manifestado que va a seguir insistiendo en que es presidente, lo más probable es que lo juramenten en otro lugar. Evidentemente, eso va a generar una incertidumbre política muy significativa, lo que podrá provocar incluso una inestabilidad jurídica», alejando las inversiones nacionales e internacionales.
Asimismo, explicó que en caso de que se concrete este escenario, se podría derivar en una fragmentación del poder político «y eso, evidentemente, afecta a la economía, sobre todo a la toma de decisiones esenciales en materia de políticas productivas o fiscales. Lo importante es que lo político va a determinar el comportamiento de los indicadores macroeconómicos«.
Cualquiera de los escenarios que se solidifiquen después del 10 de enero de 2025 para Venezuela transcurrirán en medio de distorsiones cambiarias, según estima Luis Crespo, quien sostuvo que no existe claridad en cuanto a la política cambiaria que se va a concretar en Venezuela. Bajo este orden de ideas, recordó que durante el último trimestre de 2024 se observó «prácticamente una megadevaluación» que definitivamente tendrá implicaciones en este año que inicia.