El cierre del año dibujó un panorama positivo, especialmente en el sector petrolero, pero la continuidad de las mejoras paulatinas en la economía venezolana dependerá de los avances políticos que se desarrollen en 2024
El 18 de octubre del año en curso, el gobierno de Estados Unidos anunció la flexibilización temporal del marco sancionatorio impuesto a Venezuela desde el 2017, medida que permitió una mejora en los ingresos del país, así como una modificación del contexto económico nacional.
Las cuatro licencias generales emitidas por la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC por su nombre en inglés) perteneciente al Departamento del Tesoro estadounidense, autorizan transacciones que involucran al sector de petróleo, gas y oro de Venezuela, y eliminan la prohibición del comercio secundario de bonos venezolanos y de deuda de Petróleos de Venezuela SA (Pdvsa).
A pesar de este alivio, la medida está anclada al cumplimiento de una serie de condiciones firmadas en el Acuerdo de Barbados entre la oposición y el gobierno de Venezuela, así como los participantes internacionales, donde se involucra la garantía de un proceso de elecciones presidenciales democráticas para el año 2024, la aprobación de mecanismos para levantar o eliminar inhabilitaciones políticas y la liberación de presos políticos, proceso que inició el pasado 20 de diciembre.
En este sentido, el gobierno estadounidense dejó claro que no dudará en levantar la medida en caso de que el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, y su gabinete incumplan alguno de los acuerdos.
Ventas sin descuentos
Sin duda, Venezuela ha sabido aprovechar esta oportunidad, pues, aunque su producción no ha registrado ostentosas recuperaciones, el país ha podido volver a ofrecer sus productos petroleros, gasíferos y auríferos a precios de mercado internacional, lo que eleva sus ingresos sin tener que incrementar necesariamente su capacidad productiva.
Así lo explicó el economista Asdrúbal Oliveros en noviembre, cuando recordó que la mejora en el sector petrolero de Venezuela no ha sido producto de un alza en los precios del hidrocarburo, sino que el país dejó de vender con descuentos, práctica que llevaba a cabo por causa de las trabas que representaban las sanciones para las transacciones económicas del país. No obstante, precisó que en caso de que no se extienda la relajación de las sanciones, el país tendría que retomar dicho sistema.
En ese entonces, indicó que las previsiones de crecimiento económico para 2024, antes de la modificación en los términos de las sanciones, se encontraban por el orden de los 16 mil millones de dólares. Por otro lado, si la licencia se mantiene hasta abril, pero no se renueva, se espera un ingreso de $20.000 millones, mientras que con una posible extensión, hasta diciembre del próximo año, prevé que Venezuela podría ingresar 24.000 millones de dólares.
A pesar de esta perspectiva, el economista especializado en hidrocarburos, Rafael Quiroz Serrano, aseguró que la flexibilización de las sanciones en el ámbito petrolero aún sería «insuficiente» para alcanzar una verdadera recuperación del sector; una opinión que compartía para este momento el también especialista en la materia José Toro Hardy, quien aseguró que la decisión tomada se trató de un paso «muy importante», pero aclaró que para recuperar la industria petrolera venezolana se requiere tiempo, inversiones y mantenimiento.
Ambos expertos veían con recelo la posibilidad de que las empresas internacionales se volcaran inmediatamente hacia el mercado venezolano y pronosticaban que dejarían pasar un tiempo prudencial para empezar a retomar conversaciones con la estatal venezolana: «Mientras exista la posibilidad de que en un mes Estados Unidos puede volver a aplicar las sanciones, según el comportamiento de las autoridades venezolanas, la probabilidad de que las empresas extranjeras se vean estimuladas a invertir en el país es muy baja».
Una ola de acuerdos
El primer período de prueba pasó y la estatal Petróleos de Venezuela SA (Pdvsa) comenzó a sostener conversaciones y a firmar acuerdos con petroleras internacionales entre noviembre y diciembre, consolidando una parte importante durante el último mes de 2023.
La primera en el listado sería la francesa Maurel & Prom, con quien firmó un contrato, el pasado 7 de noviembre, que le permitirá incrementar la producción de gas y crudo en el Lago de Maracaibo, estado Zulia.
La petrolera española Repsol fue la siguiente, cuando el 18 de diciembre firmó junto a Pdvsa el compromiso de garantizar la reactivación de la empresa mixta Petroquiriquire y sus siete anexos. El sello de acuerdos continuó con la Refinería di Korsou (Rdk) de Curazao, a fin de reactivar las relaciones comerciales y financieras conjuntas, además de evaluar la posibilidad de almacenar crudo del país suramericano «en las instalaciones de la isla caribeña».
El pasado 22 de diciembre también se alcanzó la firma, tras meses de conversaciones con la británica Shell y el Ministerio de Energía e Industrias Energéticas de Trinidad y Tobago, de un acuerdo para la producción y exportación de gas en el campo denominado Dragón, ubicado en aguas territoriales venezolanas, al norte de la Península de Paria.
Finalmente, el 20 de diciembre Pdvsa y la mexicana Pemex estudiaban la posibilidad de establecer una cooperación bilateral: «Ambas empresas tienen un potencial prometedor mediante una asociación coordinada y con proyección a futuro», aseguró el ministro de Petróleo venezolano, Pedro Tellechea.
El cierre de 2023 culminó con un panorama aparentemente positivo, especialmente en el sector petrolero, pero la continuidad de las mejoras paulatinas en la economía venezolana dependerá de los avances políticos que se desarrollen durante el transcurso del próximo año, así lo afirmó el economista Luis Vicente León en una entrevista radial, donde explicó que el punto diferenciador entre las proyecciones de crecimiento dependerán del mantenimiento de las licencias petroleras por parte de Estados Unidos.
