Un cambio de ritmo durante el segundo semestre de 2024, distorsiones en el tipo de cambio, una devaluación que ronda el 36% e incluso la desalarización del trabajo en Venezuela, son algunos de los resultados que arrojó la economía nacional durante el año que está por culminar, así lo analizó el economista Luis Crespo en entrevista para Contrapunto.
Al ser consultado sobre los resultados económicos de Venezuela en 2024 recordó que la celebración de los comicios presidenciales el pasado 28 de julio dejaron como saldo «un cambio de ritmo en el comportamiento de la actividad económica», convirtiéndose en un punto de inflexión que se tradujo en el paso «de la certidumbre a la incertidumbre política, considerando las expectativas que se crearon antes del evento electoral y que cambiaron a raíz del incremento de la actividad política en el país».
Sostiene que este nuevo escenario influyó en la desaceleración de la actividad económica durante el tercer y cuarto trimestre del año 2024, «así lo refleja la encuesta cuantitativa que hace la propia Fedecámaras, que refleja una caída de 2,2% en la actividad económica durante el tercer trimestre (…) Un año que a partir de las expectativas que se tenían, inició con un fuerte impulso en el primer semestre del año y que vemos que ahora está cambiando».
Crespo explicó que a esto se le sumaron las distorsiones en el tipo de cambio, tomando en cuenta que «la política cambiaria que se venía desarrollando en el país hizo aguas a partir del mes de agosto, cuando apareció el fenómeno de la brecha cambiaria y todas las distorsiones que esto viene generando en los niveles de precios de la economía venezolana».
A partir de ello, explicó que el año 2024 ha dejado «una desaceleración en el último semestre del año, la ralentización de la economía, a raíz de un cambio de ritmo con respecto al primer semestre, distorsiones en el tipo de cambio, una depreciación que -a la fecha- está rondando el 36% y que eso va a tener impacto e implicaciones en los niveles de precio».
Frente a la última aseveración explica que la posibilidad o la imposibilidad de acceder al mercado cambiario oficial obliga al ciudadano a recurrir a otro mercado para adquirir las divisas, aunque esto represente un mayor precio, «y eso va a tener el reflejo en el momento de que se deba reponer inventario, asumir algunos costos y vas a tener que reflejarlo a niveles de precios, que al mantenerse genera impacto inflacionario».
El Magister Scientiae en Moneda e Instituciones Financieras, recordó que el Observatorio Venezolano de Finanzas situó la inflación del mes de octubre en 9,6% y 12,5% para el mes de noviembre. En cuanto a las cifras oficiales, indicó que aún se encuentran a la espera de su publicación.
Sin embargo, los datos que se manejan reflejan que existe una aceleración en los precios, sobre todo para el último trimestre, «todo esto vinculado fundamentalmente sobre todo el ritmo de la actividad económica vinculado a la incertidumbre que se genera por el clima político en el país a partir del 28 de julio».
Añadió que, al cierre del año, es posible observar un fenómeno conocido como la «desalarización del trabajo», tomando en cuenta que ya se contabilizan más de 1.000 días sin ajuste del salario mínimo nacional, lo que impacta especialmente a los trabajadores públicos, «destruyendo sus ingresos, su poder adquisitivo y además afectando reivindicaciones fundamentales que tenía el sector vinculado a prestaciones caja de ahorro y algunas bonificaciones atadas al salario (…) lo que les pone en una situación de vulnerabilidad en cualquiera de los de los indicadores de pobreza que pudiéramos utilizar, bien sea la línea de ingreso, la pobreza multidimensional o la pobreza extrema».
El economista Luis Crespo, adelantó que el próximo año estará marcado por el escenario político, institucional y geopolítico, específicamente en lo que respecta a las relaciones con la nueva gestión del Gobierno de Estados Unidos; todo ello, generando repercusiones en materia de crecimiento económico, la estabilidad de precios, estabilidad del tipo de cambio, así como en términos de pobreza y en los niveles productivos del país.