Nuevamente los trabajadores de la administración pública llevaron su descontento a las calles caraqueñas
A las 11 de la mañana la esquina El Chorro parecía una olla de presión. Trabajadoras y trabajadores del sector público se reunieron para marchar por todo el centro de Caracas, hasta el Ministerio de Educación, y exigir que les aumenten el salario con el dinero «desaparecido» en presuntos hechos de corrupción.
«Claro que hay dinero, pero está en el bolsillo de los enchufados», afirmó Leida Brito, la «abuela del casco rojo», parada con su pancarta frente a la barrera policial.
Lo primero que llamaba la atención era la urna que cargaba Judith Bracamonte, trabajadora universitaria.
Cuando se le preguntaba a quién quería entregarle este símbolo de la muerte del salario, respondía sin dudarlo: «A Maduro». Aseguró que el día que les den un aumento digno «volverá a revivir» el salario».
Con una corneta Adrián Bolívar, presidente de Fenasoesv, reiteró que el gobierno debe dar el brazo a torcer.
Bolívar aseveró que si hay dinero para los corruptos debe haber para los trabajadores.
Según sus cálculos si a cada venezolano se le dieran dos millones de dólares del dinero robado por la corrupción se lograría salir de la pobreza.
Edecio Bastidas, secretario general del sindicato de trabajadores de la Unellez-Barinas, advirtió que no volverán al trabajo «hasta que no nos apliquen el artículo 91 de la Constitución: un salario digno para los trabajadores universitarios y para todo el sector público». Bastidas puntualizó que se mantienen en protesta desde el 9 de enero. «Y si nos toca venir a Caracas para el 1 de mayo, venimos a Caracas a decirle un no rotundo a este gobierno que se puso a espaldas de los trabajadores del país». Son más de mil trabajadores que tienen la esperanza de un ingreso que les permita vivir.
«Dicen que no hay real, pero hoy sale en las noticias que el robo de Pdvsa pasa de 23 mil millones de dólares» y eso es «una grosería del gobierno», reprochó Bastidas. «El pueblo está cansado, Puede haber un estallido social. El trabajador no aguanta el hambre. Es guapo el que tiene tres y cuatro muchachos pequeños». Insistió en que, si trabaja en una institución, el Estado debe pagar un buen salario.
El profesor José Gregorio Afonso, presidente de la Apucv, ratificó -megáfono en mano- que en el país hay suficiente dinero para pagar aumento de sueldos y salarios.
Dirigentes del Inces denunciaron una política de hambre contra los trabajadores públicos.
De la esquina El Chorro marcharon, bajo una fuerte custodia policial, hasta la avenida Urdaneta.
Las consignas contra el gobierno retumbaron en el centro caraqueño.
El abogado y defensor de derechos humanos Eduardo Torres exigió la libertad de los trabajadores encarcelados por el juez Mascimino Márquez, hoy juzgado por presuntos hechos de corrupción.
También llamó a la unidad de los trabajadores para lograr cambios económicos y políticos.
Por la avenida Urdaneta, una de las principales de Caracas, caminaron hasta la sede del Ministerio de Educación, en la esquina de Salas.
«Estamos cerca de Miraflores», comentó uno de los manifestantes, medio en broma y medio en serio.