La Asociación Civil Buena Voluntad, en alianza con la Casa Ronald McDonald, aplica el modelo internacional de evaluación ocupacional para determinar las habilidades y poder enlazar a los jóvenes con las empresas
Una cara de la moneda es Érika, venezolana y mamá de un joven con discapacidad. Según lo contó este martes durante la rueda de prensa para difundir los resultados de la campaña «Gracias de Corazón» de McDonald, Érika se ha enfrentado a empresas que les cierran las puertas; a empleadores que lo consideran «bobo»; a la incertidumbre por el futuro y al anhelo de poder vivir 100 años para defenderlo.
La otra cara de la moneda es Leo, un muchacho de 25 años que trabaja en el restaurante de McDonald de la Torre Lincoln. «Soy embajador, pero me la paso en todas partes; en servicio, cocina, llevando los pedidos, atendiendo a los clientes», contó a contrapunto.com. «Me siento perfectamente bien, muy bien. En otros trabajos no me sentiría tan bien como me siento en McDonald». Le gustaría ayudar a otras personas con discapacidad: «Darles el trato que se merecen y ayudarlas a salir adelante».
La Asociación Civil Buena Voluntad y la Casa Ronald McDonald se aliaron para la inclusión laboral de personas con discapacidad. Caroline Ruiz, directora ejecutiva de Buena Voluntad, contó que en 2025 esperan crecer en el interior del país en cuatro ciudades principales: Valencia, Maracaibo, Puerto Ordaz y Barquisimeto. «La idea es poder llegar a través de la virtualidad. Este año hemos hecho un esfuerzo gigantesco para llegar a eso, a fin de llegar en enero con un equipo solo para atender el interior del país».
Buena Voluntad aplica, como recordó Ruiz, el modelo internacional de evaluación ocupacional, que tiene el respaldo de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y que permite determinar las habilidades y destrezas de cada sujeto a fin de hacer el match con los empleadores. El modelo busca identificar elementos como motricidad fina y tiempo para el trabajo, e identificar el mejor puesto. Hay, al menos, 300 personas en lista de espera, y la idea es apoyar cada vez a más familias. Necesitamos más empresas que se sumen, subrayó: «Nosotros trabajamos con todo tipo de discapacidades leves que puedan ir al campo laboral».
La Casa Ronald McDonald mantiene su foco en la recepción de familias del interior del país que necesitan un lugar donde hospedarse mientras niñas y niños se someten a chequeos o tratamientos médicos. Y también -como lo señaló la gerente, Keltze Azpirichaga- recibir «a los chicos con discapacidad y que puedan hacer las pruebas lo más pronto posible» para la inserción laboral.
«Cumplimos 20 años el año que viene y vamos a estar haciendo diferentes iniciativas para recaudar fondos y cumplir con nuestros programas», resaltó Azpirichaga.
Tanto Buena Voluntad como la Casa Ronald McDonald van a desarrollar, en 2025, La Ruta, iniciativa que incorpora a otras organizaciones y que espera garantizar inserción laboral y salud en el interior del país. «Para poder incluir necesitamos tres cosas: apoyo familiar, las ganas de salir adelante y las ofertas laborales», destacó Ruiz. Si la muchacha o el muchacho «es bueno para doblar ropa, vamos para Traki. Si es bueno para ordenar y estructurar, va a Farmatodo», ejemplificó.
Gracias a este esfuerzo conjunto, al menos 120 personas con discapacidad del interior de Venezuela posiblemente encontrarán un lugar para su desempeño laboral.