«Hemos dicho que la OIT ofrezca la asistencia técnica, con toda la experiencia que tiene, para ir a un proceso de legitimación de todas las centrales sindicales, federaciones y sindicatos que no han podido realizar sus procesos, que son la gran mayoría», subraya el presidente de Fedeunep
La administración pública venezolana está como los pacientes en terapia intensiva que mejoran un poquito y pasan a una habitación, pero siguen delicados de salud. Esta es la mejor descripción que puede encontrar Antonio Suárez, presidente de la Federación Nacional de Empleados Públicos (Fedeunep), para describir lo que sucede. «Si mejoras la calidad del trabajo, desde el insumo que necesitas para trabajar, un buen equipo, una buena conexión a internet, agua, el uniforme que necesita cada sector», la situación puede ser mejor. «El tema de las condiciones de trabajo de la administración pública es vital, es demasiado importante», sostiene. «Hay que entrarle a ese tema».
Según datos no actualizados hay 3 millones de personas en la administración pública, además de un millón de jubilados. La mayor parte de la nómina la acaparan los ministerios de Educación y de Salud. Son trabajadores mal pagados y que trabajan en malas condiciones. Y que este diciembre recibirán una bonificación de fin de año con base en el salario actual: «A menos que aumentaran el salario en el mes de octubre», aclara. «Los aguinaldos estarán basados en el salario que tengan los trabajadores hasta octubre, a menos que aumentaran el salario en el mes de octubre, antes del cierre. De lo contrario el cálculo se hace con base en el salario que tengas hasta octubre».
«En Fedeunep hemos insistido en mejorar el salario», recuerda. En pandemia «comenzamos la campaña para que se diera el bono Cepal» y llegar a unos 150 dólares. En el gobierno «empezaron un proceso de microrrecuperación del ingreso» que llevó el salario a 130 bolívares. «Comenzó la bonificación. El salario es el salario, está rezagado y hay que mejorarlo para que se muevan las escalas de todos los sectores».
Como «han ido progresivamente mejorando el ingreso» con el pago de bonos, un primer paso para aumentar el salario es la salarización de los bonos, lo que tendrá un impacto en las prestaciones y los bonos de fin de año y de vacaciones. Se podría salarizar entre 40% y 50% de los bonos, estima. «No estoy aupando al gobierno. Si alguien se ha caracterizado por oponerse al gobierno he sido yo, pero hay que ayudar a los que están sufriendo aquí».
Suárez propone aumentar el monto de los bonos: «Tienen que llegar, por lo menos, al doble de lo que se está dando en este momento. Como mínimo».
También se refiere a la entrega de una macolla a los trabajadores, y plantea algunas acciones para que haya transparencia en su manejo. «Está demostrado que, si no hay participación del doliente, se pierde el beneficio».
Para atender la salud, y en vista de la desaparición del HCM, sugiere comenzar con la recuperación de los servicios de cada institución. «Se puede tomar toda la partida de los HCM y los fondos administrados de salud, junto con los fondos de la tesorería de seguridad social, y crear un gran fondo de salud con participación de los dolientes, activos y jubilados», describe.
Sobre el problema global del movimiento sindical, Suárez advierte que los sindicatos de base deben legitimarse para dar paso a la renovación de las centrales sindicales. «En las elecciones de la CTV no votan los panas; votan los afiliados a los sindicatos, los afiliados a las federaciones». Puede ser un proceso amplio, masivo, «en el que se respete la autonomía de las organizaciones y que, incluso, pueda estar apoyado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT)», expone.
«Hemos dicho que la OIT ofrezca la asistencia técnica, con toda la experiencia que tiene, para ir a un proceso de legitimación de todas las centrales sindicales, federaciones y sindicatos que no han podido realizar sus procesos, que son la gran mayoría», subraya.
No hay dinero en las organizaciones sindicales para emprender este proceso: «No tienen ni cómo comprar un toner», admite. Por eso, propone que sea con la OIT y con el CNE. «En un año se puede montar ese proceso de legitimación. Y muy importante: que ganadores y perdedores respeten los resultados». Esta es una idea «para un proceso de legitimación, con apoyo del Estado pero sin intervención; apoyo del Estado a través del CNE».
¿Y si no se hace? «Le tocará a cada grupo sindical hacerlo como pueda», advierte. Esta crisis afecta la consecución de una agenda común.