El economista francés Gabriel Zucman considera que la tasa universal del impuesto a los «ultra ricos» evitaría «la carrera (de las personas adineradas) hacia países con impuestos bajos»
El ministro brasileño de Relaciones Exteriores, Mauro Vieira, afirmó este martes que las negociaciones para crear un impuesto universal del 2% sobre la riqueza de los «ultra millonarios» avanzan en el G20, pese a que algunos países ya manifestaron su rechazo al tributo.
«Varios países también se manifestaron a favor de ese impuesto, entonces lo que tenemos que hacer es seguir conversando y avanzando en ese tema«, afirmó el canciller en la rueda de prensa en Río de Janeiro que concedió tras la conclusión de una reunión de ministros de Desarrollo de los países del G20.
Según reseñó la agencia de noticias EFE, al ser interrogado sobre el futuro de un impuesto ya rechazado por países influyentes como Estados Unidos, Vieira admitió las divergencias, pero dijo que el asunto sigue en negociación.
La creación del impuesto volverá a ser abordada en la reunión que tendrán jueves y viernes también en Río de Janeiro los ministros de Economía del G20, el foro que reúne a las mayores economías del mundo junto con la Unión Europea y la Unión Africana.
Brasil, que ejerce actualmente la presidencia temporal del G20 y será el anfitrión de la Cumbre del foro en noviembre próximo en Río de Janeiro, asumió como suya la propuesta de impuesto del economista francés Gabriel Zucman, profesor asociado de la Universidad de Berkeley y uno de los mayores expertos mundiales en fiscalidad.
Zucman, invitado a una reunión que los ministros de Economía del G20 tuvieron en São Paulo este año, explicó que la tasa universal evitaría «la carrera (de los ricos) hacia países con impuestos bajos» y que, si se aplicara a los cerca de 3.000 millonarios que existen en el mundo, se podrían recaudar unos 250.000 millones de dólares adicionales de forma anual.
La ONG Oxfam, que apoya la iniciativa, alega que un impuesto de hasta el 5% al patrimonio y las ganancias de los más ricos en los países del G20 sería suficiente para acabar con el hambre mundial.
Pese a que la iniciativa cuenta con el apoyo de países como Francia y Brasil, Estados Unidos ha manifestado sus resistencias.