El talento humano y la posibilidad de obtener ganancias son razones suficientes para que los capitales extranjeros se instalen en territorio nacional
Llorar porque no se puede ver el sol, o confeccionar pañuelos para quienes lloran. Unos, se van por el primer camino. Otros lanzan los dados por el segundo. En un mundo con los conflictos a flor de piel, ¿habría oportunidad para las empresas venezolanas?
Francisco López, expresidente de la Cámara Inmobiliaria e integrante de un equipo que aspira a dirigir Fedecámaras, considera que las complicaciones de la geopolítica les abren las puertas a los empresarios del país. «El mundo está revuelto, Europa está revuelta, el Medio Oriente no te quiero ni contar, Estados Unidos tiene sus problemas. Los capitales no solo obedecen a lo político; necesitan rendimiento. ¿Y qué mejor que Latinoamérica para darle cierta seguridad?», explica.

López, quien forma parte del equipo que lidera el empresario Felipe Capozzolo, rememora lo sucedido en las primeras décadas del siglo XX, cuando el petróleo atrajo el interés hacia el continente: «Los capitales se voltearon y empezaron a invertir en Latinoamérica». Ya hay fondos extranjeros que buscan espacio en la región. «¿Qué te parece si nosotros salimos a vender nuestro país? Nosotros somos embajadores de Venezuela».
-¿Qué vendería?
-Las posibilidades de los márgenes de rendimiento en el país. Tenemos talento, tenemos una cantidad de emprendedores que los podemos transformar en empresarios formales. Un capital lo que busca es rendimiento y seguridad jurídica. Debemos tratar de buscar un equilibrio.
La situación sociopolítica de Venezuela no debería impedir este acercamiento a posibles inversionistas, razona. De manera muy pragmática, López se refiere a Cuba, y pregunta: «¿Tiene más o menos seguridad jurídica que Venezuela?». Habla de Turquía, Egipto y China. «En Cuba recogieron 2.900 millones de dólares focalizados en los hoteles. Egipto recogió 15 mil millones; Turquía, con su problema político, recogió 20 mil millones. China captó 180 mil millones de dólares en inversión extranjera de empresas americanas, aunque la política parece mostrar que están peleando entre ellos».
Con base en estos ejemplos, plantea que los empresarios pueden salir a ofrecer las bondades de la Isla de Margarita, Paraguaná y otros lugares. «Nosotros tenemos los talentos, pero abandonamos los espacios. Venimos con una propuesta de volver a tomar esos espacios, porque generamos los espacios para las empresas nacionales que necesitan vender, necesitan flujo de caja, y ese flujo de caja debe llegar a los empleados».
Empresas rentables y gente con dinero en sus manos: «Esos son los pilotes de empresas fuertes para un país fuerte», enfatiza López.
En 2019, según datos de Fedecámaras, quedaban 3.500 empresas de las 12.500 que hubo en algún momento. De acuerdo con información oficial, entre 2020 y 2024 se registraron más de 100 mil pequeñas y medianas empresas en el Saren.