El salario mínimo en Venezuela se ha convertido en un monto simbólico, el más bajo de América Latina, como consecuencia de la hiperinflación y la prolongada crisis económica. Ante esta realidad, las empresas privadas han adoptado el concepto de “ingreso integral”, que combina el sueldo base con bonificaciones no salariales, para preservar el poder adquisitivo de sus trabajadores.
Según explicó Marianela Alvarado, profesora y facilitadora de la Asociación Venezolana de Gestión Humana, en entrevista con Fedecámaras Radio, las bonificaciones utilizadas por las empresas no tienen impacto en los pasivos laborales, es decir, no se incluyen en el cálculo de utilidades, bono vacacional ni prestaciones sociales. “El objetivo es proteger el flujo de caja inmediato del trabajador sin afectar la salud financiera de la compañía a largo plazo”, señaló.
Alvarado indicó que “ya no se habla de salario mínimo, ya se habla de ingreso integral del trabajador”, en referencia a la estrategia empresarial para mantener el poder de compra frente a la inflación. Esta modalidad permite a las compañías ajustar los ingresos sin comprometer obligaciones legales futuras.
Además, se observa una tendencia creciente a incrementar los componentes con impacto legal, como pagos variables, para que los beneficios como utilidades y prestaciones sociales sean más significativos. En el sector privado, las estructuras salariales se mantienen definidas por niveles jerárquicos y responsabilidades, mientras que en el sector público se presume la existencia de tabuladores, aunque sin transparencia sobre sus montos y diferenciaciones.
En cuanto a cifras concretas, el salario promedio mensual en el sector privado para el nivel operativo, que incluye auxiliares, asistentes y operarios, oscila entre 306 y 490 dólares, con una mediana de 385 dólares, según datos compartidos en el programa Análisis de Entorno.
Este modelo de compensación refleja la adaptación del mercado laboral venezolano a un entorno económico complejo, donde las empresas buscan equilibrar sostenibilidad financiera con bienestar laboral.






