Su tableta con leche 52 % quedó en el primer lugar en una de las categorías del Concurso Nacional de Chocolate Venezolano de 2022. Ya tiene 100 plantas de cacao para poder hacer el proceso completo en su residencia en Caracas
Entre la Anakarina Silva que a los 17 años estaba sembrando yuca cerca de Aguasay (Monagas), y la Anakarina Silva que creó un tableta de chocolate ganadora de un primer premio, han pasado muchas cosas. Sobre todo, muchas plantas de cacao, muchas horas de invención en el laboratorio que organizó en su residencia en Caracas y mucho amor por el chocolate.

Silva habla de sí misma; de su tránsito de mujer que hizo estudios de administración -una carrera desabrida para ella- y cocina -donde encontró la sal que buscaba-, y que se dedicó a levantar una familia. Hasta 2017, cuando se formó como chocolatera y descubrió el significado de la pasión. En el chocolate y en el cacao «me he encontrado yo», admite.
En el cacao y en el chocolate "me he encontrado yo", subraya Anakarina Silva, fundadora de Cata Cacao y maestra chocolatera https://t.co/42omNWTgM0 pic.twitter.com/6R78muJ7aK
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El sábado 7 de junio esta mujer emprendedora recibió en su casa-centro de producción a la profesora Hirwing González, directora de formación de Centro de Innovación y Emprendimiento de la UCAB; a Manuel Gómez, director de Acción Campesina y a un grupo de personas dispuestas a aprender y a emprender.

El hogar de Silva huele a chocolate desde que se atraviesa la puerta. Un saco de cacao da la bienvenida a su espacio y a su historia, a la historia de la menor de cuatro hermanas que quería estudiar cocina y se encontró con la voluntad de una mamá que deseaba dejarle una carrera «formal» como legado.
Hace menos de 10 años los pasos de pareja la llevaron a Bolivia con su entonces esposo, y en La Paz comenzó a preparar comida venezolana y a venderla con una amiga. Uno de los platos era el pollo con cacao. Al regresar a Venezuela, investigó sobre el cacao y se animó a hacer un curso de chocolatería. «El corazón me latía como cuando estás enamorada», describió. «Pensé unir las dos pasiones: la tierra y la cocina». Pasó a la acción: «Senté a mi familia y le dije que quería hacer chocolate hasta el último día de mi vida».

Al principio los elaboraba envueltos en papel de aluminio, animada por la ilusión. Poco a poco pasó a otros empaques, a nuevas formulaciones. Manuel Gómez le llevó 100 plantas de cacao para que, una vez productivas, pueda desarrollar el proceso completo. Mientras tanto, Silva recorre el país para conseguir cacao de origen de distintas zonas. También ha apoyado el proyecto chocolatero de un empresario en República Dominicana, y participó en una muestra de productos venezolanos en Italia invitada por Bancoex.

«Tengo relación directa con los productores», contó Silva con orgullo. «El secreto es ir al campo, ir a la tierra, probar la calidad». En este momento trabaja con productores de Chuao y Cumboto (Aragua), además de Barlovento (Miranda). Recibe el cacao fermentado y seco, lo revisa, lo selecciona por tamaño para poderlo tostar. Luego, ese cacao pasa por la descascarilladora, donde se separan los nibs (con los que se prepara la pasta de cacao) de la cascarilla (que se emplea para infusiones).

El paso siguiente es la magia del laboratorio. Las formulaciones. Su buen gusto y su cultura. La inspiración que la saca de la cama de madrugada para nuevas pruebas. Así nació su tableta 52 %, armada con cacao de Cumboto y con la que ganó el Concurso Nacional de Chocolate Venezolano realizado en el contexto de la Expoferia Cacao y Ron organizada por la Gobernación de Miranda en 2022.
Anakarina Silva, fundadora de Cata Cacao, explica el secreto de su tableta 52 %, ganadora del Concurso Nacional de Chocolate Venezolano en 2022: Las personas que la prueban llegan a sentir que están en Cumboto https://t.co/42omNWTgM0 pic.twitter.com/TrNNutkNj8
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«Lo que sienten muchos» a probar la tableta «es que pueden trasladarse a Cumboto», expresó.

Su meta es poder confeccionar sus barras de chocolate con el cacao que está creciendo en su casa. También, aumentar la producción (ahora puede preparar unas 2 mil tabletas al mes) y exportar.

Además, está formando a otras mujeres que quieran iniciarse en este camino, como María Claudia y Estefanía. Y sin dejar de pensar en grande pero con los pies en la tierra, al tiempo que sueña otras mezclas en su hamaca de Aguasay.