Según el economista César Aristimuño la disponibilidad de divisas para operaciones de crédito es de 250 o 300 millones de dólares, recursos que serán prestados «mediante un celoso esquema de evaluación de riesgo»
Los créditos en dólares pueden ser una medida sana que permita a la banca venezolana intermediar recursos en moneda dura, mejorar su rentabilidad y abrir las posibilidades de financiamiento a cierto sector de la economía, aseveró el periodista José Gregorio Yépez. Sin embargo, aclaró, el monto de los recursos no va a ser muy alto.
Según el economista César Aristimuño la disponibilidad de divisas para operaciones de crédito es de 250 o 300 millones de dólares, recursos que serán prestados «mediante un celoso esquema de evaluación de riesgo» y que no llegarán a todo el mundo, porque «la banca solo presta a quienes tienen capacidad de pagar» al no poder arriesgarse a tener una cartera morosa en dólares.
«Cualquier banco pequeño de la región maneja un monto igual o superior al que corre por todo el sistema financiero local en el tema de créditos», comparó Yépez en su programa Con los pies planos, transmitido por la cuenta en Instagram de contrapunto.com.
Es poco probable que los créditos en dólares beneficien a personas que tengan menos de mil dólares: Solo las que posean un flujo de caja en divisas y depósitos que garanticen su capacidad de pago serán las favorecidas.
Carreta sin ruedas
«Una economía sin crédito es una carreta sin ruedas subiendo una cuesta, y así está demostrado en la historia reciente. La necesidad de tener el mundo financiero abierto y con capacidad de maniobra es importante para mantener un aparato productivo sano y dinámico», recuerda. Esto es cierto para los países y las personas.
Venezuela es el ejemplo de las complicaciones que causa no poder acceder al crédito, señala, ya que el país no puede entrar al mercado internacional «porque no posee los avales suficientes». El FMI no reconoce a Maduro y tampoco considera a Guaidó jefe del Estado. «Esto impide que un organismo multilateral pueda liberar recursos para planes de inversión». Además «el mercado de deuda global está cerrado para el Estado venezolano por la situación de impago en la que se encuentra la nación».
Por ende, la economía venezolana no puede recibir el reimpulso que la haga salir del caos, tales como líneas de crédito de las multilaterales, subraya. Tampoco hay líneas de crédito en el mercado interno.
En medio de condiciones muy adversas el BCV «obligó a la banca a mantener en reservas buena parte del dinero que gestionan bajo la figura del encaje legal», lo que «restringe la cantidad para prestar» y se hace «con la finalidad de que esos recursos que iban destinados al crédito no se fueran a perseguir dólares y a presionar el tipo de cambio».
Hoy día en el país no hay un banco al cual acudir «para financiar una casa, un carro, una inversión», e incluso «los límites de la tarjeta de crédito son ridículos».