El Banco Central Europeo señala que «la expansión cuantitativa verde tiene beneficios medioambientales limitados, por lo que es una herramienta débil para afrontar el cambio climático»
Las compras de la llamada deuda verde tienen un efecto limitado en la polución de la zona del euro y a nivel global, según lo señala el informe del Banco Central Europeo (BCE). Sin embargo señala que estas pueden acelerar las inversiones en tecnologías para la transformación ecológica.
En un estudio, publicado este lunes, los economistas del BCE Alessandro Ferrari y Valerio Nispi Landi analizaron si las compras de la denominada deuda verde por parte de los bancos centrales contribuyen a reducir las emisiones de CO2, cuando los gobiernos introducen gradualmente impuestos al carbono, y tratan de entender cómo se pueden adaptar estas medidas para ampliar su efectividad.
Un cable de la agencia EFE, replicado por diversos medios internacionales señala que las simulaciones del BCE muestran que «la expansión cuantitativa verde puede frenar las emisiones desplazando la demanda del sector marrón al verde», según el informe titulado «Hacia la economía verde: la importancia de las compras de activos del banco central».
Sin embargo, añade el informe, «el efecto en la existencia de polución de la zona del euro y global (la suma acumulada neta de las emisiones) es pequeño».
Más adelante se indicas que los autores añaden que estos resultados están obtenidos «en un modelo con suposiciones generosas en favor de la efectividad de la expansión cuantitativa verde».
Las compras de deuda verde de un banco central pueden aumentar los intereses de los activos marrones, los bonos de las empresas que más CO2 emiten, y de este modo reducir las emisiones, pero no proporcionan una evaluación cuantitativa de este efecto.
Esta política monetaria es deseable si no existe un impuesto sobre el carbono.
Otros economistas citados en el informe también opinan que la expansión cuantitativa verde temporal tiene un «efecto limitado en la polución».
«La expansión cuantitativa verde tiene beneficios medioambientales limitados, por lo que es una herramienta débil para afrontar el cambio climático», dice el BCE.
La introducción gradual de impuestos permanentes sobre el carbono reduce la producción, porque las empresas marrones tienen más costes, y reduce los precios, porque los hogares reducen la demanda al esperar ingresos más bajos en el futuro.
Además, las compras de deuda verde estimulan la producción y los precios, compensando parcialmente el impacto económico del impuesto, que es deflacionario.
No obstante, la transición a una economía verde podría causar grandes transformaciones en las tecnologías de la producción y las compras de deuda verde pueden acelerar estas transformaciones, según los economistas del BCE.
La Unión Europea (UE) quiere ser neutral con el clima en 2050 y se compromete a mantener el aumento de la temperatura media global bien por debajo de 2ºC sobre los niveles anteriores a la industrialización.
Finalmente el cable de EFE señala que «aunque los gobiernos elegidos democráticamente son los principales responsables de lograr este objetivo, los bancos centrales también puede tener una función», añade el informe.
Por ello bancos centrales como el BCE, el Banco de Inglaterra y el Sverige Riksbank de Suecia han comenzado a estudiar como descarbonizar su balance y sus carteras de deuda.