Se necesita «una respuesta coherente y coordinada a escala mundial para evitar que esta crisis de salud pública desencadene una crisis alimentaria en la que las personas no puedan encontrar o pagar alimentos», expuso el director de la agencia, QU Dongyu
El director general de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), QU Dongyu, solicitó que en medio de la pandemia de coronavirus no se interrumpan las cadenas de suministro de alimentos.
«Cualquier interrupción en las cadenas de suministro de alimentos intensificará tanto el sufrimiento humano como el desafío de reducir el hambre en todo el mundo», señaló el representante de la FAO en un artículo difundido este jueves 2 de abril. «Debemos hacer todo lo posible para no dejar que eso suceda. La prevención cuesta menos. Los mercados mundiales son fundamentales para suavizar las perturbaciones de la oferta y la demanda en todos los países y regiones, y debemos trabajar juntos para garantizar que las interrupciones de las cadenas de suministro de alimentos se minimicen tanto como sea posible».
La pandemia «está ejerciendo una enorme presión sobre los sistemas de salud pública en todo el mundo», y aunque el costo humano será alto, «para reducir el riesgo de un costo aún mayor (escasez de alimentos para millones, incluso en países ricos) el mundo debe tomar medidas inmediatas para minimizar las alteraciones de las cadenas de suministro de alimentos».
Dongyu insistió en que se necesita «una respuesta coherente y coordinada a escala mundial para evitar que esta crisis de salud pública desencadene una crisis alimentaria en la que las personas no puedan encontrar o pagar alimentos».
Por ahora, añadió, la COVID-19 «no ha implicado ninguna presión sobre la seguridad alimentaria, a pesar de los informes anecdóticos de supermercados atestados de clientes. Si bien no hay necesidad de pánico (existe un suministro de alimentos en el mundo suficiente para alimentar a todos), debemos prepararnos para un gran desafío: el riesgo de que los alimentos puedan no estar disponibles allí donde se los necesita».
Los cierres y bloqueos como consecuencia del coronavirus han creado «cuellos de botella logísticos que generan efectos de rebote en las largas cadenas de valor de la economía global moderna».
«Las restricciones de movimiento, así como las medidas de distanciamiento social que afectan a los trabajadores, pueden impedir que los agricultores produzcan alimentos y que los procesadores de alimentos (que manejan la mayoría de los productos agrícolas) no puedan realizar su trabajo. La escasez de fertilizantes, medicamentos veterinarios y otros insumos también podría afectar la producción agrícola», reflexionó.
«Los cierres de restaurantes y las compras menos frecuentes de comestibles disminuyen la demanda de productos frescos y pesqueros, afectando a los productores y proveedores, especialmente a los pequeños agricultores, con consecuencias adversas al largo plazo para la población cada vez más urbanizada del mundo, ya vivan en Manhattan o en Manila. La incertidumbre sobre la disponibilidad de alimentos puede llevar a los encargados de formular políticas a implementar medidas comerciales restrictivas para salvaguardar la seguridad alimentaria nacional. Dada la experiencia de la crisis mundial de precios de alimentos de 2007-2008, sabemos que tales medidas solo pueden exacerbar la situación», subrayó.